Venezuela

Los adultos mayores piden ayuda para salir de la miseria

El desamparo de los adultos mayores en Venezuela, que hoy "celebran" su día, se refleja en los rostros de Marco Tulio, Rodolfo, Carmen, Douglas, Apolonio y Alex, que contaron cómo sobreviven, muchas veces sin casa ni familia

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adultos mayores
Olga Maribel Navas

El 29 de mayo se conmemora en Venezuela el Día de los Adultos Mayores, como un homenaje a su importante papel en sus familias y la sociedad.

Este año, la celebración coincide con la discusión de la nueva Ley Orgánica para la Protección y Atención Integral de los Adultos Mayores, en medio de una serie de carencias que afectan su calidad de vida.

Marcos Tulio Flores Aldana es un venezolano de 65 años que diariamente merodea las instalaciones del Bulevar Panteón en el centro de Caracas. Hoy lo encontramos barriendo el espacio público y ordenando unas bolsas llenas de basura, tarea que repite diariamente y por lo cual, los vecinos de la zona le dan un poco de comida.

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Usa un taboca artesanal de tela, para protegerse de la covid-19, enfermedad que dice temerle miedo, pero igual tiene que salir a trabajar todos los días. Desde hace tres años vive en situación de calle.

Fotografía: Olga Maribel Navas

“Yo tenía mi buena casa en el sector Nuevo Horizonte, en Catia, en Caracas. Pero mi mujer y mis cuatro hijos decidieron irse del país, a Ecuador, pues allá le habían ofrecido un negocio. Decidimos vender la casa para pagar los pasajes. Se suponía que luego me mandarían a buscar«, dijo Marco Tulio.

Evidentemente, eso no ha pasado.

Explicó que, después de la partida de su familia, vivió en algunas pensiones y se fue a trabajar como obrero en una finca por el estado Miranda, pero al poco tiempo lo despidieron. Volvió a Caracas, sin dinero para pagar una pensión donde dormir. Entonces comenzó a pernotar en diferentes espacios del bulevar Panteón.

“De mi familia no he sabido más nada. No han llamado a los teléfonos que acordamos. En un pasado, trabajé en centros de rehabilitación de personas en situación de calle y ahora yo vivo en la calle. Soy pensionado del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, IVSS, pero ese dinero no alcanza para nada. Diariamente realizo el aseo del bulevar, no permito que otras personas, en mi misma situación, rompan las bolsas de la basura y rieguen los desperdicios. En retribución, los comerciantes y los condominios me dan comida”, señaló Marco Tulio.

Fotografía: Olga Maribel Navas

Dar a los que tienen menos

Dice que en el tiempo que lleva realizando este oficio, ha conocido muchas personas de la calle, que buscan comida entre la basura. Entre ellos hay muchos adultos mayores.

“La verdad, me da hasta pena, vergüenza, decirles que no abran las bolsas de la basura. Sé que están buscando comida, y sé que la crisis afecta especialmente a los adultos mayores. Yo me doy a la tarea de apartar los restos de comida y se les entrego en una bolsa. También la ropa o los zapatos que encuentro entre los desperdicios y que todavía puedan usarse”, dijo.

Fotografía: Olga Maribel Navas

Dijo que unos delincuentes le robaron un bolso donde tenía la poca ropa que le quedaba y un viejo teléfono celular, que era su conexión con la esperanza que su familia llamara en algún momento.

-¿Usted sabe que se está llevando a cabo la Discusión de la ley Orgánica Para la Protección y Atención Integral de Adultas y Adultos Mayores, que ya ha sido aprobada en primera discusión en la Asamblea Nacional?

-Sí, algo he escuchado por allí. Algo he leído. Pero, la verdad, ¿tú crees que esa ley, como decía el Chapulín Colorado, podrá defenderme?. No solo a mí sino a tantos adultos mayores que estamos pasando trabajo, que necesitamos medicinas y no tenemos para comprarla, que requerimos de una dieta balanceada y la pensión no alcanza para adquirir alimentos. O, peor aún, ¿podrá ayudar a personas que, como yo, nos encontramos en situación de calle, que por distintas razones no tenemos una cama donde descansar, ya en la última etapa de nuestras vidas?.

Queremos vivienda, salud y alimentación

Cada domingo, en horas de la tarde, en la esquina de Jesús de la parroquia San Juan, en Caracas, se forma una larga cola de personas en situación de vulnerabilidad. Van en busca de un plato de sopa caliente que los integrantes de la ONG Regálame una Sonrisa ofrecen a través de sus programas sociales.

Fotografía: Olga Maribel Navas

Más de 80 % de los asistentes son adultos mayores. Casi todos con necesidades especiales y sumidos en la pobreza. Muchos señalan que no cuentan con el apoyo de sus familias. Pocos conocen la discusión de la ley que, supuestamente, defenderá sus derechos.

Entre ellos está Douglas Mendoza, de 72 años de edad. Vive en el barrio El Guarataro. Dijo ser jubilado de un organismo del estado y pensionado del IVSS.

“Esos pagos mensuales no me alcanzan para nada. Tengo varias enfermedades, pero si compro medicamentos, no puedo comprar comida. Algunas veces me toca irme a dormir sin comer. Pediría yo a ese ley que me aseguren mis alimentos”.

Fotografía: Olga Maribel Navas

Carmen Ruiz tiene 60 años. Trabaja en la economía informal, todos los días de la semana.

“Yo tengo una pensión, pero cada vez que me depositan invierto ese dinero en comprar veneno para ratas y chiripas que ofrezco en las calles los 7 días de la semana. Vivo en una vecindad donde tengo que pagar un dólar diario, solo para dormir. Allí no tengo derecho a más nada. Yo pediría una incorporaran en la ley un plan de vivienda para los adultos mayores”.

Fotografía: Olga Maribel Navas

Apolonio González tiene 70 años, y a su lado está Rodolfo Contreras, de 80. Ambos se interesaron en el tema de la ley para los adultos mayores y estuvieron de acuerdo en señalar que es necesario la creación de puestos de trabajo para los llamados «abuelos», pues las pensiones no alcanzan para cubrir todos sus gastos.

Por su parte, Alex Zancheta, de 71 años, pidió que mejorara la atención en los hospitales “y se cree un programa para la entrega de medicinas gratis”.

Todos piden ayuda para salir de la pobreza en que se encuentran sumergidos.

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