Entrevista

Trina Medina retoma su carrera: "Sigo luchando y poniéndole fuerza y fe a mis sueños"

Luego de dedicarse al cuidado de la salud de su madre, la fallecida sonera Canelita Medina, y de permanecer durante 20 años al frente de la Dirección de Cultura de la UCV, vuelca ahora todos sus esfuerzos, no solamente en sus proyectos como cantante, sino también en otros ámbitos, como la actuación, la producción discográfica, la docencia a jóvenes vocalistas y la elaboración de música para cine y videos publicitarios     

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Trina Medida, cantante
Fotos cortesía de Mercedes Romero., Rafael Salvatore y Héctor Trejo

Con una carrera marcada por la versatilidad, Trina Medina ha dejado una huella distintiva en el panorama musical venezolano e internacional. Hija de la icónica sonera Canelita Medina y del pianista Alfredo Sojo, ha construido su propio camino artístico con mucho estilo y saber hacer. Desde sus inicios, teniendo como maestros y referentes a luminarias de la estatura de Alberto Naranjo, y Lilia Vera, se abrió paso compartiendo escenario con renombradas figuras, como Frank Quintero y muy especialmente, Yordano, quien le dio apreciable visibilidad cantando a dúo con ella históricos emblemas del pop nacional con raigambre latina, como la eterna Madera fina.

A partir de allí, con sus memorables interpretaciones en solitario, ha demostrado una capacidad excepcional para reinventarse y mantenerse con relevancia en sus más de 30 años de trayectoria, ya no solamente como cantante, sino también como compositora, productora, creativa de música para cine y actriz.

Paralelamente, se desempeñó como empleada de la Universidad Central de Venezuela. Allí estuvo cuarenta años, los últimos veinte al frente de la Dirección de Cultura, donde enfrentó no pocos retos, algunos de ellos ciertamente difíciles, como el cierre, por razones presupuestarias y de logística, del Aula Magna, de donde salió airosa, “aunque no del todo satisfecha”, según revela ella misma.

Su trabajo en la Dirección de Cultura, y muy especialmente el cuidado que le prodigó a su madre durante sus últimos años de vida, marcaron varios paréntesis en su carrera, que ahora se dispone a retomar. De allí que decidiera renunciar a la UCV y asumir, con entusiasta decisión, y no pocos proyectos a desarrollar, este renacer artístico. Tendrá como su centro de operaciones un local en el centro de Caracas, que denomina “La cuadra de la música de Quinta Crespo”, que era donde estaba la Asociación Musical, situada en el edificio Radio, de Bárcenas a Río, donde también se encuentra la oficina de Los Melódicos y estuvo la de Porfi Jiménez y la del legendario empresario artístico colombiano Guillermo Arenas, quien trajo por primera vez a Venezuela a las Estrellas de Fania en sus años de apogeo.

Al frente del edificio Radio está la antigua entrada de Radio Caracas Televisión y en los alrededores permanecen las disqueras Velvet y Discorona, sellos que produjeron no pocos éxitos para estrellas como José Luis Rodríguez, Mirla, Nohemí Berlatti, Héctor Cabrera, Juan Vicente Torrealba, Estelita del Llano, Mirtha Pérez, el Trío Venezuela y Los Naipes, entre otras muchas.

Trina Medina
Un disco, un monólogo y un musical están en su futuro.

“Ahora deseo vivir plenamente”

Desde su oficina en la cuadra de la música, en pleno proceso de restauración, la cantante conversó con El Estímulo sobre las iniciativas que desarrolla actualmente en este reinicio de su profesión artística.     

-Me fui de la Universidad en mayo pasado. Me di cuenta de que en lo que me reste de vida, sea una semana, cuatro meses o veinte años, quiero hacer lo que yo quiera. Tengo una vida por delante que deseo vivir plenamente. Y no me arrepiento, pues estaba convencida de que era también lo que quería y eso me llenaba. Nos reunimos cuatro amigos, que andábamos en la misma situación y desde el año pasado estamos remodelando este local, en el edificio Radio, de Bárcenas a Río.

Aquí montamos un pequeño estudio para que pueda servir de sala de ensayo y para tener allí otro espacio destinado a la preproducción, pues también hago música para películas. Y en octubre abrimos las clases de canto, que ya las estaba dando desde la universidad. Me voy a traer a los alumnos para acá, cuando esto esté con la comodidad que se necesita para que ellos reciban sus clases. Estoy trabajando igualmente en varios proyectos independientes.

-¿Qué tipo de proyectos?

-Mis proyectos como cantante, compositora y productora. Porque en este momento, por ejemplo, como el estudio tiene una cadena análoga, pues no es sólo digital, a través de esa cadena análoga estamos trabajando sobre el último disco en vivo que se le grabó a mi mamá desde el Aula Magna de la UCV, cuando celebró sus 65 años artísticos. Lo estamos mezclando y masterizando para sacarlo en vinilo. Este trabajo lo hago con el ingeniero de sonido Haenszel Arabís.

Por otro lado está el último que mi mamá grabó en estudio y nadie sabe que salió, porque de alguna manera dijeron que se había dañado en los cortes y entonces no lo ponían en la radio precisamente por ese motivo. Entonces logré obtener los permisos de la cinta, que estamos limpiando y masterizando para sacarlo en vinilo también.

El disco de los 65 años en el Aula Magna está bastante adelantado. Ya hemos tenido conversaciones con una gente de España, que son lo que editan discos de vinilo y de verdad están muy contentos de recibir este proyecto. Son las iniciativas independientes que trabajamos en este momento, aparte de otros que son del ingeniero, en los que estoy ayudándolo. Se trata de campañas publicitarias. Como a mí me gusta hacer música para imágenes, él hace los videos y yo me ocupo de la música. Son piezas publicitarias para el área digital, páginas web y ese tipo de cosas. Es bastante interesante el trabajo y me siento muy contenta haciéndolo.

-¿Y tus proyectos como intérprete?

-Forman parte de los que tengo previsto desarrollar, aunque quizás mi disco no sería para este año. Comenzaremos a preproducirlo para que salga en 2025, si Dios quiere. Quisiera hacer algo ecléctico.

-¿Cómo es eso?

-No es que voy a cambiar de estilo, no se trata de eso, sino seguir con mi música caribeña, pero algo más ecléctica, en la que yo pudiera cantar boleros, darle su toque de jazz y de blues, porque a mí siempre me ha gustado eso, sólo que nunca me dieron la oportunidad de cantarlo. Es lo que deseo hacer y en ese rumbo vamos.

-¿Lo harás con un músico o un arreglista en especial?

-Todavía no he pensado exactamente en eso. Trabajé hace mucho tiempo con un guitarrista que se llama Roy Lewis, curazoleño, que es como un hermano putativo, porque es hijo de los mejores amigos de mi mamá y mi papá. Es un gran jazzista y se me ofreció para que lo hiciéramos, aunque él está en Alemania, pero él me dice que para eso está la tecnología, que le permitirá dirigir desde donde está y de igual manera me podrá enviar los arreglos. También lo conversé con nuestros amigos de acá, como el pianista Pedrito López, y estamos fascinados, nos hizo “clic” a todos la idea de hacer esto.

Les dije a ellos que deseo hacer una música “donde yo me escuche” y ellos me preguntaban qué era eso (ríe). Lo que pasa es que cuando canto salsa me parece chévere, pero es una batalla que tengo contra las trompetas, contra el hombre de la conga, contra el timbalero. Lo que quiero hacer es algo pausado, donde yo me escuche. Es un poco por eso. 

-¿Tienes planteado producir a otros artistas?

-¡Claro! Cuando se abran aquí las clases nuevamente. Yo no solamente les doy lecciones de canto a mis alumnos, sino que además a muchos de ellos me los he llevado a shows donde he estado y los pongo a hacer coros y a cantar, para que se desarrollen y se vean. Parte de las clases es también que yo los ayude a que puedan tener una oportunidad o a visibilizarlos, que aprecien que tienen el talento y la capacidad que merecen para darles una oportunidad.

En Venezuela hay mucho talento emergente, demasiado. De verdad que nosotros tenemos una cantera, no solamente de vocalistas, sino de instrumentistas, es algo que se pierde de vista. Ahora mismo voy a hacer un trabajo con la Latino Caribeña, la big band del Sistema, que me tiene muy emocionada. Nos llevará a pasearnos por la música latinoamericana. Cantaré con ellos, pero también los cantantes de la big band tendrán la oportunidad de alternar, e incluso de hacer dúos conmigo en ese concierto que haremos.

De eso se trata esta idea, porque no es solamente que cantan y tocan, son también los arreglos que hacen estos directores, la visión nueva que tienen de nuestra propia música. Eso no lo tienen que aprovechar ellos solos, sería importante que también nosotros nos enroláramos en ese tren, porque no es aprovecharlos del momento ni de lo que ellos saben, sino de nosotros nutrirnos también de esa nueva información, y ellos se nutran de nosotros por la experiencia que tenemos. Creo que el producto que saldrá de allí tiene un plus doble, el de la juventud de ellos y la experiencia de nosotros. Por eso voy a hacer este proyecto, que está previsto para el año que viene.

Trina Medina quiere trabajar en otros géneros que no sean solo la salsa

Disfrutar, compartir, aprender

-¿Qué balance podrías hacer de tus más de 30 años de carrera?

-Creo que soy una mujer afortunada y le doy gracias a Dios por eso. Porque me topé con las personas que realmente iban a nutrir mi carrera y a enseñarme. En principio tuve como maestros a Alberto Naranjo, a Lilia Vera, hubo muchos maestros que pasaron por mí; Carlos Franzetti, quien vino de Estados Unidos y me enseñó a hacer música para cine, tuve a José Sousa y Jackeline Salazar, de Xenón Films, que en paz descansen¸ que me enseñaron la edición y creación de falling para el cine. Tuve a Cuco Peña, a Tite Curet Alonso. Y tuve a Yordano, quien fue el hito, el que me dio la visibilidad y yo siempre se lo agradezco en público y en privado. Me dio un estatus y una cara y la gente todavía recuerda esos temas juntos que pasaron a la historia.

Creo que tengo un balance positivo. ¿Que me han dicho a veces que me ha faltado exposición? Es probable, pero no me arrepiento de eso, porque yo tenía una causa valedera e importante, que era la salud de mi madre. Decidí que me dedicaba a ella y después veía si podría cantar. Como ha llegado el momento en que lastimosamente ella se fue, pero puedo hacerlo con tranquilidad, voy a retomarlo, pero no con la expectativa de que ahora “me tienen que hacer una estatua”, pues ese tiempo pasó. Lo voy a hacer con la expectativa de disfrutar, de compartir, de seguir aprendiendo y de enseñar, de bajar todo ese conocimiento que yo tengo a las personas que estén interesadas en recibirlo. Con ese objetivo es que he decidido, única y exclusivamente, que voy a volver a cantar.

-¿Tendrías planteado volver a trabajar como actriz?

-Para mí la experiencia de trabajar como actriz fue tan fascinante que lo volvería a repetir. Bueno, no se ha dado la oportunidad, pero por ahí se está cocinando algo, con Carlos Scoffio como productor, que tiene que ver con la historia de algunas divas caribeñas. Más que un musical, será como un monólogo con música, todo un reto para mí. Ojalá y se diera, eso me encantaría. También tenemos un proyecto, que está caminando ya, que es el de las Noches de Nueva York, pero llevadas a un musical y no que sea un simple concierto.

-Parece que por proyectos y oportunidades no te vas a quedar corta

-Tengo bastantes (ríe). Tantos tengo, que estoy haciendo dieta, poniéndome en forma. Porque cuando eso reviente, debo estar lista para resistir lo que ello implique.

-¿Cuán retador es desarrollar todos estos proyectos, en un país como Venezuela, donde hay tantas dificultades?

-Estas cosas quizás no se han definido en el tiempo que hemos creído que podíamos tardar, sino que se han dado en un lapso muchísimo más largo. Pero creo que uno tiene que perseverar. Sabemos que estamos en momentos muy difíciles, sobre todo en la cultura, que es la más golpeada de esta parálisis, porque hay como una parálisis: el que vende comida siempre va a vender, porque la gente come todos los días. Pero nosotros, los que hacemos teatro, los que hacen cine, los que cantamos, los músicos, para nosotros ha sido bien duro, de la misma manera que lo fue la pandemia. Pero creo que de eso se trata, de que ese espíritu no decaiga, de que uno siga caminando hacia adelante, de que uno luche por las cosas que quiere. ¿Que no se dio en tres meses, sino en ocho? Bueno, pero en ocho meses uno tiene la satisfacción de que lo logramos, porque lo hicimos con mucho esfuerzo y, sobre todo, con mucha dignidad.

-¿Cuáles fueron los principales desafíos que tuviste cuando estuviste al frente de la Dirección de Cultura de la UCV?

-El primer desafío fue enfrentarme al cierre del Aula Magna, lo más duro que le puede haber pasado a cualquier director de Cultura en la historia de la Universidad. Primero, porque se trata del centro o el monumento cultural que tiene la UCV, fuera de todas la obras que están allí. Es el hogar de los graduandos, el sitio de reunión de la Academia, de los caraqueños que iban todos los domingos a las 11 de la mañana, después que logramos hacer un punto para que la familia caraqueña fuera y disfrutara de diversos eventos de todo tipo, de todo género. Y sentir que por la explosión de un transformador, que pasó como ocho meses para que lo cambiaran y estar el Aula Magna cerrada, sin las condiciones ambientales que necesitaba, que por ese hecho pasara dos años cerrada, para mí se erigió como el reto más grande, el que me hizo decir: “No me voy de aquí hasta que no la abra”. Y así fue.

-¿Y estás totalmente satisfecha con lo logrado?

-Como gerente sí, porque logramos de alguna manera abrirla. De lo que no estoy satisfecha es que, debido a las condiciones deplorables en cuanto al presupuesto que recibe la Universidad, no pudimos repararla en un cien por ciento. No tiene aire acondicionado en su totalidad, no se le repararon totalmente las butacas, no se le cambiaron los equipos audiovisuales y sigue teniendo los mismos de cuando cumplió 50 años, hace 20 años, que por cierto se compraron cuando yo era la subdirectora. Eso le deja a uno como un dejo, añorando que ojalá uno hubiera tenido el apoyo y el presupuesto para dejarla como una taza de oro. Pero yo tenía dos opciones: o la dejaba cerrada, que no se abriera más nunca y se terminara de deteriorar, o la abríamos para que por lo menos en un 70 por ciento pudiera manejarse. Y así lo hicimos. El Aula Magna puede recibir en este momento los grados y ciertos congresos. Me imagino que de aquí en adelante, porque ya yo no estoy, la próxima directiva se encargará de que el aire acondicionado que coloquen sea al cien por ciento y este recinto se vuelva a llenar como se llenaba antes.

El valor de la autenticidad

-¿Cuáles han sido tus referentes, artísticamente hablando?

-Una de mis grandes inspiraciones fue La Lupe, por ejemplo. Y Celia, obviamente. Pero yo hubiese querido hacer un trabajo con la musicalidad de James Brown y con la fuerza de Tina Turner. Me hubiera encantado eso. Me enfilé por la música caribeña, porque la escuchaba desde casa y la pude asimilar y para mí eso era como respirar, como algo normal y corriente, pero eso no significa que a mí no me gustara otra cosa. Tuve la oportunidad de planteárselo a la disquera que tenía en ese momento en Nueva York, y ellos consideraban que no, que tenía que morir cantando salsa. Pero a mí me hubiese gustado haber tenido una banda que sonara como la de James Brown y que me hicieran una canción en español como las que hacía Tina Turner.

«Me gustaría ver a Venezuela libre, bonita, con seguridad y con oportunidades económicas»

-¿A dónde quieres llegar?

-Hasta donde pueda llegar con calidad de vida. Y que yo me lo pueda disfrutar y conectar con esa gente que me vaya a ver, así como enorgullecerme y emocionarme con un discípulo mío que esté logrando sus sueños. Creo que esa es la meta para mí. Como la canción que dice: “La meta es vivir en paz y vivir con felicidad”. Eso es lo que quiero, hasta ahí quiero llegar.

-¿Cómo te gustaría ver a Venezuela?

-Libre, bonita, con seguridad, con perspectivas, con oportunidades económicas, con oportunidades de crecimiento. Así la quiero ver.

-¿Tienes esperanza de que esto podrá ocurrir?

-Yo creo que sí. Por lo menos no hay que perder la fe. Y en cualquiera de los casos, si no logro el disco en tres meses, no importa si lo logro en ocho, lo importante es que desde mi espacio sigo luchando y poniéndole fuerza y fe a esos sueños para que se den. Creo que si así lo hacemos todos, el cambio energético se tiene que manifestar.

-¿Qué no se puede permitir una artista como tú?´

-Lo que no me permitiría es no ser auténtica, estar diciendo cosas simplemente por cuadrarme, por aparecer. De esa autenticidad viene la conexión con la gente. Cuando uno no es así, podrá vender muchos discos, pero no creo que pasen tres décadas con la gente cantando lo que tú cantabas. Yo siempre voy por la calle del medio, duermo bien, que es una de las cosas que he tratado de proveerme; no me meto en escándalos, no soy una mujer corrupta, he manejado mi herencia con la transparencia que tiene que ser. Eso me hace sentir bien: tener los códigos de ética y de convivencia ciudadana que me enseñaron en mi casa y llevarlos muy en alto.

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