Desde la suspensión de clases y el decreto de emergencia sanitaria por la llegada del coronavirus a Venezuela, algunos pensaron que el beneficio del comedor popular de Petare también pararía sus actividades. Pero para la fecha sigue con sus puertas abiertas
A 45 minutos del casco histórico del municipio El Hatillo queda Turgua, un pueblito de la zona rural del municipio donde el hambre, el desempleo, la inseguridad y la pobreza son parte del día a día. Nelly Revety teme por su vida y la de sus hijos, cuenta que son constantes los enfrentamientos entre bandas, robos y escenas de crimen en el lugar. Revety es solo una de las -aproximadamente- 10.000 personas que habitan en Turgua y sus 16 sectores aledaños que sufren diariamente por la alta criminalidad e inseguridad de su localidad. "Aquí uno pasa penurias", aseguró la ama de casa que prefiere dedicarse a las actividades del hogar para resguardar a sus dos hijos de 3 y 9 años de edad y no poner en peligro la vida de su familia.
Con protestas, cierre de vías y la quema de una camioneta de la empresa Cantv en las inmediaciones de la casa de estudio, rechazaron los universitarios la suspensión del servicio de comedor.
Los estudiantes denominaron la protesta "El Bandejazo" y se presentaron ante la sede ministerial con las tradicionales bandejas de aluminio utilizadas en el comedor de la UCV, con las cuales realizaron una singular cacerolazo, para llamar la atención de las autoridades.
Más de 10 mil estudiantes de la Unexpo, Pedagógico y Ucla se quedaron sin los almuerzos y cenas que distribuían los centros de educación superior. El déficit de presupuesto en las universidades es mayor al 70%.