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China y España esconden los orígenes de la humanidad

Las claves para entender las primeras migraciones de los seres humanos fuera de África se esconden en Europa y Asia, y una cooperación entre España y China se encuentra tras la pista

Fotografía: Efeverde.com
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El trabajo en conjunto que mantienen China y España desde hace décadas ha acercado a descubrir las raíces de las olas migratorias de los primeros hombres. Con yacimientos que en distintas épocas revolucionaron la antropología en las afueras de Pekín y en Atapuerca al norte de la península ibérica, ambas naciones esconden claves para entender las primeras migraciones de seres humanos fuera de África.

Expertos como José María Bermúdez de Castro –codirector de las excavaciones en Burgos, España- o los profesores Liu Wu y Wu Xiaojie del Instituto de Paleontología y Paleontropología de China comparten desde principios de esta década datos y métodos para avanzar en el misterio del origen del hombre.

Ello permitió el año pasado que este equipo chino-español -en el que figura la antropóloga orensana María Martinón- descubriera los vestigios más antiguos de Homo Sapiens. «Nos ha unido un gran proyecto en el que estaremos trabajando muchos años», subrayó Bermúdez a la agencia española EFE. 47 dientes de entre 80.000 y 120.000 años de antigüedad se hallaron en las cuevas de Daoxian, en el centro de China.

China y España poseen dos de los restos más antiguos de homínidos en Eurasia: los más antiguos encontrados en la Sima del Elefante de Atapuerca en 2008 tienen 1,3 millones de años, mientras que en el sur de China el llamado «hombre de Yuanmou», hallado en 1965, data de hace 1,7 millones de años.

Junto a los cinco homínidos encontrados en Dmanisi, Georgia, entre 2001 y 2005, de 1,8 millones de años, y hallazgos de antigüedad similar en Indonesia, otro paraíso para los antropólogos, Atapuerca y Yuanmou animan a reflexionar sobre cuándo y cómo salieron nuestros antepasados de África y por dónde se extendieron.

«En los últimos años, estudiando los fósiles y teniendo en cuenta las variaciones de clima, paisaje y hábitat, creemos que la evolución fue mucho menos lineal» de lo considerado en teorías clásicas, explicó Martinón en la charla que ella, Bermúdez y sus dos colegas chinos ofrecieron esta semana en el Instituto Cervantes de Pekín.

«Es posible que las especies llegaran a Eurasia en diferentes oleadas y por tanto haya relaciones de parentesco pero que no evolucionaron únicamente en un lugar», destacó la antropóloga gallega, actualmente en el University College de Londres, que se ha unido recientemente a la mencionada cooperación hispano-china.

Chinos y españoles se complementan en un momento en el que la nación ibérica acumula 40 años de tradición en excavaciones y acumula 80% de los datos de homínidos en Europa, mientras que el país asiático tiene más de una decena de yacimientos de primer nivel y los recursos para financiarlos.

Los dos países siguen excavando en busca de más restos. En Atapuerca, explicó Bermúdez, hay trabajo «para 100 o 200 años más» y en China los últimos hallazgos de la Montaña del León, en el sur del país, han creado conmoción con los restos similares a los neandertales.

Hasta ahora solo se habían hallado restos de esta especie extinta, quizá la más cercana a nuestro Homo Sapiens actual, en Europa, pero el llamado «hombre de Maba» ofrece muchas similitudes, aunque no sea exactamente idéntico, explicó la profesora Wu Xiujie.

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