Crónica

El viacrucis de viajar por Venezuela

El infierno de viajar no solo se halla cuando de cruzar la frontera con Colombia o la Cromointerferencia de color aditivo se trata. Los venezolanos que aún quedan en el país lidian constantemente con la debacle del sistema de transporte para dirigirse a otras ciudades dentro del país. En plena época de vacaciones, moverse por el territorio se convirtió en un sin vivir

PORTADA: CRISTIAN HERNÁNDEZ (EFE) | FOTOS EN EL TEXTO: ARCHIVO EL ESTÍMULO
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Cuando María Fernanda Mota decidió dedicar algunos días de sus vacaciones a su familia no imaginó que un viaje a Cariaco, que hace con frecuencia desde que estaba niña, se convertiría en esta oportunidad en todo un martirio. Conseguir efectivo suficiente para comprar el pasaje fue su primer reto. El boleto por Expresos Camargüí, en agosto, tenía un costo de tres millones novecientos y debía cancelar un millón novecientos en efectivo y otros dos millones por punto. Su madre logró conseguirle novecientos, pero Mota debió comprar el millón restante a una tasa de 120%. Una vez que tuvo el ticket en mano supo que su salida de Caracas sería a las 8:00 de la noche, tiempo suficiente para terminar de empacar lo necesario y retornar al terminal para abordar el bus y emprender el viaje.

Llegar a Puerto La Cruz, una ruta que generalmente toma tan solo cuatro horas, tardó siete esta vez por las deficientes condiciones en las que la unidad se encontraba. “Me mandaron en un autobús que era una carcacha horrorosa y se quedó accidentado en dos ocasiones”, inmortaliza María Fernanda en su memoria. Ya en San Antonio del Golfo, estado Sucre, a las 6:00 de la mañana, el autobús “se quedó accidentado otra vez, ahí me obstiné y agarré una camioneta hasta Cariaco que me cobró 60 mil en efectivo”.

Viajarcita5El calvario de la educadora no solo quedó en su viaje de ida, también se repitió a su regreso. Para volver a Caracas estuvo cuatro días seguidos asistiendo al terminal de Cariaco para intentar comprar un boleto, pero el esfuerzo fue en vano. “La gente para irse duerme en el terminal porque pasan un listado tres veces al día y el que no esté lo van tachando”, explica. Mota costeó un carro por puesto que le cobró quinientos mil bolívares hasta Cumaná; de Cumaná tomó otro carro por puesto hasta Puerto La Cruz que le cobró cinco millones porque no tenía efectivo, de lo contrario la carrera le habría salido solo en un millón; y, una vez en Puerto la Cruz, agarró un carro hasta Caracas por el que canceló veinte millones más.

Comprar pasajes con antelación ya no existe. Aquellos que deseen viajar a otras ciudades del país deben caerse de la cama para intentar conseguir uno.

En el terminal Cruceros Oriente Sur, en Caracas, se venden boletos diariamente a Carúpano, Cumaná, San Félix, Maracaibo y Trujillo; sin embargo, el madrugonazo no garantiza la adquisición del pasaje, ya que el número de tickets emitidos “dependerá de las unidades disponibles en el día”, alega un trabajador del lugar. En dicho terminal, el costo del pasaje oscilaba en agosto en alrededor de siete millones quinientos mil bolívares y el pago debía realizarse en dos partes: quinientos mil bolívares en efectivo, como una tasa de salida, y siete millones por punto.

La política se repite en Rodovias. El terminal, ubicado en el bulevar Amador Bendayán, abre sus puertas desde tempranas horas, pero las ventas de pasajes comienzan alrededor de las 8:30 o 9:00 de la mañana. A pesar de ello, desde la noche anterior los viajeros pernoctan a las afueras del lugar para conseguir un boleto y son los propios compradores quienes tienen el orden del acceso a las ventas de los mismos. “Los usuarios que llegamos más temprano tenemos el control en una lista en la que se anota a todos los que van a comprar pasaje para viajar. Se pasa la lista a las 10:00 pm y a las 3:00 am, y el que no esté se depura”, explica Mario Lucumi, un viajero. Viajarcita4El proceso de hacer listas se observa en otros terminales de la ciudad como Aeroexpresos y Flamingo, con la diferencia que el pago es solo por punto. Quienes viajan constantemente aseguran que las medidas de pernocta y pagos complicados son nuevas, antes con llegar temprano al terminal podías adquirir el pasaje.

Nelly Ochoa lo confirma. En mayo del año en curso, la ama de casa se dispuso a comprar un pasaje para ella y su esposo. Recuerda que aquellos días el hábito de dormir fuera de los terminales no existían y lo más temprano que llegaba era “a las 5:30 de la mañana a hacer la cola”. No obstante, la puntualidad de su despertador para asistir a La Bandera, Cruceros Oriente Sur y Flamingo, no fue suficiente para conseguir el pasaje. “Uno va y hace la cola y no alcanzan los pasajes o no sale el autobús. Uno se va hasta los terminales a la deriva”.

Viajar hasta San Cristóbal por vía aérea fue su última opción. Esta no estuvo libre de dolores de cabeza pues le dijeron que debía ir todos los días “en la mañana y en la tarde a ver si había disponibilidad”; el día que Nelly no fue se vendieron los boletos. Al final optó por recurrir a contactos de un conocido. Claudia Landaeta*, agente de viajes, informa que la crisis ha afectado el mantenimiento de las aeronaves y la obtención de repuestos debido a la falta de divisas. Como consecuencia, las líneas aéreas que aún operan en Venezuela se han visto en la necesidad de “reducir frecuencias -de los vuelos- y sacar rutas que le sean más rentables”. Landaeta señala que el Gobierno exige a las aerolíneas facturar pasajes a un precio regulado que equivale “lo mismo a una mantequilla y a la nómina de empleados”; los precios que no generan rentabilidad y “limitan las ventas a agencias de viajes”. Viajarcita3 “Subsidiar los vuelos nacionales con los internacionales no conviene”, por lo cual las aerolíneas se han visto en la necesidad de realizar alianzas comerciales en el exterior que hacen que los usuarios se enfrentan a dos situaciones: “hay quienes te venden los boletos en dólares y otros que te las emiten en bolívares al dólar paralelo”, alega Landaeta.

Precios oscilantes

La hiperinflación de Venezuela también agrega otro obstáculo a los viajeros: la emisión de boletos solo de ida por un monto y el de regreso adquirirlo en el destino por otro. Marian Pérez* es oriunda de Maracaibo y reside en Caracas. En mayo decidió que visitaría a su familia a finales de aquel mes y retornaría a la capital la primera semana de junio. Pudo adquirir solo el boleto de ida por un costo de un millón ochocientos mil bolívares, y la agencia de viaje no le dio seguridad de que tuviese oportunidad de adquirir el de regreso para la fecha establecida. Durante insistió para obtener el boleto de retorno. La venta de boletos fue abierta, pero el precio ascendió a seis millones de bolívares. viajes leyenda 1

“Las últimas tres veces que he viajado este año, he tenido que ir así. Ya por las aerolíneas no consigues vuelos. Siempre es un problema, que si abren el cupo, que si hoy cotiza el boleto en tanto y mañana como en 20 millones y así. Ahorita lo dolarizaron y esa misma agencia que siempre uso ya tiene vuelos como hasta diciembre”, comenta.

Landaeta expone que la situación se debe a que hay empresas a las que le otorgan disposición de boletos para fechas específicas y bloqueos en otras. Si el usuario necesita un pasaje para una fecha que la agencia no posee, debe esperar a que se habiliten las fechas y “las tarifas cambian en cada bloqueo”. Además, los boletos aéreos son servicios en los que no recuperas la inversión; es decir, “si vendiste dos meses antes el asiento a un precio, para la fecha del viaje ya debe costar otro debido a la hiperinflación”, por ello las aerolíneas han decidido vender pasajes de manera semanal.

¿Y a la isla cómo se llega?

La reducción de frecuencias no solo les compete a los terminales de autobuses y aerolíneas. El problema se extiende hasta las navieras que transportan a los venezolanos a la Isla de Margarita desde Puerto La Cruz.

Desde julio, Rubén Rojas tenía planificado un viaje con su familia a Nueva Esparta. Desistió de la idea de irse en avión por el trajín que significa conseguir los pasajes y por la comodidad de recorrer la isla en carro propio. Pese a ello, no contó que, a diferencia de años anteriores, no podría adquirir los pasajes con semanas de antelación porque Conferry, Navibus y Gran Cacique ahora venden los boletos “de forma semanal”.

“El tema es que, en vez de contratar otra nave, no cuentan con ninguna otra. En el caso de Navibus solo tienen dos barcos que viajan, pero una va para Cumaná y la otra a Punta de Piedra; y Conferry ahora solo tiene una”, expresa.  A una semana exacta para la fecha prevista del viaje, Rojas asistió hasta las oficinas de las navieras para comprar los pasajes. En Gran Cacique y Conferry no encontró disponibilidad, siendo este último noticia por el hundimiento de una de sus naves esa misma semana. No obstante, en Navibus pudo obtener un pasaje solo de ida para la semana del 20 de agosto. Viajarcita2Con boleto en mano, la incertidumbre creció por la reconversión. La empresa anunció a los usuarios que motivado a la implementación del nuevo cono monetario “no podían validar pasajes de retorno o comenzar la venta de boletos porque no sabían si iban a contar con la disponibilidad de las operaciones electrónicas”. Rojas tuvo que esperar hasta el sábado 18 de agosto para confirmar si tendría fecha de retorno, pero la suerte no estuvo de su lado.

Sin un lugar al cuál llegar, pues no posee casa en Margarita y los hoteles le piden la fecha de salida para la reserva, y con la incógnita de saber si estando en la isla las oficinas de Navibus le podría validar los pasajes de retorno, Rubén decidió cancelar las vacaciones. Ahora posee tres pasajes sin fecha que puede reprogramar en el transcurso de un año.

El usuario sostiene que el sistema dificulta cada vez más procesos que, en teoría, deberían ser sencillos y alega que la situación restringe el esparcimiento en Venezuela. “¿De qué forma facilitas el turismo? No tienes condiciones para que las personas puedan viajar en plena vacaciones de agosto, que son las más fuertes”, denuncia.

Claudia Landaeta manifiesta que la dificultad por conseguir un pasaje por ferry o por avión, y la crisis que atraviesa el país ha hecho que, en una temporada significativa, como lo es agosto para el turismo, Margarita se encuentre con poca afluencia de temporadistas. Actualmente, explica la asesora de viajes, la “isla es un pueblo fantasma. Las pocas frecuencias de turistas y altos costos hacen muy difícil” a los venezolanos poder vacacionar.

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Del pueblito a la capital

Félix Isasis es oriundo de Marigüitar, localidad ubicada en el municipio Mejía del estado Sucre. La vida del joven de 21 años transcurre entre su pueblo y Cumaná; y, aunque la ciudad se encuentra a tan solo cuarenta y cinco minutos de su hogar, llegar a ella se ha convertido para Isasis en un dolor de cabeza.

“Yo estudio en Cumaná y para poder llegar a las 7:00 de la mañana tengo que hacer una cola desde las 4:00 am, y a esa hora ya tengo hasta 50 personas por delante”, informa el estudiante de Administración de empresas. Hasta hace unos tres o cuatro años -según los habitantes de la población- Marigüitar contaba con una flota de aproximadamente 40 autobuses que cubrían la ruta hasta Cumaná y viceversa; ahora, solo quedan ocho unidades que no tienen un horario específico de carga de pasajeros hasta la capital sucrense.

El Bus Cumaná, línea de transporte del Estado, también realizaba el trayecto; contaba con una flota de ocho unidades que cumplían un horario: 5:00 am, 8:00 am, otros dos de 12:00 m y 4:00 pm, y el último a las 9:00 pm. Actualmente solo existen dos unidades que hacen la ruta, y tampoco hay horarios: “es el que lleguen en el que te vas a montar, si no llega pues no te mueves”. Viajarcita1 En el terminal de Cumaná, informa Isasis, las colas son “horribles, catastróficas”. Félix explica que quienes deseen abordar un autobús en el lugar deben entregar su cédula para ser registrados en un listado, sin saber si habrá una unidad disponible para abordar. “Si terminas una diligencia a la 1 de la tarde, llegas a Marigüitar a las 7pm según como esté la cola”.

Del otro lado del país, específicamente en Los Andes venezolanos, se padece la misma problemática para trasladarse desde Tucape hasta San Cristobal. Stheffanny, antes de viajar a Caracas por cinco meses, sabía que existían seis unidades en el pueblo. Al volver, la estudiante de arquitectura de la Universidad de Los Andes se encontró con que el transporte público ya no existe; la ruta solo la cubre transportes del gobierno que no son muchos y no tienen horario. “Los autobuses rojos del gobierno tienen una ruta hasta Táriba, o sea no llegan entre semana a San Cristóbal, solo los sábados y los domingos no laboran”, explica Ramírez.

De lunes a viernes quienes estudian, laboran o deben hacer alguna diligencia en la capital, deben tomar las unidades gubernamentales hasta Táriba, un pueblo aledaño a Tucape y ahí arribar otra unidad que se dirija hasta la ciudad. Stheffanny agrega que en ambos pueblos las unidades son escasas y hay quienes “caminan hasta encontrarse en el camino algún autobús o usa una especia de transporte que no es autobús sino carro particular”.

Ramírez añade que la situación es desesperante pues no es solo padecer para llegar a San Cristóbal sino también para volver de la ciudad. La joven que se encuentra en receso vacacional admite que “si tuviera que salir todos los días de aquí a estudiar o trabajar estaría al borde del suicidio”.

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