Inflación en Venezuela pega más suave y solo sube 5,2% en julio
El Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), un ente de investigaciones que nació ligado a la oposición, reporta una tasa acumulada de 62% de enero a julio, la más baja en años.
El Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), un ente de investigaciones que nació ligado a la oposición, reporta una tasa acumulada de 62% de enero a julio, la más baja en años.
Bancamiga, uno de los bancos medianos de más rápido crecimiento, escala posiciones en el ranking del sistema financiero venezolano. La reciente inauguración de un nuevo centro de negocios para atender clientes corporativos ilustra este desempeño y los planes inmediatos.
En 2021 Venezuela experimentó una leve mejoría respecto a 2020 gracias a una menor inflación y a que el Producto Interno Bruto (PIB) creció por primera vez tras largos años de depresión sostenida. Pero sigue disputando el podio de la miseria con Cuba.
Cerca del 20% de la población del país emigró, pero otros han decidido quedarse y enfrentan la crisis reinventándose. Algunos aprovechan oportunidades de inversión en el sector inmobiliario: compran viviendas a precios de gallina flaca, las remodelan para agregarles valor y luego las venden hasta por el doble de lo que pagaron
La construcción de Doral Greco, en Macaracuay, Caracas, comenzó en 2014. Desde ese año justo arreció en Venezuela la inflación galopante y el derrumbe sostenido de la economía. Hoy, con los cambios en marcha en la economía del país, el Grupo Sambil saca al mercado estos apartamentos por valor de entre $1.300 y $1.600 el metro cuadrado.
Mientras proliferan burbujas de consumo de bienes importados impulsadas por ese cerca de 6% de los venezolanos con cierto poder adquisitivo, el déficit comercial de Venezuela crece de manera alarmante y se vuelve insostenible en el mediano plazo.
Por su parte, el precio de la canasta de alimentos en divisas alcanzó su máximo histórico de US$ 304 (Bs.1.310,7) para una familia de 5 miembros.
La más reciente encuesta Encovi, presentada este 29 de septiembre, muestra a Venezuela como un país empequeñecido en términos económicos y demográficos. Es decir, con una economía enana y menos población porque casi seis millones ya se largaron de aquí. Elevados índices de pobreza a escala de un país africano, más desigualdad en el reparto de la renta y un gran escepticismo respecto al futuro se añaden a este panorama sobre el cual hay que trabajar para salir de abajo.
El informe global del FMI deja claro que Venezuela tiene uno de los peores resultados económicos en todo el planeta. La caída acumulada de su PIB no tiene comparación en el mundo con la de ningún país en tiempos de paz o de guerra. En tamaño, ya la economía venezolana es superada por Bolivia, Costa Rica y muy pronto la empatará Paraguay.
La inflación en Colombia se ubicó en 1,61% en 2020, la tasa más baja desde que inició el registro en 1954, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística. La pandemia del coronavirus jugó un papel en estos resultados.
Con ese resultado, el PIB disminuyó 14,49% de enero a septiembre de 2020, respecto al similar período del año anterior, y retrocedió 10,26% en los últimos 12 meses, de octubre 2019 a septiembre 2020. La contracción de septiembre es la más leve registrada en los últimos siete meses.
Datos recopilados por la Asamblea Nacional revelan duros indicadores del colapso histórico de la economía venezolana, con una inflación anualizada por encima de 3.300%, en medio de la profunda depresión económica que ha pulverizado el 92% de la riqueza desde que Maduro asumió el poder.
La pobreza en Argentina creció en los primeros seis meses de este año empujada por la recesión económica y la inflación, una estadística que complica al presidente Mauricio Macri en plena campaña para su reelección pero que también es una llamada de alerta para el favorito a sucederlo, el opositor kirchnerista Alberto Fernández.
La pobreza en Argentina creció en los primeros seis meses de este año empujada por la recesión económica y la inflación, una estadística que complica al presidente Mauricio Macri en plena campaña para su reelección pero que también es una llamada de alerta para el favorito a sucederlo, el opositor kirchnerista Alberto Fernández.
Los primeros indicadores económicos reconocidos por el chavismo en años desnudan desde el Banco Central de Venezuela el profundo colapso de la economía venezolana, con una tasa de inflación oficial de 130.060% en 2018 y un derrumbe acumulado entre 2013 y 2018 del 47,6% en el Producto Interno Bruto, o suma total de riqueza producida por un país.
La estresante ansiedad que se ha apoderado de la bolsa de valores podría verse bastante contraria a la realidad económica: El crecimiento económico es fuerte, el desempleo sumamente bajo y los consumidores se sienten excepcionalmente confiados.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), una organización regional de Naciones Unidas cuya secretaria ejecutiva, Alicia Bárcenas, se ha mostrado como abierta simpatizante del chavismo, pronostica que la economía venezolana se desplomará otro 15% en 2018, en un proceso de deterioro que se prolongará en 2019 con otra caída de 8,0% para encadenar seis años seguidos de depresión histórica.
Los empleadores en Estados Unidos anunciaron en agosto la mayor cantidad de empleos en dos décadas y la contratación también llegó a un nivel histórico, nueva evidencia de que las compañías estadounidenses están desesperadas por agrandar sus planteles durante el sólido crecimiento económico.
Con el reciente triunfo en las elecciones mexicanas de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), recordé entre otras muchas películas que hemos vivido, aquella de 1999 del director Spike Jonze “Being John Malkovich” (¿Quieres ser John Malkovich?) en la que un titiritero descubre un pasadizo secreto para vivir en la mente del actor John Malkovich por unos minutos, y en la que después otros personajes quieren hacer lo mismo, generándose toda una confusión por los conflictos internos. Hay muchos personajes de la política mexicana que quieren vivir en la mente de AMLO.
En primer lugar, tenemos que ponernos de acuerdo en qué entendemos por "Estado Fallido", porque seguramente el concepto, que ha sido usado en forma indiscriminada, se adapta a todos los gustos. Para algunos es un Estado, débil en lo económico, en lo político, en lo militar. Para otros, esas sutilezas no existen. Venezuela, para ellos, es un Estado en donde no pueden lograr satisfacer sus necesidades más apremiantes: alimentación, vestido, vivienda, servicios básicos, seguridad, educación, salud, y sobre todo la esperanza de un mejor futuro.