Navidad: en la obra humana, la mano divina
Creyentes o no, todos disfrutamos la Navidad. Y ese toque "celestial" que llega a nuestras mesas
Creyentes o no, todos disfrutamos la Navidad. Y ese toque "celestial" que llega a nuestras mesas
El problema radica en que los que profesan una religión particular creen que la suya es la mejor, la incomparable, la que asegura la llegada a Dios, olvidando que más allá de la discusión sobre la existencia o no de Dios, el pertenecer a una u otra religión no es garantía de ser o no mejor persona.
Lía Alemán vive con su mamá y sus hijos en España, trabaja en un supermercado y el constante contacto con los demás la mantiene preocupada por el riesgo de infectarse e infectar a los suyos. Por estos días, usando tapabocas de tela y antibacterial casero, la fe se convierte en esperanza para ella, que siente la presión de una familia en cuarentena bajo sus hombros
En la Iglesia Episcopal Santa Cruz de Manhattan de Nueva York el ruido es mínimo, pero la fe es irrefutable. Ese mismo templo funciona en tres lenguas distintas: español, inglés y lenguaje de señas
Un club de barrio de la capital de Argentina se atrevió a pintar en su techo un gran mural en el que Diego Maradona es Dios al darle vida a Adán, representado por Lionel Messi, en versión libre del célebre fresco de la Capilla Sixtina.
“Estoy brava con Dios. No sabes cuánto he rezado para que derrame su compasión y luz sobre Venezuela. He orado, le he suplicado que interceda por nosotros. Mis plegarias limitan con la desesperación. Pero, no ocurre el milagro. Mi fe, que era sólida, se resquebraja. No entiendo cuánto más tenemos que sufrir. Esta ha sido la más larga y dura penitencia que hemos pagado. Me duele el sufrimiento que veo en las calles. El maltrato que recibimos los venezolanos, sin distingo de edades; porque, ni mis canas se salvan de los abusos
Estamos viviendo momentos difíciles, muy difíciles. Este espacio no sería suficiente para enumerar todos los problemas que Venezuela enfrenta actualmente, y los que se están generando y quedando para las generaciones futuras. A donde uno voltee lo que se ve es caos (según algunos teóricos el caos es un orden no comprendido, así también lo creo yo) y desesperanza. Las caras de cada vez más gente en las colas han ido dejando de lado las sonrisas (por cierto, nunca entendidas por mí en estas circunstancias), para dejar paso a los gestos amargos de preocupación, rabia y tristeza.
El diablo nunca le ganará a Dios, porque el mal no le gana al bien jamás. Al menos que sea en política. La única manera de que el diablo le ganara algún día a Dios sería si se convirtiera en mujer. Si el diablo fuera mujer sería diferente, solo imagínense las tentaciones: estaría operada de los cocos, del trasero, se sacaría par de costillas como la mismísima Thalía