La Aretha más espiritual emerge del silencio en un filme de Sydney Pollack
El concierto se grabó durante dos noches consecutivas, en enero de 1972, en una iglesia de Los Ángeles. Una joven pero ya consagrada Aretha Franklin, vestida con túnica y concentrada, lleva al éxtasis a los feligreses canción tras canción en un recital de góspel que ha tardado 46 años en ver la luz