Venezuela

"La carne de mis dedos se me caía a pedazos", recuerda expreso venezolano ante la OEA

Jesús Alemán, Nixon Leal y Luis de la Sotta hablaron en la sede de la Organización de los Estados Americanos en Washington, ante un panel de expertos por la presentación del tercer informe sobre "crímenes de lesa humanidad" en Venezuela. Estos son sus testimonios

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«Después de cada golpe escuchaba como se reían» los agentes, afirma el expreso político venezolano Jesús Alemán, a quien las palizas y las descargas eléctricas no le doblegaron las ansias de «luchar» por aquellos que «están siendo torturados».

Alemán es una de las víctimas que prestaron testimonio el viernes 3 de mayo en la sede de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en Washington, donde un panel de expertos independiente presentó su tercer informe sobre «crímenes de lesa humanidad» en Venezuela.

Este es un resumen de las historias de tres de ellos.

Jesús Alemán

«Fui golpeado, aislado y torturado», afirma este expreso político de 31 años.

Jesús Alemán dando su testimonio

Fue detenido dos veces, pero la que más le marcó fue la segunda, el 18 de enero de 2018.

«Me tapaban la cara con una bolsa negra que me cortaba la respiración».

«Me decían que cada aplauso que recibíamos en los mítines, en las marchas, en las concentraciones, en las protestas, lo iba a sentir en golpes».

«Cada silencio en mi interrogatorio era equivalente a otra paliza».

«Después de cada golpe escuchaba como se reían y disfrutaban del momento, sus risas también eran tortuosas».

«En esos momentos solo podía pensar en mi familia, mi novia y todo mi equipo».

«Sentía que me estaba volviendo loco (…) sin saber si alguien sabía de mi paradero».

«Me incriminaban por delitos que no cometí».

Luego de todas «las torturas» en «el SEBIN», el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, «me trasladan a una cárcel común».

«Allí vi que la muerte de una persona vale solo una palabra; por solo equivocarte y decir leche a la leche y no decirles vaquita es un disparo en el pie».

«Vivíamos en condiciones inhumanas, todas las necesidades fisiológicas y de aseo, cuando eran permitidas, las hacíamos a través de un ducto que colapsaba y llegaba el agua hasta las pantorrillas».

«Me enfermé» de escabiosis y hongos. «La carne de mis dedos se me caía a pedazos llegándome a ver hasta los tendones de mis dedos de los pies».

«Me enfermé» de escabiosis y hongos. «La carne de mis dedos se me caía a pedazos llegándome a ver hasta los tendones de mis dedos de los pies».

Jesús Alemán, expreso político

«Me negaron en todo momento asistencia médica».

«Al terminar toda esta locura, aún preso (…) me plantean tres escenarios», «uno era la posibilidad de salir del país sin poder volver más nunca».

Antes de la expatriación, le dieron una última advertencia: «Me dijeron que ya me había salvado en dos oportunidades y una tercera no lo podría contar porque me matarían directamente y la muerte iba a ser de tal forma que me desaparecerían, que me iban a cortar en pedazos y jugar con mis órganos».

Los gestos que hicieron los agentes mientras le amenazaban, dice, le impulsan «a luchar por los más de 270 presos políticos que aún quedan y que (…) están siendo torturados».

Nixon Leal

Este expreso político que vive en Estados Unidos como refugiado político afirma haber sido «prisionero de la dictadura en más de cinco oportunidades». La última fue «la más dolorosa», en la «DGCIM», la Dirección General de Contrainteligencia Militar.

Nixon Leal vive en Estados Unidos

Unos «hombres de negro» me secuestraron y «me torturaron durante días».

Uno me dio «golpes en el estómago (…) me ahorcaba por lapsos de tiempo».

Uno tomaba «apuntes», otro «me daba fuertes golpes en la cara (…) decía que si no colaboraba subiría de nivel».

«Me echaban insecticida cerca de la nariz y de la boca» y «gas lacrimógeno», lo que «me ocasionó un paro respiratorio».

«Me echaban insecticida cerca de la nariz y de la boca y gas lacrimógeno, lo que «me ocasionó un paro respiratorio».

Nixon Leal, expreso político

«Querían que grabara un video en donde admitía la culpa y a su vez debía señalar a varios dirigentes políticos para inculparlos».

«Por negarme, uno de ellos (…) me clavó tres chinches debajo de las uñas de mis manos, uno amarillo, uno azul y uno rojo».

«Quise suicidarme (…) traté de ahorcarme con mi propio suéter» pero «no lo logré».

«Fui presentado ante una corte militar con el rostro hinchado y desfigurado por los golpes».

«La tortura existe, si no me creen véame la cara», le dijo a la jueza.

«Están frente a un hombre que aún se considera prisionero, porque a pesar de que mi cuerpo está en este lugar, mi memoria sigue repartida» en cada una de esas cárceles. A pesar de eso, «están frente a un hombre con las esperanzas renovadas de que se puede hacer justicia».

Luis de la Sotta

Capitán de navío venezolano que, desde 2018, estuvo detenido cinco años, cuatro meses y 11 días bajo la custodia de la DGCIM.

El Capitán de navío Luis de la Sotta

«Denuncié la corrupción y politización dentro de la fuerza armada nacional además de negarme a decir el lema de un partido político».

«Me colocaron pistolas en la sien simulando una ejecución, con palos me golpearon» y «me privaron de sueño».

Todos «mis torturadores fueron ascendidos de rango militar por Nicolás Maduro», el presidente de Venezuela.

«Me insultaban, se burlaban, me decían que violarían a mi esposa».

«Me insultaban, se burlaban, me decían que violarían a mi esposa».

Luis de la Sotta, expreso político

«Estuve en la celda de los locos, una celda de tortura con temperaturas glaciales, sin colchón, con una braga verde, sin ropa interior, me daban los alimentos en un envase que tiraban al piso, sin cubiertos, tenía que comer con las manos llenas de excrementos».

«A veces me privaban de alimentos. Mis necesidades fisiológicas sólidas las hacía en una bolsa plástica, si la tenía, de lo contrario evacuaba en el piso, orinaba en un envase y solo tenía acceso a la ducha una vez por semana».

«Mi mujer y mis hijos tuvieron que huir al día siguiente de mi detención ya que los estaban buscando para detenerlos».

«Hace menos de 14 días me reencontré nuevamente con ellos»

Después de que su caso figurara en un informe presentado ante el consejo de derechos humanos de la ONU, fue «forzado a entrar en un cuarto de tortura» llamado «la tumba vertical» porque es «tan estrecho que solo puedes permanecer de pie».

A continuación puedes ver la reunión y los testimonios:

Detener a responsables de tortura

Así las cosas, el panel de expertos de la OEA instó a la Corte Penal Internacional (CPI) a centrarse en personas «específicas» y «perpetradores de nivel medio y alto» de crímenes de lesa humanidad en Venezuela para emitir «ordenes de arresto».

«Las denuncias de cada uno de los crímenes de lesa humanidad son moneda corriente todavía en el país«, afirmó el secretario general de la Organización de los Estados Americanos, Luis Almagro, durante la presentación del tercer informe del panel de expertos independiente que analiza la posible comisión de este tipo de actos en Venezuela desde 2017.

En los últimos seis meses se han analizado casos de tortura, detención arbitraria, violencia sexual y persecución para determinar si se han investigado y juzgado y «las conclusiones son en realidad bastante chocantes», afirmó Joanna Frivet, miembro del panel.

«Venezuela no está cumpliendo con sus obligaciones (…) de exigir responsabilidades» y en estas circunstancias la intervención de la fiscalía de la CPI «es fundamental para impulsar la investigación y procesamiento de los crímenes de lesa humanidad cometidos en Venezuela», añadió.

«Venezuela no está cumpliendo con sus obligaciones (…) de exigir responsabilidades»

Joanna Frivet, del panel de expertos de la OEA

El panel recomienda al fiscal de la CPI que «se implique más, de forma urgente, considerando la naturaleza actual de los crímenes, para abrir investigaciones contra individuos específicos y hacer avanzar estos casos ante la Corte con el fin de emitir órdenes de arresto», dijo.

Le pide asimismo que centre sus investigaciones «en perpetradores de nivel medio y alto con carácter de urgencia, para evitar que se sigan cometiendo crímenes» porque «la brecha de impunidad es significativa».

En «aproximadamente el 83,6% de todos los casos de tortura analizados por el panel no había registros de diligencias de investigación» a pesar de las denuncias, se lee en el informe.

Los retrasos se deben a «una falta de separación entre el poder judicial y el ejecutivo», según Frivet.

«Una larga lista»

El panel exhorta a Venezuela a que «cese inmediatamente la comisión de crímenes, las operaciones de encubrimiento, la represión contra los activistas de derechos civiles, las víctimas y sus familiares».

Santiago Cantón, presidente del panel, se adelantó a posibles críticas a la OEA, de la que Venezuela solicitó formalmente salir en 2017.

«Algunas personas podrían decir que (…) es parte de un plan de la derecha internacional encabezado por el Secretario General para denunciar y desprestigiar al régimen (del mandatario Nicolás) Maduro», dijo.

«Si esto fuera así, por qué existen además de los informes de este panel» otros muchos que han planteado «exactamente lo mismo», se preguntó Cantón.

El caso de Venezuela es peculiar porque normalmente los Estados «hacen desaparecer las pruebas», pero aquí las víctimas «son los propios testigos», explicó Manuel Ventura, otro miembro del panel.

«El caso va dirigido contra personas físicas. Es una larga lista y la primera de ellas es el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro», añadió.

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