El presidente Donald Trump prometió restaurar el orden en Estados Unidos tras el mayor estallido de protestas en décadas por la muerte de un ciudadano negro a manos de un policía blanco, amenazando a los estados con desplegar a los militares si no cesa la violencia.
Una semana después de la muerte de George Floyd, un hombre negro de 46 años que fue asfixiado por un policía blanco que lo inmovilizaba en Minneapolis, las protestas se extendieron de costa a costa y las manifestaciones en su mayoría pacíficas derivaron la noche del domingo en disturbios generalizados.
En la capital Washington hubo destrozos, fuegos encendidos por los manifestantes, banderas estadounidenses en llamas y muros pintados con consignas contra la policía en las inmediaciones de la Casa Blanca.
La residencia presidencial quedó a oscuras y el mandatario fue alojado en el búnker. «Lo que pasó en la ciudad anoche es una deshonra absoluta», dijo Trump en una discurso pronunciado este lunes en la Casa Blanca al mismo tiempo que la policía dispersaba una protesta a metros del edificio.
Además, Trump anunció que desplegará militares en la capital para detener «los disturbios, los saqueos, el vandalismo, los ataques y la destrucción gratuita de la propiedad». «Estoy enviando miles y miles de soldados fuertemente armados«, aseguró y amenazó al resto de ciudades que si no toman decisiones para frenar las protestas va a desplegar al ejército estadounidense para «arreglar rápidamente el problema».
Poco después de que la policía despejó a los manifestantes apostados fuera de la iglesia de Saint John, un histórico edificio cerca de la Casa Blanca dañado el domingo al margen de la protesta, Trump llegó al lugar y fue fotografiado con una Biblia en la mano.
El candidato demócrata a la presidencia, Joe Biden, acusó a Trump de «usar» al ejército «contra los estadounidenses». «Lanzó gases lacrimógenos a manifestantes pacíficos y disparó balas de goma. Para una foto», tuiteó Biden, quien insistió a los votantes de cara a las elecciones de noviembre: «Por nuestros niños, por el alma de nuestro país, debemos derrotarlo».
También la alcaldesa demócrata de Washington, Muriel Bowser, denunció una dispersión «vergonzosa» que, según el gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, solo sirvió para ofrecer al presidente «una sesión de fotos».
Este lunes, Bowser adelantó en cuatro horas el toque de queda, que comenzó a las 19:00. Pasada esa hora, decenas de manifestantes fueron arrestados por violar la medida.
En Nueva York, donde una periodista de AFP constató que tiendas de la célebre 5ª Avenida fueron saqueadas, la restricción comenzó a partir de las 23.00 locales.
Durante la jornada, Trump responsabilizó a la «izquierda radical» de las movilizaciones, y criticó a los gobernadores por «débiles» y los instó a «imponerse».
Estas protestas se producen en un momento en que más de 100.000 personas han muerto en Estados Unidos por el nuevo coronavirus, y en que las medidas para mitigarlo han dado un fuerte golpe a la economía. Además, la epidemia ha tenido un impacto devastador en la comunidad negra y algunos estudios muestran que esta población sufre una mortalidad hasta tres veces mayor que la de los blancos.