Entrevista UB

María Corina: "¿Le vamos a echar bolas?"

Apenas arranca oficialmente la campaña electoral y ya María Corina recorrió buena parte del país llamando a votar por Edmundo González. En medio de una agenda apretadísima, sin embargo, abrió un espacio para responder, risueña pero con seriedad, algunas preguntas tontas y otras no tanto

maría corina
Fotos: Alejandro Cremades
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Puede que ella se relaje un poco, pero su agenda no. Está dispuesta a responder preguntas tontas, alguna que otra necedad advertida previamente, a tomarse la cosa con soda. Pero rápido, eso sí. Porque María Corina Machado siempre está corta de tiempo en medio de una campaña intensa, porque tiene que contestar unos mensajes, porque está a punto de llegar el candidato Edmundo a reunirse con ella. «Si viene en el Volkswagen les tenemos que hacer una foto juntos», le suelto a ver si la pego. «No, no, no», dice riéndose. Y apura el paso: «Vamos a empezar la entrevista pues».

-¿Te has dado cuenta de que la campaña te está repotenciando físicamente, que estás como… más en forma?

(Pone «cara»… voltea un poco los ojos, se queda pensando…y se ríe) La verdad es que no. No creo que sea la campaña, es la intensidad de la vida en general. Pero no… La verdad es que no he pensado en eso… (Se ríe… a partir de ahora lo pensará).

-¿Entiendes que aunque me de un poco de pena, de alguna manera te estoy diciendo que te ves más buena ahora en medio de la campaña?

-¿Qué te puedo decir? Serán los ojos del amor. Debe ser que ahora me quieres más…

-¿Cuántas franelas blancas tienes para la campaña?

-Menos de las que necesito (se ríe otra vez).

-¿Eso de usar franelas y camisas blancas es algo como esotérico, un asunto de comodidad o de conciencia de estilo?

-Sabes que no sé cómo empezó, pero me encanta vestirme de blanco. Toda la vida. Y creo que hizo conexión con mi estado de ánimo y con mucha gente. Y además así no tengo mucho rollo con los partidos políticos (nuevamente se ríe).

-Pero tu partido tiene un color…

-Claro. Y me encanta también. Y lo uso muchas veces.

-¿No es más complicado lavar y blanquear esas franelas?

-Todo lo contrario. Imagínate, ¿sabes cuántos tonos de azul, de amarillo, de verde hay? Blanco solo uno.

maría corina machado
María Corina Machado en San Cristóbal, estado Táchira, el 28 de junio (Schneyder Mendoza / AFP)

-Esto no es para que respondas como Valentina Quintero y te metas en un problema: ¿qué es lo más feo que has visto en tus giras por el interior del país?

(Lo piensa un poco y baja la voz) Los pueblos fantasmas. Lugares que alguna vez fueron centro de actividad cultural, económica, familiar… Y están absolutamente abandonados, vacíos. Me lo dijo una mujer una vez en la carretera de Falcón al Zulia: “somos los pueblos olvidados”. Duele.

-¿Y qué es lo más bonito que has visto?

(Piensa un par de segundos y el tono de voz tiene un matiz diferente) La gente bajo la lluvia. Me conmueve cuando caen los palos de agua y la reacción es estoica. Esto es una bendición, ¿sabes? De alguna manera te da una conexión con la vida, con la tierra, unos con otros, empapados bajo la lluvia. Esos momentos son mágicos.

-Y en los momentos con todos los celulares prendidos en la noche te debes sentir como Coldplay

-No, porque los celulares me recuerdan al que está del otro lado de la llamada. Creo que es un momento profundamente emotivo. Yo lo he hecho: llamar a mis hijos desde allí. Cuando tú dices que en La Fría había 15 mil personas, en realidad eran más… mucha gente tenía a su vez a un hermano, a los hijos, conectados. Es muy profundo.

-¿Cuando llamas a tus hijos en medio de los actos de campaña es para contarles lo que está pasando en los lugares que visitas o los pones en video para que vean?

-Los llamo para que ellos sean parte de esto, porque esto está uniendo a las familias. Para hacerlos a ellos parte y para unir también a mi familia, que es lo que cada quien está haciendo en ese momento. Es un ritual. Quisiera que tú lo vivieras. Ver los videos, las fotos, emociona a mucha gente. Pero no es lo mismo verlo que estar. Desde que yo pongo el pie en Táchira y arranca la tendida, Coloncito, La Fría… seguimos subiendo y llegamos a Copa de Oro casi a las 12 de la noche, no paró el acto. No hice diez actos, fue una sola dinámica que no paró. Y todo el camino con miles de motos acompañando. Es muy, muy arre… no, no pongas esa palabra…

-¿No te parece que ya es una ganancia, de alguna manera, que en su campaña el chavismo vaya detrás de ti? Es decir, adonde tú vas, ellos vienen después. Es como que los haces salir de Caracas a ver lo que han hecho en el interior del país y el abandono de esos pueblos fantasmas como te dijo la señora de Falcón…

-Yo creo que es una confesión. Ellos se saben perdidos, van detrás…

-¿Pero tendrán la conciencia para darse cuenta y pensar “esto es lo que hemos hecho con el país”?

-No les importa… A esos, a ese nivel, no les importa. Obviamente que a muchísima gente de los sectores medios y que alguna vez creyeron en esto, les duele en el alma. Los que son más expresivos conmigo son gente que vino del chavismo y que de alguna manera trata de transmitirme como una especie de excusa, una explicación de por qué alguna vez creyeron… Y son muy lindas las reacciones. Cuando nos terminamos abrazando es en llanto. Ambos. Es una especie de redención del país. Lo que está pasando es muy profundo…

-Estás viviendo constantemente momentos de altísima emotividad…

-Todo el tiempo. Yo siempre he tratado de ser muy cuidadosa con mi vida privada e incluso con mis propios sentimientos. Pero ha llegado un punto en el que la gente se abre de tal forma y me abre su corazón de tal forma, que han abierto el mío. Me doy cuenta de que estoy diciendo cosas que siento profundamente y que nunca antes hubiera dicho en público. A nadie…

-La experiencia te ha puesto en forma y también ha abierto tu corazón…

-Esta es una dinámica que tiene mucho tiempo y que ha ido tomando más y más intensidad. Tengo 20 años en esto…

-En su campaña a Henrique Capriles le dieron tantas estampitas de santos que hasta forró como tres paredes del comando con esas imágenes… ¿A ti qué te da la gente?

-Amor… Es amor y es increíble. Ustedes han visto los rosarios, que se han convertido como en un ritual. El otro día vino un muchacho: “bueno, yo no creo mucho en esto, yo nunca he rezado el rosario pero este es de mi mamá y te lo quiero poner”. Se ha convertido en una conexión espiritual entre gente que ni siquiera es muy religiosa. Esto sí nos ha dado una dimensión superior, porque de la dimensión política o material, pasamos a una dimensión ética de esta lucha. Y de la conexión ética hemos pasado a una conexión espiritual que para mí es aún superior. Por eso la gente afuera no entiende nada. Y mucha gente en Caracas, ciertas élites, tampoco entienden nada ni van a entender nunca.

-Ahora que comienza la campaña formal en Caracas, ¿a lo mejor empiezan a entender?

-No me refiero a que hayas estado o no en un acto. Son aquellos que todavía creen que pueden decidir por el país desde sus oficinas. ¿Entiendes? Los que te dicen “el mayor error que hemos cometido fueron las primarias”. No entienden nada. Aquellos que pueden decir hoy en día “Maduro se va a quedar porque tiene el control de los medios, o de la plata o de las armas”. No entienden nada.

-Algo interesante que ha ocurrido durante tus giras de campaña es que las imágenes ruedan a través de las cuentas formales de Vente y de la Unidad, pero también son compartidas por muchos espontáneos. Pero llama la atención que no aparecen –salvo excepciones- estos personajes famosos de las redes, influencers, artistas, que antes al menos llamaban a votar…

-¿Cómo que no, dónde me dejas a George Harris? ¿O a Gabriela Montero? Ya van a aparecer otros… ¿Y Alejandro Sanz? (ríe, por supuesto)

-¿No crees que son pocos? ¿Eso va a cambiar entonces?

-Eso está cambiando… Fíjate, creo que por buenas razones hay un sector importante del país que se sintió muy frustrado, muy decepcionado. Ahora es menos, pero no te imaginas la gente que se me acercaba a decirme “me da miedo volver a creer”, “no me quiero ilusionar porque no quiero otro desengaño, me pegó muy duro”. Pana, yo te entiendo, también siento lo mismo, pero ¿qué vamos a hacer? ¿Qué vamos a hacer? ¿Nos vamos a quedar lamiendo las heridas porque no funcionó, porque alguien nos traicionó o le vamos a echar bolas? Y aprendamos de los errores y hagamos las cosas distintas. Eso es exactamente lo que está pasando.

¿Qué está ocurriendo con esto? Este proceso que estamos viviendo lo va a analizar la historia como un case study único. Primero, esto no es una elección, para los venezolanos esto es otra cosa mucho más profunda y trascendente. En segundo lugar, nos dijeron “es imposible hacer una campaña sin medios”. ¿Cuántas entrevistas mías han visto ustedes en televisión o en radio? “Es imposible hacer una campaña sin plata”. ¿Tú sabes cuánta plata le pasamos nosotros a nuestros equipos? Cero… “Es imposible hacer una campaña sin afiches, sin volantes, etcétera”. ¿Sabes quién hace los afiches y los carteles? La gente… La gente agarra su cartoncito, su papelito… y (susurra) escribe lo que le sale del forro…

“Es imposible hacer una campaña sin transporte, sin moverte en carros, sin autobuses”. ¿Cómo se ha hecho la campaña? La gente agarra una moto… O van a pie. ¿Viste lo que pasó en San Cristóbal? Reventaron la carretera de Rubio a San Cristóbal y la gente caminó… ¿Crees que eso pasa en una campaña en cualquier otra parte del mundo o que ha ocurrido en otro momento en Venezuela?

-No, es una campaña donde ocurren cosas que no se ven en otras partes del mundo, como este amedrentamiento contra los hoteles, los restaurantes, las vendedoras de empanadas…

-Por eso digo que esto solo lo entendemos los venezolanos, los que estamos aquí y los que están afuera. Cuando te decía que esos no entienden nada en Caracas no me refería al ciudadano como nosotros, yo me refiero a aquellos que están espiritualmente derrotados. Están espiritualmente derrotados… Y como están convencidos de que ellos están derrotados, quieren jalar al país a la derrota, con ellos, acomodándose a lo que hoy hay. Y son todas las tesis de la normalización, del apaciguamiento… que pasó por el “Venezuela se arregló” o “aquí no va a haber primaria”. Ahora la nueva es que nosotros no podemos defender nuestros votos y que no vamos a poder enfrentar el fraude del régimen. Esa es la nueva.

Déjame decirte que ya tenemos testigos en más de 98% de las mesas. Nunca antes, en ninguna otra elección, teníamos esa estructura un mes antes. Y falta.

-Esto que mencionas conduce a un hecho que de alguna forma determinó y marcó lo que vino después en tus giras por el país: el asunto de la canoa. ¿Esa idea la tenían planificada o apareció alguien y te dijo “mira, vale, vamos a llevarte en esa canoa”? ¿De dónde salió eso?

-Algún día vas a tener todos los datos, de todo lo que ha pasado cuando leas mis memorias (suelta un par de carcajadas)… Ahorita no pongo a nadie en riesgo… Pero si supieras las cosas que hemos vivido… hemos vivido situaciones que superan todos los rumores…

-No se trata de que digas nombres, ¿pero fue algo planificado o algo que surgió en el momento?

-Las dos cosas… Y también te falta allí la mano de Dios…

maría corina machado
María Corina Machado, con su celular en el bolsillo, en San Cristóbal (Javier TOVAR / AFP)

-En esos recorridos tan largos, ¿qué haces en el carro? ¿Duermes, escuchas música, lees, pides que te dejen tranquila?

-Eso ha ido variando… A veces yo manejo. Me encanta manejar, me desahoga muchísimo y siento que aprehendo más el recorrido cuando estoy al volante. Lo que pasa es que ahora no hay trayectos largos sin contactos. A lo largo de la carretera siempre hay gente. Incluso en la autopista… Pero sí… trato de pensar, de escribir un poco. De llamar a mis hijos. Aprovecho de llamar a los chamos.

-¿Qué cosa no puede faltar en tu maleta durante las giras?

-Mi celular… (se ríe como diciendo «ni de vaina lo dejo») Hoy en día, el protector solar…

-¿Tienes algún amuleto?

(Se toca un crucifijo muy sencillo, de madera) Tengo mi cruz…

-¿Y en la maleta, una cremita una cosa, el desmaquillante…?

-Obviamente tengo todo eso, pero yo sobrevivo sin esas cosas, mira que yo soy colcha y cobija. Que las tenga es una maravilla, pero si no las tengo, no me muero.

-¿Has ido a Sabaneta de Barinas?

-He hecho diez actos en Sabaneta de Barinas. Desde hace muchos años. Me aman… Estuvimos en Sabaneta, creo que en febrero.

-¿Te has planteado entrar a un restaurante de estos bien enchufaos a ver si le aplican la misma medicina que a la gente humilde de Corozopando?

-No, porque esa sería una acción cuyo propósito es hacerle daño a alguien y yo no quiero hacerle daño a nadie.

-¿El gobierno siempre manda a los mismos agentes a vigilarte o los va rotando? ¿Te sientes vigilada constantemente?

-Obviamente estoy vigilada: tengo una alcabala en la puerta de mi casa con cinco personas. Y me siguen motos, carros, etcétera…

-¿Y ya los reconoces?

-A algunos sí. Lo importante es lo que ellos reconocen cuando recorren el país y ven lo que está pasando…

-¿Es que salen de Caracas contigo?

-Algunos sí, otros no. Pero todo lo ven. Esto es una cosa tan monumental lo que está pasando… Cuando me paran en las alcabalas… bueno, ya no me paran, es rarísimo lo que pasó en Trujillo. Ya no me paran porque llegan los camiones y no sabes lo que son (imita el sonido de cornetas de los camiones sin mucho éxito, pero se entiende) y empieza a salir todo la gente y allí los policías, los militares, escuchan y ven… y se conectan, porque es lo mismo que ellos sienten. Ellos tienen esposas, madres, hijos, que anhelan lo mismo que nosotros. Y ven que los mandan a que nos den la espalda y a alguno se le sale una lágrima. O cuando me paran en una alcabala perdida en el fin del mundo donde no hay nadie, me lloran. O se me cuadran…

-Tienen su corazoncito pues…

-Tienen su conciencia, igual que tú, igual que yo.

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