España

Samuel Luiz: uno de sus asesinos se metió en otra pelea al día siguiente

Samuel, de 24 años y auxiliar de enfermería, murió a punta de golpes y patadas que le propinó una manada de hombres entre 20 y 25 años en las cercanías de una discoteca en La Coruña. Ahora se sabe que son una jauría acostumbrada a brutales peleas callejeras

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Samuel Luiz

Samuel Luiz, 24 años, auxiliar de enfermería en un hospital de La Coruña, su ciudad. Como cualquier joven de esa edad, y aprovechando los nuevos tiempos de flexibilización en España, fue a una discoteca el sábado en la madrugada. ¿Quién podía imaginarse que no volvería a casa, porque una jauría lo patearía, golpearía y arrastraría 200 metros, en plena calle hasta morir?

A Samuel lo mató una manada de matones, acostumbrados a estallar y pelear brutalmente. Cuando, tres días después del asesinato, fueron detenidos tres de ellos, se exculparon diciendo que «estaban muy borrachos». Aunque esa no es excusa, tampoco es cierta. Mientras más se investiga más se sabe que son sujetos (todos en sus veinte años) acostumbrados a la violencia.

Así lo demostró el diario español El Mundo que ahondó en los (hasta ahora) pocos detenidos por el crimen de Samuel Luiz. Uno de ellos, al que llaman K, se metió en otra pelea similar a la noche siguiente. Y otro, «D», se peleó esa misma noche a gritos con su novia «Ke», a quien dejaron en libertad con cargos por «colaborar» con la policía.

Sobre ellos se sabe que «K» nació en España pero es hijo de padres brasileños y vivió unos años en ese país. Es vecino de la urbanización Os Castros, en La Coruña, y tiene antecedentes por peleas en la calle. «D» es español y vive en la misma ciudad que «K» pero en otro barrio, en Moas. Allí también vive «Ke».

Según la amplia investigación de El Mundo (y que puede leer completa en este enlace), otro detenido es «El Llumba». Los testigos lo acusan de haber estrangulado a Samuel durante la segunda paliza. Testigos lo vinculan con grupos de extrema izquierda y de fanáticos radicales del fútbol. Esto no ha sido comprobado.

Las últimas horas de Samuel

El tiempo regresivo para Samuel comenzó con una videollamada, en principio, alegre, dentro del local. El chico estaba con tres amigas y a las 3 am llamaron a otra. Quizás para animarla a unirse a ellos, le mostraron el ambiente de la discoteca. Esto enardeció a un grupo de jóvenes, que no han sido descritos, y que pensaron que los estaban grabando. No se conocían entre ellos pero el primer contacto ya fue agresivo. Insultaron a la chica que tenía el teléfono, y Samuel medió.

Samuel era homosexual, y el colectivo LGTB considera que fue un crimen de odio, porque le gritaron «maricón» mientras lo atacaban. Los investigadores lo dudan, porque el móvil parece ser otro y los agresores no lo conocían antes del conflicto.

«Maricón de mierda»

“Para de grabarme o te mato, maricón de mierda”, fue la primera amenaza que le gritó el ahora asesino. En ese momento, Samuel le respondió: “maricón de qué”.

El horror comenzó en la discoteca El Andén y no paró hasta la calle Buenos Aires del paseo marítimo de Riazor. El agresor, muy bebido, y dos acompañantes, le dieron los primeros puñetazos. Enseguida un grupo enorme salió de la discoteca y se unió a la lluvia de patadas y golpes. Cuando estaba en el suelo, siguieron golpéandolo con una furia inaudita. En la cabeza, en el estómago, en los pulmones. Y seguían gritando «maricón».

La policía investiga a 13 personas por el asesinato de Samuel Luiz, aunque algunas versiones hablan de «decenas». Al final, con Samuel ya inconsciente, al menos 6 le seguían pegando.

Murió dos horas después. Los esfuerzos de los paramédicos que se presentaron en el lugar, y luego de los médicos, fueron insuficientes para salvar a este joven que, en su vida laboral, se dedicada a cuidar de los demás.

Samuel Luiz, 24 años y auxiliar de enfermería. Foto Cortesía

Los policías no aparecieron a tiempo para impedir el asesinato y demoraron varios días en capturar a algunos agresores. El resto sigue sin ser detenido. Tampoco han dado los nombres de los atacantes, a pesar que son mayores de edad.

Un crimen similar

En enero de 2020, poco antes del estallido de la pandemia en América y en pleno verano en Argentina, ocurrió un crimen similar al de Samuel Luiz. A la salida de la discoteca Le Brique en el balneario Villa Gesell, al menos ocho rugbiers mataron a Fernando Báez Sosa, de 18 años, a golpes y patadas a las afueras del local.

Este grupo de jóvenes pertenecían al mismo grupo de rugby y siempre estaban juntos. En el momento del linchamiento a Fernando, eran 10, pero dos fueron sobreseídos porque no se les comprobó participación activa.

A diferencia de la actuación de la policía que investiga la muerte de Samuel Luiz, los investigadores argentinos sí dieron a conocer las identidades de los agresores que, además, fueron arrestados muy rápidamente, a pesar que intentaron crear una coartada, comiendo en McDonald’s poco después de atacar a Fernando.

Actualmente, Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Luciano Pertossi, Lucas Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Blas Cinalli y Ayrton Viollaz están detenidos en espera de juicio, acusados de “homicidio doblemente agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”.

La brutalidad

Ambos crímenes se caracterizan por ser un linchamiento en una vía pública después de un altercado verbal en una discoteca, con una brutalidad desmedida, en el que los agresores no saben cuándo parar, y en el que la víctima es una persona indefensa, sin armas y sin maneras de hacer frente a muchos atacantes.

Como siempre ocurre con los cobardes, se sienten envalentonados cuando son muchos, y la persona a la que atacan no representa efectivamente ningún peligro para ellos.

Hay más similitudes en los casos de Samuel y Fernando. Ambos jóvenes intentaron mediar para defender a alguien que estaba con ellos. Los dos eran jóvenes tranquilos y muy queridos por su familia y sus amigos. Samuel era auxiliar de enfermería en ejercicio y Fernando, recién graduado del bachillerato, estaba a punto de empezar a estudiar Derecho.

En España son muchas las manifestaciones actuales que exigen que la policía actúa eficazmente contra quienes mataron a Samuel Luiz. Los más activos son los del colectivo LGTB pero su asesinato ha conmocionado a todos. Se perdió una vida valiosa, un hijo querido, un amigo leal, una persona que curaba a otros. A las autoridades corresponde evitar que las calles cercanas a las discotecas se conviertan en patíbulos.

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