Grecia aceptó este viernes reformas propuestas por sus acreedores de cara a lograr un acuerdo sobre la segunda revisión del actual programa de rescate y desbloquear así un nuevo tramo de ayuda antes de un importante pago previsto en julio.
El fuerte aumento del número de refugiados llegados a las islas griegas, que han alcanzado los 160.000, ha acelerado esta crisis.
El primer ministro griego reestructuró su gobierno el viernes, dos días después de una rebelión en sus propias filas contra un plan de austeridad que hizo aprobar por el Parlamento como parte de las exigencias de los acreedores para negociar un préstamo de rescate.
El sector público griego funcionaba a medio gas este miércoles por la huelga de 24 horas convocada por el sindicato Adedy, que se opone a las nuevas medidas de austeridad previstas en el acuerdo firmado el lunes con los acreedores del país, y que será votada por la noche en el Parlamento.
Los socios de Grecia en la zona euro pidieron este martes a Atenas reformas "creíbles", so pena de tener que abandonar la moneda única, antes de una cumbre extraordinaria convocada tras el rotundo rechazo de los griegos el domingo a los ajustes reclamados por los acreedores del país.
Ante un Alexis Tsipras victorioso, Francia y Alemania coincidieron este lunes en las mismas palabras para exigirle propuestas, dejándole un pequeño margen para negociar el salvamento de Grecia en estado de urgencia financiera.
El gobierno español se mostró abierto este lunes a un "tercer programa de rescate" para Grecia, que en su opinión debe permanecer en la zona euro, declaró este lunes su ministro de Economía, Luis de Guindos.
La crisis financiera de Grecia que tiene en vilo a Europa afectó en el primer día del corralito a las bolsas no solo del viejo continente, sino a las de América Latina, incluyendo el mercado de deuda, en el que el riesgo país creció 43 puntos básicos.