Así es como dejé de creer en "el felices para siempre"
Cuando era joven, bueno más joven, envidiaba el noviazgo de mi amiga Stephany. Su novio era súper romántico, todas las semanas le enviaba flores, la llevaba a comer a los mejores restaurantes de la ciudad, y ni hablar de sus escapadas quincenales a las playas más paradisíacas del Caribe.