Después de tres décadas ininterrumpidas de música, Desorden Público continúa cronicando sus miradas de una Caracas en involución a través del Ska y de un sonido irreverente que se queda con el rostro esperanzador de la crisis. Su más reciente álbum, producido por Francisco “Coco” Díaz, diagramado por Danel Sarmiento y con ilustraciones del pintor Carlos Zerpa, presenta alabanzas de lo que fue y lo que será, un nuevo capítulo de imágenes que se despega de la nostalgia y se arriesga a bailar sobre las ruinas de un presente complejo.
A sala llena, Horacio Blanco, José Luis Chacín “Caplís”, Danel Sarmiento, “Dan-lee”, Oscar Alcaino “Oscarello”, Hernán Ascóniga, “Coco”, “Magú”, Noel Mijares y “Cesarín” tocaron para filtrar las frustraciones, para reírse de las malas intenciones, y para recordar que la música en Venezuela le canta a la crisis más no se rinde ante ella.
«Estamos cerrando un capítulo y comenzando uno nuevo (…) La ruina significa la muerte y el baile significa vida. Es una crónica, una fotografía musical de esta cultura loca, rarísima, complicada, que tiene un rostro duro pero esperanzador», sostuvo el vocalista Horacio Blanco antes de iniciar el concierto.
Temas como “Bailando sobre las ruinas”, “Los zombis están de moda”, “A mí me gusta el desorden”, “Ska mundo ska” -el tema favorito de Caplis, que en el disco cuenta con la participación de la banda japonesa Tokyo Ska Paradise-, “La temperatura” -versión ska del clásico tema de Los Hermanos Lebrón-, “Los que se quedan, los que se van”, “Cementerio ‘e mis amores”, la versión actualizada de “Estoy buscando algo en el Caribe” y “Es ist kalt in Berlin” -un homenaje en Alemán a Berlín- , fueron coreados por los presentes y por un Desorden más «ordenado» que nunca.
Cada uno de los integrantes de la banda tuvo la oportunidad de presentar un tema y así condensar la intimidad del show que puso a circular oficialmente el nuevo álbum.
Faltando días para partir a su décima gira europea por 22 ciudades del continente, Desorden, la banda de Ska más emblemática de Venezuela, estableció que forma parte del montón que se queda para dejar que la música hable por sí sola.







