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#"El Niño Guerrero"

El community manager de "El Picure": redes malandras

La delincuencia en Venezuela supera a la ficción. Ni escondites, ni guaridas, ni clandestinidad. Los malandros son tan públicos que tienen perfiles oficiales en las redes sociales. En ellas muestran videos, fotografías y, en ocasiones, parajes de su vida cotidiana. La impunidad real suma a la digital, donde los maleantes se muestran hasta con arsenales y alijos de drogas Las bandas delictivas venezolanas y sus líderes no solo tomaron control de cárceles y zonas enteras de ciudades del país, sino que también han llevado su exposición a ambientes digitales. Los malandros tienen perfiles en las redes sociales. La predilección por Facebook es evidente, donde pueden compartir fotos y hasta información personal. Retratos de prontuarios, nombre y apellidos, identifican fácilmente a perfiles públicos de la red social azul.

Luidig Ochoa: las caricaturas de la muerte

Su nombre encabezó diarios. Los medios de comunicación lo reseñaron por sus talentos gráficos. Él era el exconvito, pero también el dibujante y el productor de una serie que alcanzó miles de vistas en YouTube. Luidig Ochoa, el novio de “Rosita”, el "malandro", el asesinado, el mártir para sus amigos y familia

Tocorón: la mafia de los carros robados

Desde Tocorón, su pran, “El Niño Guerrero”, gobierna, controla y manda a robar carros. Afuera, las bandas en contubernio cumplen con su cometido y los agraviados transan los rescates dentro de la cárcel. Toda una operación punible de riesgo y miedo. Cualquiera puede ser la próxima víctima Es frecuente, casi una costumbre para los aragüeños, ir a la cárcel de Tocorón —y no por una visita conyugal o besos tras barrotes. La mayoría no va a visitar a un recluso. No. Quienes entran lo hacen por una sola razón: ir a pagar el rescate de su vehículo. Las mafias carcelerías tienen más de dos años dedicadas a ganar dinero de esta manera. Ya la “causa” —monto semanal que deben cancelar todos los presos para garantizar su seguridad en el penal— no alcanza para cubrir las comodidades del líder. Por eso, controlan las bandas que hacen vida en los barrios del estado. Ergo, las comisionan, o sea: le dan la tareíta, de robar carros. No importa el modelo ni el año, lo que realmente importa es obtener la mayor cantidad de dinero posible. “Los delincuentes pueden apoderarse de una camioneta Wagoneer, año 1987, como también una Toyota Fortuner último modelo. Algo así como ‘en la variedad está el gusto’, y la ganancia”, suelta la perla un funcionario policial de la zona. La manera de robarse los vehículos varía.

Entre Rosita y Vanessa

Jimena Romina Araya, mejor conocida como Rosita, es una presunta actriz y modelo que ganó fama cuando se declaró chavista y se vio envuelta en la fuga de la cárcel de su novio “El Niño Guerrero”, el pran de Tocorón.

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