Caracas: noches sin luz
Caracas engaña. Aún en medio de la sequía que mantiene los tanques de agua vacíos y obliga a muchos a bañarse con tapara, el cielo absolutamente azul y la floración masiva de los araguaneyes que pintan la maraña de bejucos de amarillo fulgurante, distraen la vista del deterioro profundo que ha sufrido la ciudad. Llegar a casa, además, produce un placer y un regocijo únicos que opacan cualquier percepción inquietante. Por eso, el miércoles 6 de marzo, fecha en que volví por pocos días a Caracas, les decía a todos mis allegados con los que hablaba: “tengo agua, tengo electricidad, tengo internet y, además, tenemos a Guaidó, ¿qué más queremos?"