En Julieta, el director Pedro Almodóvar aborda nuevamente el universo femenino narrado a través de los últimos treinta años de la vida de la protagonista, desde el año 1985 hasta el 2015. En el film Emma interpreta a Julieta en su edad madura. Para el papel, la actriz confesó que se preparó leyendo El año del pensamiento mágico de Joan Didion, De vidas ajenas de Emmanuel Carrère y las obras de la premio Nobel de Literatura Alice Munro.
Con más de cincuenta películas y un premio Goya, Emma Suárez, quien fuera la musa del director Julio Medem en los años noventa, se enfrenta a un gran reto: trascender en el selecto grupo de chicas Almodóvar al lado de Carmen Maura, Penélope Cruz y Victoria Abril. Dedicada los últimos años al teatro, en el 2015 tuvo la oportunidad de trabajar en cuatro películas en una edad donde el cine castiga a las mujeres maduras y premia la juventud.
-¿En algún momento se ha detenido a pensar todo lo que vendrá cuando se estrene Julieta?
-Para mí lo más importante es que la película guste, todo lo que viene después será bienvenido. Yo estoy muy orgullosa de haber trabajado con Pedro, creo que hemos hecho una gran película. Yo soy consciente de la proyección que tiene Pedro y de su poder mediático, sé que su película se va a ver en todo el mundo, es un artista de talla internacional. Pero cuando yo empecé a rodar Julieta no podía pensar en todo esto porque eso ejerce mucha presión, así que me dediqué en ese momento a trabajar mi personaje y darle a Pedro todo lo que podía dar y que estuviera orgulloso de mi trabajo. Supongo que Julieta será un viaje apasionante.
-¿Cómo es Pedro Almodóvar a la hora de dirigir?
-Es incombustible, extremadamente exigente, minucioso, agotador. Llegas extenuado a tu casa después del rodaje. Pedro te saca, te absorbe, se convierte durante el rodaje en el centro de tu universo.
-Manuel Vicent escribió un hermoso perfil sobre usted destacando que las cámaras la adoran, ¿qué importancia tiene para usted ser una mujer bella?
-La belleza es algo que tú disfrutas pero la belleza no es consciente de su belleza, está en los ojos de los demás. Obviamente me siento halagada pero no es algo que haya sido en mi vida prioritario, no soy una mujer que se preocupa por estar bella, no estoy obsesionada por la belleza.
-Pero en este medio cuando una actriz llega a cierta edad le es muy difícil conseguir papeles y la belleza pareciera ser lo más importante.
-Yo he venido aquí para llevar la contraria. Julieta es un regalo de la vida, Pedro me ha llamado en un momento maravilloso para mí. Sí, es verdad que es difícil encontrar personajes maduros porque esta industria favorece a las actrices jóvenes. No hay que olvidar que es una industria donde la imagen es muy importante y en ese sentido es importante también la belleza. La industria se basa en cánones y cuando la madurez hace acto de presencia empiezan a contratar a otras actrices. Es una pena porque los personajes femeninos maduros son maravillosos. Hablar de la experiencia y los conflictos de las mujeres después de los 40 y 50 es interesantísimo. Te pongo como ejemplo, una película que vi hace poco de Charlotte Rampling: 45 años, el trabajo que hace es excepcional. Cuando voy al cine en España son las mujeres maduras quienes llenan las salas, a las mujeres les gusta el cine. En el caso de Julieta es una película que va a gustar mucho al público femenino.
-Tuvo la oportunidad de trabajar con la actriz venezolana Mimí Lazo, ¿recuerda la experiencia?
-Yo adoro a Mimí, la admiro muchísimo, es una grandísima actriz, es una maestra. Estando estos días en Cartagena la he recordado muchísimo porque la conocí aquí en Colombia y trabajamos juntas en la película Golpe de estadio de Sergio Cabrera, tuvimos mucho feeling.
-¿Qué es para Emma Suárez el éxito?
-Para mí el éxito es dormir en paz y levantarme con ganas de vivir cada día.
-Y la fama, ¿la atormenta?
-No, me tomo la fama con cierta distancia. Empecé a trabajar muy joven y digamos que la fama me abruma un poco en el sentido de perder mi libertad. Es una carga enorme, no me siento capaz de llevarla. Lo que sí me gusta es el cariño de la gente.
-¿Su carrera afectó de alguna manera la relación con sus hijos?
-No, mis hijos están orgullosos de mi trabajo. Claro, no es fácil complementar la vida familiar con este trabajo que es inestable. No tienes un horario fijo, te obliga a estar ausente de casa y cuando tienes un rodaje vives las 24 horas del día concentrado en tu personaje. Creo que para todas las mamás, aunque no sean actrices, es difícil conciliar la vida laboral y la familiar.
-Ha señalado en varias oportunidades que es una actriz autodidacta, ¿sintió en algún momento la necesidad de tener un profesor o estudiar en una academia?
-Cuando empecé era muy joven. Tenía 14 años. Recuerdo que el director de la primera película que hice, Miguel Ángel Rivas, me dijo que mejor esperara un poco porque en las escuelas podían robarme la espontaneidad, le hice caso. Cuando fui más adulta asistí a una escuela de oyente. Era muy divertido ver en clases las cosas que había aprendido de forma autodidacta, eso fue muy interesante y curioso. También, el hecho de trabajar con actores como Fernando Fernán Gómez, Paco Rabal, Irene Gutiérrez Caba, Héctor Alteiro y Fernando Rey te enseña muchísimo. En mi primera película: Memorias de Leticia Valle, trabajé con Héctor Alteiro, yo veía con que seriedad, disciplina, humildad, discreción se planteaba su trabajo, se relacionaba con el equipo, lo considero, sin que él lo sepa, uno de mis maestros.
-Una vez la actriz Julia Roberts confesó que no le gustaba verse en sus películas, ¿a usted le ocurre lo mismo?
-Cuando acabas de rodar una película y la vuelves a ver, es muy difícil tomar distancia de tu trabajo, están muy recientes las emociones y los recuerdos del rodaje. Es más fácil cuando ha pasado el tiempo, te sorprendes porque las sensaciones que tenías de esa película ya se han quedado en el pasado, y tú has crecido.