Tecnología

Nuestra información es el recurso natural del siglo XXI

Los datos son el fenómeno de nuestros tiempos, impulsan avances importantes y una toma de decisiones más efectiva en los negocios, el gobierno y la sociedad. En todo momento, ya sea de forma adrede o involuntaria, compartimos información a través de los dispositivos móviles, las redes sociales y diferentes aplicaciones sobre nuestro estilo de vida, preferencias, gustos u opiniones. Pero ¿qué importancia le damos a todo lo que compartimos?

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Por Carlos Medina. Gerente General IBM de Venezuela

Somos testigos de los grandes avances tecnológicos que han existido en los últimos años, pero en lo referente a los datos, parece que no todo es tan fácil como creíamos, porque hablar de datos implica hablar de responsabilidad. El riesgo de que se robe información personal y colectiva parece aumentar y por ello debemos velar por el cuidado de los derechos de los propietarios de los datos y el uso de los mismos.

Los propietarios son las personas, organizaciones y clientes que suministran información, ya sea como clientes de un banco por medio de una tarjeta de crédito, o bien, compañías que desarrollan un proyecto donde se consolidan los procesos productivos de una planta de minerales; o simplemente, ciudadanos que cargan información sobre sus actividades en las redes sociales.

Los desafíos de esta nueva economía, la de los datos, están captando la atención mundial y planteando interrogantes sobre cómo podemos aprovechar todos los beneficios de este nuevo mundo al tiempo que limitamos los riesgos. En un mundo transformado por el fenómeno de la información, resulta urgente generar transparencia y principios que garanticen la privacidad y resguardo de los beneficios que se generan al momento de procesar o analizar una gran cantidad de datos.

Pero ¿qué deben hacer las organizaciones en esta lucha para asegurarnos privacidad y brindarnos confianza? Garantizar un compromiso con quienes son dueños de los datos y guiarse por sólidos principios. Y eso sólo puede suceder a través de un amplio compromiso entre todas las organizaciones que obtienen, almacenan, administran o procesan data.

Ahora bien, si miramos la otra cara de esta moneda, la Inteligencia Artificial cobra un rol protagónico al momento de generar nuevos conocimientos y entendimiento al procesar grandes cantidades de datos. Esta tecnología debe ser el aliado de las organizaciones para trabajar en un aprendizaje exponencial, interpretando y correlacionando información de cualquier fuente y en cualquier formato.

A través de la adopción de nuevas tecnologías y arquitecturas de negocios basadas en Inteligencia Artificial y cómputo en la nube, las organizaciones podrán aprender, pronosticar, recomendar y apoyar la toma de decisiones con certeza. Esto hará posible la transformación de los negocios y de la sociedad.

Recordemos, tenemos la responsabilidad pública y privada de instalar prácticas que equilibren el libre flujo de la data en esta nueva economía; además de asegurar la privacidad, la seguridad y la flexibilidad necesaria resolver desafíos que hasta hace pocos años parecían insuperables.

Este será el tiempo de las “empresas cognitivas” y nosotros, los disruptores.

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