Opinión

Fuera Del Aire: La nueva seriedad de Luis Chataing

Héctor Palma logra mostrar un Chataing tan Chataing que se ve transparente: Desde su necesidad de trascender hasta cómo le ha cambiado la vida el nacimiento de su hijo, Luis Ignacio.

Publicidad

Fuera Del Aire, la película, es la despedida de Luis Chataing de las pantallas venezolanas ¿Por qué despedir una etapa en el cine? Quizás (y estoy especulando) es porque, por primera vez, Chataing se hizo realmente bueno haciendo TV (por mi mente pasan malos, realmente malos flashes de su programa en Globovisión y de Ya es mediodía en China). Lo que no esperaba es que el hilo conductor de este documental fuese una decisión que, como a muchos venezolanos, le ha tocado sopesar al popular animador/comediante/locutor: ¿Me voy o me quedo?

Luego de su intempestiva salida del aire en Televen, Luis y sus reporteros, Jean Mary Curró, Led Varela («¿Qué clase de nombre es Led?. preguntan en la cinta), Manuel Silva, José Rafael Guzman y Álex Goncalves) se proponen despedir de su audiencia. Así nace Fuera del Aire: una evocación cuasi-perfecta de lo que era su show, pero en vivo y girando por todo el país. Lo que se ve, por casi hora y media, es su concepción y su ejecución. El espectador se sumerge en el proceso de preproducción (cuáles sketchs se van a tomar del programa, cómo va a ser la presentación, la necesidad o no del invitado, las grabaciones en frío). También lo que sucede en la vida de estas cinco personas mientras, en paralelo, acometen el proyecto. Especial interés toma el crecimiento de Luis Ignacio, hijo de Luis y su esposa, Ximena Otero.

Allí, en ese último punto, es que se ve al Chataing más reflexivo, la cara seria de un eterno echador de varilla. Acentúa enormemente el cambio que significó su nacimiento, el pensar en su futuro en el país, el querer que crezca en Venezuela -y como un venezolano. Porque si hay algo que es Luis Chataing, es venezolano: echón, jodedor y resuelvelotodo. Pero también se nota que ha tomado en cuenta su rol en estos tiempos: El de la bandera del humor crítico para despertar conciencia. Ese humor que, a veces, atraviesa las barreras de la polarización. La grabación del Mucho Gusto con Vanessa Davies tiene un momento memorable, más allá de escuchar de boca de la comunicadora que era fanática (ella dice usuaria, pero sus ojos dicen fanática) de Chataing TV. Davies pide un café con leche. Pero no hay leche. Davies sonríe de medio lado y asiente. Así la izquierda asume la realidad. También hay para el otro lado, ante la negativa de Luis de invitarla a uno de sus shows en Caracas por el público: «La va a pasar mal, burda de mal (…) la van a pitar».

Héctor Palma (Cédula, ciudadano; Ni tan largos ni tan cortos) realizó un impecable trabajo de dirección. Fuera del Aire no es pretenciosa, pero está impecablemente lograda en edición, selección de imágenes de respaldo y trascendencia. El humor está allí, pero no rivaliza con el mensaje a comunicar, que al final es un llamado a la reflexión sobre el cierre de espacios para, libremente, expresarse. Lo otro que logra Palma es mostrar a un Chataing tan Chataing que se ve transparente, con lo bueno y lo malo. Con su obsesión por el Forum de Valencia, por Renny Ottolina, su amor de padre y su aire de sobrao’. Utilizar a las redes sociales como el otro elemento narrativo también involucra al espectador. «Yo vi esa foto», escuché en la sala en un momento donde se muestra al equipo en la previa de la primera función, vista desde el Instagram de Luis.

Quizás el mayor logro de Fuera del Aire es que haga que personas que nunca vieron Chataing TV (yo vi, sin mentirles, 3 o 4 programas), extrañen el show. Es como hacer uno de esos discos de Grandes Éxitos, donde todas las bandas suenan arrechísimas porque hay puro lomito sin grasa. Seguro los chorrocientos programas no fueron tan buenos como las 12 funciones de despedida. Sí, porque es una despedida. «Yo estoy claro que en estas circunstancias nunca más voy a salir en televisión», admite. También son sus compañeros los que se despiden. «Para la gente esto era un programa de televisión; para mí, esta es mi vida», dice Varela en uno de los backstage. La única mancha es el alargar la despedida. La escena final, estilo confesionario, hace que se diluya el impacto de lo que vio Chataing en la capital del estado Carabobo, la tierra de Renny. No hay necesidad de preguntar lo obvio. Es obvio que su papel ya cambió.

Publicidad
Publicidad