Una imagen marcó el inicio de 2020: Juan Guaidó y los diputados opositores que los respaldan festejando desde el presidio del salón, la «reconquista» del hemiciclo de sesiones, luego de que una directiva «usurpadora» encabezada por Luis Parra se reunió allí con la bancada del PSUV para «sesionar».
Juan Guaidó es presidente de la Asamblea Nacional y también es considerado como «encargado de la República», incluso por casi 60 países del mundo. Pero ahora lucha no solo por poder colgarse una banda tricolor que haga efectivo su poder de Estado, sino por evitar que las fuerzas del oficialismo y sus nuevos aliados le arrebaten la fuente de legitimidad: la Asamblea Nacional.
El parlamento venezolano está en manos de la oposición desde que el 5 de enero de 2016 se iniciara un período legislativo con la mayoría lograda, en alianza unitaria, por los partidos rivales de Nicolás Maduro el 6 de diciembre de 2015. Entonces lograron 112 de los 167 escaños de la Asamblea Nacional. La coalición obtuvo mayoría calificada y le arrebató el poder a los rojos rojitos por primera vez desde que Hugo Chávez llegara a Miraflores. El sistema electoral le jugó a favor y dos terceras partes de los curules se tiñeron de azul, supuestamente, hasta 2021. La mejor foto.
Entonces los partidos políticos de la MUD firmaron el Acuerdo de Gobernabilidad que planteaba la rotación de la directiva a cargo del Poder Legislativo, siempre que la oposición estuviera a cargo. El pacto comenzó con el líder de Acción Democrática, Henry Ramos Allup, seguido de Julio Borges en representación de Primero Justicia hasta llegar a 2018 con Omar Barboza por Un Nuevo Tiempo (UNT). En el cuarto año, que comenzó el 5 de enero de 2019, el mando recayó en Juan Guaidó, de Voluntad Popular.
Como presidente del parlamento, asumió también la encargaduría del Poder Ejecutivo recordando que el pleno de diputados había declarado a Nicolás Maduro como «usurpador» de Miraflores al considerar nulas, ilegítimas, la «reelección» del gobernante en 2018. Desde que Guaidó llegó al puesto de máxima autoridad de la Cámara tiene un reto mayúsculo: forzar una transición, siendo que «la Presidencia está siendo usurpada. Estamos en una dictadura, sin máscaras, en Venezuela».
Este 2020 comenzó con un Guaidó acusando el desgaste de un año completo de no lograr el cambio político en el país, con críticos y disidentes en las propias filas opositoras, y con un chavismo dispuesto a desalojarlo de la jefatura de Pajaritos, como lo intentó con Luis Parra. Pero el de Vargas se va imponiendo, arropado por 100 diputados que le dieron el voto para su ratificación, y no duda en encarar a quienes quieran impedir que la Asamblea Nacional funcione como debe hacerlo, militar o no.
Su historia
Juan Gerardo Antonio Guaidó Márquez es oriundo del estado Vargas, de la parroquia Caraballeda. Ahí nació un 28 de julio de 1983, hace poco menos de 36 años, y creció rodeado de playas y mucho sol. Una vida frente al Caribe. El litoral también fue el lugar en el que, de la noche a la mañana, le sacudieron su existencia en plena adolescencia. En diciembre de 1999 llovió por días hasta que una noche las montañas crujieron, desatando uno de los desastres naturales más devastadores del país. En la vida de Juan hubo un antes y un después de la tragedia varguense.
“Él siempre habla mucho de la impresión que le causó ver su colegio desbaratado, un sitio que ya no existía cuando volvió”, cuenta la diputada Adriana Pichardo. Aunque su hogar resistió a la desgracia, los lugares donde pasó gran parte de su infancia se los llevó para siempre el agua. Eso y tener que sobrevivir las primeras horas hasta poder ser rescatado, sin mayores certezas sobre su destino, dejó huella en él. “Ver la miseria humana que vivieron sus vecinos y amigos del colegio lo marco para los temas sociales. Perdió muchísima gente conocida”, agrega. Con 16 años, la catástrofe lo llevó a ponerse en el lugar del otro e ir más allá.
Al año siguiente se graduó de bachiller en Ciencias en el Instituto Los Corales y decidió trasladarse hasta la capital para estudiar Ingeniería Industrial en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Pero a Guaidó no le bastaba una vida universitaria encerrado en las cuatro paredes de las aulas, así que se involucró en la política de su casa de estudios. Formó parte del Centro de Estudiantes de Ingeniería, fue representante de la Facultad, además de haber sido fundador y secretario del Consejo General de Representantes Estudiantiles (Cogres).
Fue así como Juan Guaidó estuvo a la cabeza de las protestas estudiantiles del año 2007 que rechazaban el cese de la concesión del canal de televisión Radio Caracas Televisión (RCTV) que promulgaba el Gobierno del líder de la revolución bolivariana. Asimismo, fue uno de los universitarios que rechazó el referéndum que Chávez pretendía llevar a cabo en el mismo año. Junto a Freddy Guevara, Stalin González, Yon Goicoechea, Miguel Pizarro, José Manuel Olivares y unos cuantos más son conocidos como la “Generación del 2007”.
Miguel Pizarro recuerda que desde aquella época Guaidó ha mantenido una forma muy frontal de hacer política. “En la dirigencia estudiantil siempre era de los que generaba una reflexión importante, pero siempre enmarcado en la acción. En la política hay gente que filosofa mucho y hace poco. Guaidó desde la universidad ha estado del lado de los que hacen y no solo de los que dicen”, asegura.
Para el diputado en el exilio, y ahora representante ante las Naciones Unidas de su gobierno interino, uno de los mayores retos de haber incursionado en la política desde tan jóvenes (algunos ni alcanzaban la mayoría de edad) era hacerlo en un momento en el que nadie creía en ella, además de no perder el rumbo en el camino. Muchos lograron mantenerse en el carril. “Yo creo que después de más de 10 años de la gesta del 2007, uno puede hacer retrospectiva entre tanto liderazgo que surgió en esa época y que no se mantuvo en el tiempo y algunos que desde aquella vez hemos venido luchando y hemos sido coherentes, como ha sido el caso de Guaidó”.
Si algo rescata Pizarro es que, a pesar de las diferencias ideológicas y de las opiniones encontradas que tuvieron en ciertas ocasiones, el acuerdo es una de las características que diferencia a aquella generación del resto. “Nosotros discutimos para ponernos de acuerdo, de las diferencias construimos consensos y puntos intermedios donde las visiones de todos se vean representadas. Juan es un poco más radical que yo y eso nos ha llevado a tener posturas distintas, pero lo que nunca ha pasado es que eso nos ha haya atrincherado creyendo que nuestra verdad es la absoluta. Logramos ponernos de acuerdo”.
En el grupo de estudiantes que patearon calle también se encontraba la ahora diputada por el estado Miranda Manuela Bolívar. La ucabista recuerda a un Juan Guaidó “comprometido, colaborador, dispuesto” y, sobre todo, una persona que “sabe trabajar en equipo”. Un gran compañero para estar coco a codo en las luchas estudiantiles o en cualquier contienda. Esas mismas cualidades son las que suelta Pichardo al describir al guaireño. “Es muy organizado, metódico, no es un tipo de improvisaciones, piensa muy bien las cosas antes de hacerlas y es insistente cuando se plantea una meta. Es echado pa’ lante”. Aunque su semblante formal o reservado, explica la diputada, no es el único lado de Guaidó. “Es muy jovial y alegre, a pesar de que lo ven con la cara seria. Le gusta bailar y es amante del béisbol, de los Tiburones de La Guaira, antes no se perdía una temporada”, menciona. Y Pizarro corrobora la frase con una risa: “Le encanta explicar las cosas con ejemplos deportivos”.
Pichardo y Guaidó se conocieron cuando un grupo de jóvenes políticos venezolanos se reunió para crear Voluntad Popular (VP) en 2009. Juan fue uno de los artífices de los primeros bosquejos de la organización del partido. Desde entonces no ha parado y ha subido escalón por escalón. “He trabajado con él directamente en varias oportunidades, en campañas electorales, en el movimiento de la salida en 2014, recorrimos el país, fuimos a asambleas y organizamos a los equipos de base de VP. Es muy comprometido con el país, ha demostrado que es un tipo que ha resistido a toda la persecución que hemos vivido como partido. Siempre ha tenido roles protagónicos de importancia y ha estado en el círculo de la toma de decisiones”, asegura la parlamentaria.
Quienes lo conocen aseguran que Guaidó no es un político de escritorio, sino que lidera con el ejemplo y si algo ha sabido hacer es no quedarse de brazos cruzados. Como representante de la tolda naranja ha desempeñado distintos roles. En las elecciones parlamentarias de 2010 obtuvo el cargo de diputado suplente de Bernardo Guerra para el período 2011-2016. Para el año 2011 se lanzó como candidato a la gobernación del estado Vargas, pero fue derrotado por Jorge García Carneiro. Años después, la MUD lo postuló como diputado principal en las elecciones de 2015, en las que obtuvo 97.492 votos. En la Asamblea Nacional ha sido vicepresidente de la Comisión de Política Interior, presidente de la Comisión Permanente de Contraloría y en 2018 ocupó el puesto de jefe de bancada de la mayoría opositora en la AN.
Su rol ante la historia
En un principio, cuando la MUD conquistó el Parlamento en 2015, Juan Guaidó no se perfilaba como la primera opción para tomar las riendas de la Asamblea Nacional llegado el momento. Por jerarquía dentro de la organización, la persona llamada a estar a cargo de la directiva para este cuarto año del período hubiese sido Freddy Guevara. “Es quien le sigue a Leopoldo (López) dentro del partido y por su experiencia parlamentaria como vicepresidente”, manifiesta Pichardo. Pero los planes cambiaron luego de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) despojara al diputado de su inmunidad parlamentaria y lo empujaran a refugiarse en la Embajada de Chile en Caracas. La persecución que ha hecho el chavismo contra la bancada naranja redujo las posibilidades.
Los nombres de Francisco Sucre, Freddy Superlano y Juan Andrés Mejía también retumbaron semanas atrás. Pero fue el nombre del guaireño el que se impuso para sustituir a Omar Barboza en la presidencia, cumpliendo con el Acuerdo de Gobernabilidad creado por todos los partidos hace tres años. Por medio de un comunicado, Voluntad Popular explicó que “Juan Guaidó asumirá la responsabilidad de liderar desde la Asamblea Nacional una nueva etapa de lucha en pro de la libertad de Venezuela”. Y Manuela Bolívar ratifica la decisión al señalar el apoyo de toda la tolda: “Él tenía un camino natural y la verdad no hubo instrucciones políticas, estábamos de acuerdo en que Juan era el perfil. No hubo discusiones, fue unánime”. Juan Guaidó fue el presidente más joven en la historia del Parlamento, al asumir el cargo con tan solo 35 años de edad.