Las altas temperaturas (y no necesariamente por exposición solar), la contaminación ambiental, el polvo del Sahara, el humo de los incendios, el estrés, la contaminación y el uso de productos de limpieza con químicos son factores de riesgo
Enrojecimiento de la piel, sequedad, inflamación y escozor en distintas partes del cuerpo suelen ser los signos más frecuentes de la dermatitis atópica, a causa de un defecto en la barrera de la piel que permite que escape el agua y entren bacterias o contaminantes que la inflaman.
Según la dermatóloga venezolana Ingrid Rivera, los casos que llegan a su consulta suelen ser causados principalmente por la exposición al calor, y con más frecuencia entre niños. “En bebés de 3 meses de nacidos y niños hasta los 10 años de edad es más común ver las atopias en la piel; aunque también se pueden iniciar en la adultez”, explicó Rivera.
Otras causas de dermatitis atópica
Además del calor -y no exclusivamente del que resulta de la exposición solar-, la contaminación ambiental representa otro factor que favorece la aparición de atopias. En ese sentido, los combustibles fósiles, el polvo del Sahara y el humo de los incendios son causas frecuentes entre quienes acuden a la consulta dermatológica por presentar dermatitis atópica.
Si bien los factores ambientales son quizás los primeros en los que pensamos, en la consulta dermatológica se toman en cuenta otras variables: “El estrés, no como causa, sino como un agravante de las lesiones en la piel; la alimentación puede ser un factor si hay alergias o intolerancias previas; y el uso de productos para la piel que contienen conservantes, aromas o escarchas; así como limpiadores o jabones con pH muy alcalinos”, menciona Rivera.
Recientemente se conmemoró el Día Mundial de la Atopia, y Bioderma, laboratorio dermatológico de la firma francesa Naos, invitó a concientizar sobre la importancia del cuidado de la piel con el uso de productos adecuados y comprobados científicamente y de la visita a un dermatólogo. Recomendó explorar productos que nutren la piel y, a lavez, calman la irritación y mejoran la calidad de vida de quienes sufren dermatitis atópica.
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