Viciosidades

El chamo que quería hacer películas en Disney: y lo logró

Jorge Ruiz Cano es uno de esos venezolanos que trabajan en lugares sorprendentes. Concretar sus sueños se llama eso: pasó, entre otras, por Pixar antes de aterrizar en Walt Disney Animation. Ya has visto lo que hace en Zootopia, Frozen, Big Hero 6 y pronto lo verás en Wifi Ralph

FOTOGRAFÍA: ILIS GABRIELA RUIZ CANO (@ilisgabriela) | COMPOSICIÓN GRÁFICA: GABRIELA POLICARPIO (@GABYPOLICARPIO)
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En Venezuela las conversaciones a través de video llamadas suelen limitarse a un constante: “¿Me escuchas?”, “Se quedó pegado” o “Se fue el internet”. Afortunadamente, el día que hablé con Jorge Ruiz Cano, un joven animador venezolano que trabaja en Walt Disney Animation, no hubo interrupciones.

“Ahorita estaba atendiendo a unas chamitas de bachillerato con un proyecto de arte. Uno nunca puede quedarse con lo que sabe”, dice desde Los Ángeles mientras prepara su almuerzo.

Hace 20 años que vive en Estados Unidos, pero sus raíces criollas siguen intactas y no es ajeno a la realidad del país. “Crecí en las faldas del Henri Pittier, aunque también he llevado mucha calle”, confiesa. Criado entre Maracay y Caracas, Jorge siempre supo cuál era su propósito en la vida: “Me acuerdo clarito cuando en el salón de clases mientras todos decían que querían ser médicos o astronautas, yo decía que quería trabajar en Disney. Desde chamito me encantaba contar historias, ser como una especie de storyteller. Siempre amé las letras y tuve esa pasión por comunicar mi visión del mundo”.

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Hoy, a sus 35 años, puede decir que lo ha logrado: Zootopia, Big Hero 6, Frozen, Moana, el corto animado Feast, y la recién estrenada Wifi Ralph son algunas de las películas en las que ha participado como animador.

— ¿Cómo llegas a Disney?

— Ha sido un proceso largo. Me gradué de bachillerato a los 15 años y de inmediato me vine para acá a estudiar inglés. Era un chamo muy disciplinado y curioso. Al principio, mi familia quería que yo estudiara derecho, pero en realidad lo que me gustaba era el arte y yo debía seguir mi pasión. Por suerte, ellos me apoyaron muchísimo en esto. Crecí rodeado de mujeres y digamos que ellas me influenciaron en lo que soy ahora, son mis pilares. Sobre todo por mi abuela, quien es la matriarca de la familia.

Cuando llegué aquí, hice la prueba del TOEFL y la aprobé. Eso me permitió tener varios trabajos que no tenían mucho que ver con mi carrera, pero después comencé a estudiar Diseño de arte en medios en el Instituto de Fort Lauderdale, en Florida. También realicé un master en Animación en la Academia de Arte de la Universidad de San Francisco. Hasta ahora he trabajado para la Industrial Light & Magic, Blue Sky Studios, Electronic Arts, TellTale, Pixar, Activision y ayudé a animar el videojuego de The Walking Dead.

Y bueno, entré a Disney Animation en 2012 gracias al programa de desarrollo de talento o el talent development program. Este programa fue creado por Walt Disney. Ahí me entrenaron junto a otros panas y luego me llamaron varias veces para trabajar con ellos, pero en ese momento no aceptaba porque ya tenía otros compromisos con la empresa donde hacía mis pasantías. Hasta que la tercera vez, me arriesgué y lo hice. Que te llamen de ahí no es cualquier cosa. Digamos que en la vida me han pasado varios autobuses y en todos me he montado.

—¿Cómo es trabajar ahí?

— El ambiente es increíble. No tienes idea de la cantidad de personas tan talentosas que hay allí, personas mucho más inteligentes que uno y de las que te quedas impresionado. En ese caso, creo que la humildad es la clave que te ayuda a formarte a partir del conocimiento de otros. De todos he aprendido muchísimo. El horario de trabajo es muy flexible, algunos pueden trabajar desde sus casas con tal de cumplir con todas las asignaciones. En mi caso, prefiero ir a los estudios que quedan acá en California y ver el proceso de cerca.

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— ¿Qué película te hizo soñar con trabajar en Disney?

— Fíjate que hay un cuento buenísimo detrás de eso. Cuando estaba chamito fui con mis primos a ver Aladdín en el cine. Ese día cargaba puesto un reloj Casio que me gustaba mucho y vinieron unos chamos y me lo robaron. Fue muy chimbo. Pero la cosa es que cuando comencé a ver la película se me olvidó todo lo malo que me había pasado. Al observar todos esos colores, al escuchar el soundtrack, al analizar a los personajes, me di cuenta de que absolutamente todo era de otro mundo. Eso me impactó mucho, fue como un viaje.

Al salir de la función, yo estaba feliz y ya se me había pasado el mal rato. Desde ese instante supe que quería trabajar en esto. No solo en el mundo de la animación, sino en la cinematografía en general. El hecho de contar historias es algo fascinante e increíble.

— Hablemos de ‘Wifi Ralph’. En una entrevista mencionaste que te habías encargado de animar la deep web. Para lograrlo, me imagino que tuviste que investigar mucho al respecto. En este sentido, ¿lograste ingresar a la deep web? ¿Qué elementos tomaste de allí para adaptarlos a esta película con contenido para niños?

— Digamos que contribuí a animar esa parte, pero junto a mí hay otros artistas que también aportaron al filme. Nunca puedo hablar por mí, siempre trato de hablar por “nosotros”. Y creo que es lo mejor porque esto me ha permitido aprender de quienes me rodean. Es decir, siempre tomo un poquito de allá y un poquito pa’ acá, y así ando por la vida.

En una producción así existen muchas personas que están involucradas en el proyecto y al final, se convierte en un esfuerzo en conjunto. Por eso es importante darle crédito a los demás.

Y sí, tuve que investigar bastante sobre el tema, pero no pude ingresar al internet oscuro. Es algo bien heavy de hacer, ¿sabes? Lo que sé es por las cosas que leí y por lo que un amigo de un amigo me contó… Son fuertes y oscuras las cosas que se ven ahí. Pura mala maña, pues.

¿Y cómo adaptarlo al público infantil? Pues uno no puede pensar solo en los niños porque en realidad, aunque la mayoría del público sean chamos, esta no es una película para niños. Recordemos que se trata de una cinta para todo público. Uno debe encargarse de educar y transmitir un mensaje que sea digerible para todos. Porque no importa en qué parte del mundo estés ni a qué te dediques, al final del día todos somos iguales, todos somos lo mismo.

— Sé que no puedes hacernos spoilers, pero ¿qué aprendizaje te dejó este proyecto? ¿Y qué le va a dejar al espectador?

— A nivel técnico y artístico me dejó un aprendizaje invaluable, fue increíble. Lo que más aprecio de Ralph es la historia que envuelve a los personajes porque es bastante conmovedora. Sé que puede sonar muy romántico, pero la amistad que une a Ralph y Vanellope es otro nivel, es algo con lo que nos podemos sentir muy identificados. Además de la importancia o el impacto de una amistad en la vida de una persona.

Igualmente, el hecho de darle movimiento a los personajes es algo completamente fascinante. Son marionetas digitales a las que uno debe darle vida. De eso se trata la animación.

— “Enamorao’ de la vida”, así te autodefines. ¿Qué te hace enamorarte de la vida, así como tú dices?

— Siempre me la paso enamorao’ (risas). Pero ojo, no solo hablo del amor romántico, hablo del amor al arte, a la poesía, a la naturaleza, a la familia, a la vida misma, pues. Trato de captar los detalles y de disfrutar lo que se me ofrece. Si tengo un buen día, me lo tripeo. Si tengo un mal día donde todo sale chimbo y las nubes están grises, entonces también me lo disfruto. Eso es parte de vivir, ¿me entiendes? No puedes escapar de esas cosas. Uno debe estar atento a todo, siempre atento a los colores, a los sabores, a la gente, porque esas cosas alimentan tus sentidos. A final de cuentas, la vida es un momentico. Y se te pasa rápido.
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— La mayoría de las personas atribuyen la creatividad a un “don”. Sin embargo, todos podemos ser creativos, solo debemos practicarlo. En tu caso, ¿cómo estimulas tu creatividad?

— Me pasa mucho que las personas me dicen que no son creativas, que no tienen imaginación y es como tú dices, todos podemos ser creativos, por supuesto que sí. Desde la señora a la que le gusta cocinar, hasta el albañil que está trabajando y busca la forma de hacerlo más rápido para irse a su casa. Eso es creatividad porque la creatividad va de la mano con la resolución de problemas, así de sencillo. Todos, absolutamente todos desde cualquiera de sus áreas pueden ser creativos.

Tengo panas que estimulan su creatividad hasta viajando y lanzándose de un parapente en Roraima, y yo también me he tripeado esa experiencia. Cada quien lo hace a su manera y no por eso deja de ser menos creativo, no necesariamente la creatividad debe estar ligada al mundo artístico.

Y me parece muy curioso que me digas esto porque justamente ahora estoy escribiendo el guion de un documental sobre la creatividad. El documental se llama ‘Desierto creativo’.

Mi creatividad la estimulo leyendo. Me gusta leer mucho, como te lo mencioné, siempre he amado las letras y este rollo de contar historias. Es más, en este momento estoy tratando de formarme como escritor. Quiero mejorar mi técnica para escribir, aprender a escribir mejor. Estoy leyendo un libro sobre storytelling buenísimo y ando fajado en eso porque uno nunca deja de aprender.

También ando en una de leer a Rómulo Gallegos. Estoy leyendo ‘Doña Bárbara’, ya pasé por ‘Pobre Negro’, ‘Canaima’, ‘La Trepadora’ y la verdad que ha sido todo un viaje. Lo hago porque también es muy importante conectarse con tus raíces, conocer la literatura de tu país también es una forma de conocerse a uno mismo.

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— ¿Sientes que el arte te ha llevado a conectarte con tu parte espiritual?

— Claro que sí. Creo que el arte te lleva a conectarte con ese “yo” espiritual del que me hablas. Aunque no practico ninguna religión, la espiritualidad está ahí presente. Cada quien lo hace a su modo y desde lo que conoce. Y cada quien tiene una realidad distinta que le tocó vivir y la lleva de la mejor manera que puede. El arte es liberación.

— ¿Algún artista venezolano que admires?

— Indudablemente al maestro Carlos Cruz Diez. Es una leyenda viva y es el maestro de casi todos los artistas de mi generación e incluso, de mucho antes. Su obra es una gran influencia para nosotros.

— Aparte de Disney, ¿en qué otros proyecto estás trabajando?

— Es bueno que lo menciones porque no solo soy el chico Disney. También hago otras cosas, siempre estoy inventándome una. Voy de aquí pa’ allá y de allá pa’ acá, siempre ando en un solo “corre-corre”. Pero lo importante es que me lo vacilo porque es mi pasión.

Actualmente estamos promocionando un cortometraje llamado ‘Cycles’. Junto a otros animadores ayudamos a crear el primer corto de realidad virtual de Disney dirigido por Jeff Gipson y la historia está inspirada en los abuelos de él. En este trabajo participé como director de animación. Hasta ahora lo hemos presentado en varios festivales como en el New York Film Festival y vamos a seguir proyectándolo próximamente.

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Además, estoy escribiendo el guion del documental que te dije. De igual forma, doy clases de Animación y Storytelling desde hace seis años en el California Institute of Arts. Es maravilloso porque invierto mi tiempo en orientar a otros en sus proyectos. A veces te llegan chamos con historias impresionantes y que solo necesitan técnicas para perfeccionarlas. La idea no es quedarte con lo que sabes, sino compartirlo con otros porque de esa forma tú también aprendes. Después de todo, la educación es el futuro y siempre le voy a apostar a eso.

— ¿Llegaste a ir al salón de maquinitas «El Billy»? Eso quedaba en Parque Aragua. Te lo pregunto porque cuando vi la primera película de Ralph me acordé de ese lugar.

— ¡Claro que sí! Por supuesto. ¡Dios, qué buenos recuerdos tengo de ahí! Cuando era chamo me la pasaba metido en esas maquinitas gastando mis fichas jugando todo el día. En realidad, la historia de “El Billy” está en Ralph “El Demoledor”, de eso se trata la película. Es más: ¡Ralph es “El Billy”! Rescata que ahí te lo dejo.

Un libro: ‘El general en su laberinto’ de Gabriel García Márquez. Siempre me lo vacilo.

Una canción: ¡Me la pusiste difícil! No quiero decirte algo muy latino porque va a sonar muy forzado, ¿no? Vamos a decirte algo más gringo. ¿Qué tal algo de Miles Davis?

Un cantante: Héctor Lavoe. Me encanta una salsa.

Tu película favorita de Disney: ‘El libro de la selva’.

Una película: todas las de Kubrick e Iñárritu.

Un lugar: El Caribe. Los Roques.

Una comida: Cachapa con queso de mano.

Lo que más me gusta de Venezuela: sus sabores y aunque suene muy cliché, su gente.

Jorge E. Ruiz Cano | Instagram: @etopepetrueno | Twitter:  @etopepetrueno | Vimeo:  etopepetrueno

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