Internacionales

Corea, la península nuclear que el mundo observa con temor

Vientos de guerra en Asia, retórica exacerbada, ensayos misilísticos y despliegue de tropas, crean un panorama que podría ser eventualmente apocalíptico

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corea del norte
POR: MANUEL TOVAR

“Deberíamos demostrar a las grandes potencias nacionalistas cómo nuestro Estado alcanza la meta de dotarse de un arma nuclear a pesar de sus reiteradas sanciones y bloqueo. Sólo así los gobernantes de Estados Unidos no osarán a seguir hablando de opción militar contra Corea del Norte”, dijo el líder del país Kim Jong-un el pasado 16 de septiembre a tan sólo tres días del inicio de las sesiones de debate de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas.
Kim insistió en que tan sólo busca alcanzar el equilibrio militar con Estados Unidos mediante armamento nuclear, y esto no es nuevo.
En abril Kim Chang-mim, director general de Organizaciones Internacionales de la República Democrática Popular de Corea en Pyongyang, afirmó: “Hoy en la península de Corea se ha creado una situación extremadamente peligrosa que nadie puede prever cuándo se va a quedar fuera de control y a derivar en una guerra total. La situación actual ha sido provocada por Estados Unidos, que se ha vuelto histérico con el despliegue de 300.000 solados en Corea del Sur y un arsenal nuclear suficiente para empezar una guerra”.
El funcionario que es el enlace entre uno de los regímenes más secretos del planeta y la ONU, agregó que su país tiene derecho a realizar pruebas nucleares.
“La agresividad histérica estadounidense nunca había alcanzado tal nivel en la península de Corea y nunca se había acercado tanto al borde de una guerra nuclear. Si las pruebas nucleares son una amenaza para la seguridad mundial, Estados Unidos sería el primero que debería ser sancionado”.
Pero el temor hacia Corea del Norte no es infundado.  Ya son seis los ensayos nucleares que han realizado, los tres últimos en enero y septiembre de 2016 y en septiembre de 2017. El más reciente fue mucho más poderoso que las bombas de Hiroshima y Nagasaki de 1945.
Además, en lo que va de año ascienden a 14 las pruebas balísticas que se han hecho. Las dos últimas fueron sobre la isla de Hokkaido en Japón, en agosto y septiembre.
El régimen juche de Kim pretende seguir reforzando sus capacidades militares de autodefensa y ataque nuclear preventivo, con la producción de proyectiles capaces de llegar a la costa Oeste de Estados Unidos.
Pyongyang ve todas las medidas –como el despliegue del sistema de misiles Thaad en Corea del Sur, el envío del grupo de guerra que incluye al portaviones nuclear estadounidense Carl Vinson al Océano Pacífico y los juegos de guerra con las marinas de Australia, Japón y Corea del Sur– como un claro desafío a su existencia.
 Socio incómodo

Las naciones han sancionado las aventuras armamentísticas de Corea del Norte, pero las diferencias se presentan con el camino a seguir para lograr disminuir las tensiones.
Tanto China, que durante décadas fue el gran aliado del régimen de los Kim y aún hoy es parte de su soporte económico a través del comercio, como Rusia, heredera de la Unión Soviética el rival más poderoso de Estados Unidos, afirman estar en desacuerdo con la proliferación nuclear, pero a la vez llaman a disminuir la intensidad del lenguaje, y manifiestan que es el gobierno de Trump el que debe dar pasos atrás para que haya una solución en la península.
“Todos deben saber que Corea del Norte no renunciará a las armas nucleares mientras haya una amenaza directa contra su seguridad. Y eso es precisamente lo que ven los norcoreanos en las maniobras militares a gran escala de Estados Unidos”, dijo al comienzo de la crisis Guennadi Gatílov, viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia ante el Consejo de Seguridad.
Además Rusia junto a Francia llamaron por su parte a negociaciones directas con Pyongyang para reducir la tensión.
El canciller ruso Serguei Lavrov expresó: “Espero que no haya acciones unilaterales como las que hemos visto recientemente en Siria. No aceptamos las aventuras nucleares y balísticas de Pyongyang en violación de las resoluciones de la ONU, pero ello no quiere decir que sea posible violar el derecho internacional usando la fuerza”.
Su par chino, Wang Yi, evitó condenar explícitamente los hechos pero llamó a la contención y aseguró que se debe fomentar el diálogo con Corea del Norte. “El uso de la fuerza no resuelve las diferencias y solo llevará a mayores desastres. El diálogo y las negociaciones representan la única opción correcta, realista y viable”.
El ministro agregó que es necesario el retiro del escudo norteamericano antimisiles de Corea del Sur, para fomentar la desnuclearización de la península, así como mantener los esfuerzos de no proliferación nuclear para evitar que la región se hunda en el caos. Para ello Pyongyang debe suspender sus ensayos nucleares y misilísticos y Seúl y Washington cesar sus juegos de guerra, dijo.
Además de su política de no intervención, China tiene razones para llamar a la contención. Según un tratado firmado en 1961 y ratificado en 2001 Pekín debe ayudar a su vecino en caso de un ataque. El llamado “Tratado de amistad, cooperación y asistencia mutua”, establece que se debe aportar ayuda militar con todos los medios a disposición. Pero esta vez China no sólo ha desaprobado las acciones de Corea del Norte, también las condena y no asistirá automáticamente a Kim Jong-un pues el texto señala que ambos países deben esforzarse en preservar la paz en el continente asiático y el mundo.
En alerta

La escalada ha llevado a innumerables reacciones de condena en el mundo, un aumento de la retórica de varios países y subsecuentes llamados a la contención.
La ONU condenó los avances de Corea del Norte para desarrollar sus armas nucleares y expresó su preocupación por el riesgo de que ese programa genere una escalada militar en la zona.
“Millones de personas viven bajo la sombra generada por las provocativas pruebas nucleares y misilísticas en la República Popular y Democrática de Corea (Corea del Norte). No podemos caminar como sonámbulos hacia una guerra”, expresó sombrío el secretario general de la ONU Antonio Guterres ante la Asamblea General.
El diplomático portugués había dicho antes que Corea del Norte es el único país que ha realizado pruebas nucleares en este siglo. “Estoy alarmado por el riesgo de una escalada militar en la región, incluso por un error de cálculo o malentendidos”.
Además, advirtió sobre la posibilidad de que los esfuerzos para contrarrestar las actividades desestabilizadoras norcoreanas deriven en una mayor competencia militar y tensiones internacionales. “Ese peligro dificulta aún más la capacidad de la comunidad internacional para mantener la unidad y lograr una solución pacífica”.
El alto funcionario recordó que las pruebas nucleares y balísticas que viene haciendo desde hace más de una década Corea del Norte han derivado en dos resoluciones con sanciones impuestas al régimen de Pyongyang por el Consejo de Seguridad de la ONU y que la ausencia de comunicaciones con el régimen magnifica el peligro.
Al margen de la Asamblea General, el Consejo de Seguridad, condenó firmemente el más reciente disparo que calificó como provocador y anunció una nueva reunión para tratar la crisis el jueves 21 de septiembre.
Más dureza
Mientras algunos países y organizaciones exhortan a la contención, Estados Unidos y Corea del Norte persisten en la retórica explosiva.
“Estados Unidos tiene gran poder y paciencia, pero si es forzado a defenderse y defender a sus aliados, no tendremos otra opción que destruir totalmente a Corea del Norte. El ‘Hombre Cohete’ –en alusión a Kim Jong-un– está en una misión suicida para sí mismo y para su régimen”, dijo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en su discurso ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas.
Trump también había asegurado antes que Corea del Norte es una amenaza para los aliados de su país: Australia, Japón y Corea del Sur. Insiste en que incluso su rival, China peligra. El mandatario dijo que en caso de ser atacado territorio estadounidense, como la isla de Guam o la Costa Oeste de la unión americana, Corea del Norte sentiría el fuego y la furia como nunca antes había visto.
El magnate además ha aprovechado la situación para fustigar, no sólo a su rival, también a sus aliados. A Corea del Sur y Japón les dijo que debían ser más consecuentes en caso de un enfrentamiento y prepararse militarmente para un combate, pues la paciencia se agota.
Paralelamente el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson y la embajadora ante la ONU, Nikki Hailey, insisten en que Pyongyang representa el asunto de seguridad más acuciante del mundo y defienden la idea que la comunidad internacional debe actuar de forma urgente y más contundente, para forzar al país a abandonar su programa nuclear.
Mientras tanto, se busca enfilar las herramientas diplomáticas y financieras para contrarrestar la agresión norcoreana antes de llegar a acciones militares. Lo que se pide es que países suspendan o reduzcan sus relaciones diplomáticas con Corea del Norte, como ya lo han hecho Kuwait y España al declarar personas no gratas a los embajadores asiáticos en sus países, y por aumentar su aislamiento financiero con más sanciones, incluidas más restricciones comerciales.
Washington, además, está dispuesto a sancionar a entidades e individuos de terceros países que apoyen las actividades ilegales de Corea del Norte, un mensaje enfocado en el principal socio comercial del régimen de los Kim, China.
Japón, por su parte, sigue la postura de Washington y realiza ejercicios para un eventual combate. A comienzos de mayo envió a su portahelicópteros para escoltar a las embarcaciones estadounidenses al suroeste de Tokio.
Corea del Sur observa también con sospecha a su vecino del norte y a los giros trumpianos, por lo que sigue preparándose para una eventual intervención armada.
En mayo el recién electo Moon Jae-in del Partido Democrático –liberal– abogó por mejorar el diálogo y las relaciones Norte Sur antes que mantener los misiles en su territorio y seguir el camino de las sanciones y el estado de guerra. Pero a pesar de los intentos de Moon y de no ir militarmente contra las tierras de sus ancestros -sus padres son originarios del norte y el aún tiene familia ahí- la tozudez de Kim Jong-un no lo ayuda en los esfuerzos de lograr la paz en la región.
La gravedad de la situación actual ha llevado a un frustrado Moon a apoyar las sanciones y prepararse incluso con pruebas balísticas y juegos de guerra en la frontera para defenderse de la amenaza del norte. “El diálogo es imposible en una situación como ésta. Corea del Norte desafía las condenas y las advertencias de la comunidad internacional. En el caso de que emprenda provocaciones contra nosotros o nuestros aliados, tenemos el poder de destruirle y hacerle incapaz de recuperarse”.]]>

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