Venezuela

5E-2020: Autogol del régimen

El propio Guaidó reconoció sus errores: los ultimátum de febrero, el 30 de abril, los diálogos de Noruega y Barbados y el "cucutazo" de la corrupción / Por Froilán Barrios Nieves

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Guaidó vuelve a recuperar su atractivo en Venezuela
Daniel Hernández / El Estímulo

Los laboratorios de la maldad de la tiranía larvada en dos décadas superan al infinito las sagas de terror del séptimo arte, con la diferencia de que este último es para el entretenimiento, mientras que para nuestro país contiene efectos letales en la condición de vida de una población inerte y confusa, que aborda un nuevo año sin esperanza ni certidumbre de sortear este terrible trance.

La crueldad de la cúpula gobernante no tiene límites. Lo demuestra a diario sin escrúpulo, por una parte con la manipulación rastrera de las instituciones públicas, y por la otra mediante la persecución irracional a quienes le adversan en función de su conspicuo objetivo: preservar el poder a toda costa, así sea barriendo el piso con la Carta Magna. Hoy, como producto de sus dislates y provocaciones, iniciamos el 2020 con dos parlamentos nacionales y una constituyente fraudulenta. Sin el mínimo resquemor, el régimen no cede en su empeño en lanzar al precipicio nuestra existencia como nación.

Sainete en la AN

De tal manera que sus torvas intenciones reforzadas por la cúpula militar, en sesiones esotéricas impregnadas de orgías de poder, los obcecan, los hacen rodar cuesta abajo para caer en la olla como el ratón Pérez, y así cocinarse en su propia salsa, como fue lo ocurrido el pasado 05 de enero.

En efecto, en los predios de la comunidad internacional el sainete montado desde la sala situacional de Miraflores con un diputado regordete y su banda, cuya conciencia se compró a punta de maletines repletos de dólares como los de Antonini, terminó calificado como un acto grotesco solo reconocido por el mentor Putin y el grupete de regímenes del Eje del Mal, tanto que sus aliados peronistas y mexicanos se negaron a reconocerlo por vergüenza ajena.

De retruque, como en política nadie puede considerarse muerto hasta ser colocado metros bajo tierra, revivió a la presidencia interina de Juan Guaidó, quien junto al resto de componentes del Frente Amplio, con sus pasos en falso malbarataron buena parte del inmenso capital logrado en enero 2019, al significar una salida esperanzadora para la población ansiosa de un cambio definitivo que finiquitara la tragedia nacional.

No solo decir, sino demostrar

Tan es así, que el propio Juan Guaidó reconoció justamente los errores cometidos con nombre y apellido: los ultimátum de febrero, el salto al vacío del 30 de abril, los manoseados diálogos de Noruega y Barbados y el «cucutazo» de la corrupción que hoy todavía no registra ningún culpable, entre tantos otros resbalones.

Por lo tanto, cuando el presidente interino inicia su mandato 2020 anunciando su liberación de la disciplina partidista, retoma una tradición de los presidentes que tuvo la Venezuela democrática en el siglo pasado, en este caso con una máxima: no solo es decirlo, sino demostrarlo.

Comenzar con buen pie juramentándose el martes 7 de enero en el hemiciclo de la Asamblea Nacional es la actitud que la población espera y no la ambigua e improvisada de 2019, siendo una nueva oportunidad para un mandatario que ha recibido el apoyo de más de 60 países de la comunidad internacional, y sobre todo de la población que languidece en colas y calamidades de todo género, a quienes se les va la vida a diario, esperando el final del autoritarismo que ha destruido a Venezuela, el cual, al pretender atar atar todo a su capricho, se ha infringido un autogol del tamaño de una catedral.

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