Venezuela

Samán Mocho, un pueblo venezolano desconectado gracias al hampa

En el poblado de Samán Mocho, municipio Los Guayos de Carabobo, los vecinos viven en medio del sobresalto porque la inseguridad los tiene acorralados, los robos se producen a cualquier hora, tanto así que ya casi ninguno de los habitantes tiene teléfono celular, están ahora en manos del hampa.Como dice una anciana que observa la vía principal del lugar, sentada peinándose su cabello: “Aquí son pobres que roban a más pobres”.

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Foto: Tibisay Romero

Además sobreviven a los problemas de la mala vialidad que muchas veces los deja prácticamente aislados, dependiendo de los mototaxistas que cobran lo que les parece.
El puente La Negra, que unía la principal vía con el resto del municipio se derrumbó el 4 de agosto de 2016 y hasta la fecha sigue sin arreglo alguno.
Para dirigirse hacia Los Guayos muchas veces los vecinos de Samán Mocho, deben ir caminando, con los peligros de la delincuencia que aprovecha lo alto del monte para atracarlos.
Cuando llueve la situación se complica todavía más porque la tierra se vuelve un espeso lodo y es difícil avanzar a pie o en motos, solamente en vehículos rústicos pueden pasar y muchos trabajan en El Roble, Las Agüitas y La Glorieta, ubicados al otro lado del puente caído.
En esta población viven estoicamente y con temple, aunque las circunstancias resultan muy adversas. Los servicios públicos son deficientes y ningún organismo les ofrece soluciones para conseguir una mejor calidad de vida, según relataron a El Estímulo.

Ismayra Alqueta, habitante de la zona, dijo que debido al tiempo de lluvias también se agrega el problema del Lago de Valencia, que bordea una parte de Samán Mocho.
“Estamos en alto riesgo. Ya un sembradío de cambures y de maíz se lo ha comido el lago de allá para acá (…) Tenemos un problema por los mosquitos porque cuando crece el río y la brisa es mayor, entonces se vienen para acá y esos mosquitos laguneros producen asma y aparece como una epidemia, también por la enorme contaminación que tiene el Lago de Valencia”, explicó.

“Realmente el gobierno, tanto nacional como regional, nos tiene abandonados. La comunidad de Samán Mocho se niega a morir pero nos tienen en total abandono”.
Las calles, en buena parte del sector, aún son de tierra, tampoco funciona el alumbrado público, no hay sistema de cloacas. Según los pobladores de la zona, reciben agua una sola vez a la semana, pero en la parte alta de Samán Mocho tienen que comprar cisternas para conseguirla.
Otras necesidades
“Necesitamos viviendas, hace unos 8 años aproximadamente que construyeron unas viviendas y desde allí nada más pasó (…) este abandono es también por los consejos comunales. El último consejo comunal no hizo nada, ahora apenas es que los voceros se están reactivando y es para buscarle salidas a los problemas”, destacó Alqueta.
Por su parte, Wilfredo Alexander Martínez, vocero del consejo comunal de la zona, indicó que no solo son robados por los delincuentes, sino también tienen la misma sensación cuando llegan a venderles la comida por lo elevado de los precios. “El único beneficio que a veces nos llega aquí es el del CLAP”.
Martínez además narró que la escuela “Simón Guédez” que recibe a los niños del lugar ha sido robada cuatro veces. “Le robaron todo el cableado, entre algunos hemos puesto bombillos para que la escuela esté alumbrada”.
José Márquez, también es vocero del consejo comunal de Samán Mocho. Su preocupación es conseguir que reparen el puente La Negra, lo antes posible, porque les facilita el tránsito hacia el resto de Los Guayos.
Incluso, aseguró que desde que despareció el puente, la matrícula de estudiantes en la escuela del sector ha bajado. “A veces los representantes no pueden traer a los niños porque vienen de El Roble o Las Agüitas”.
Hace unas dos semanas, la comunidad protestó para exigir que se reconstruya el puente que beneficiará a los 2.000 habitantes de Samán Mocho, que es el promedio de residentes.
“Si vamos hacia Güigüe –municipio Carlos Arvelo- tenemos que hacer maromas y montarnos en camiones que parecemos ganado y para venirnos desde Flor Amarillo –municipio Valencia- hasta la comunidad también. La línea de Unión Los Guayos no quiere llegar hasta donde está el puente roto, llegan hasta el puente de El Roble y de allí para acá nos toca trasladarnos en mototaxi que nos cobra alrededor de 1.500 a 2.000, todos los días y eso es ida y luego vuelta, más el pasaje que pagamos de allá para acá que son 300 bolívares. Es fuerte”, concluyó Ismayra Alqueta.]]>

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