En Playa Los Ángeles «D», Javier ondeaba sus mercancías como si fuera un sábado, o un domingo. «¡Raquetas, pelotas, tobitos!», gritaba sin cesar a la orilla del mar. Para él, la Semana Santa ha sido atípica: el feriado extendido, declarado por el presidente Nicolás Maduro debido a la cota crítica de la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar en Guri, ha traído a la costa a más clientes potenciales. El problema son las ventas. «Han estado flojas. Yo vendo las raquetas en Bs 3.000, los tobos de arena en 600, pero ya en 600 están en las tiendas por Macuto. Ya estoy comenzando a tener pérdida».
El costo de un día familiar de playa ya no se mide por el valor del pasaje. Bajar a La Guaira, con el incremento publicado en la Gaceta Oficial Extraordinaria número 6.221, cuesta menos que una botella de agua a la orilla del mar. La silla y el toldo pueden costar el triple. Son los consumos de alimentos los que encarecen un día bajo el sol varguense, poniendo freno, a muchos, de la experiencia.
Un pescado frito, con tostones, no baja de Bs. 1600; una cerveza se puede conseguir entre 150 y 300 bolívares; la botella de agua de litro y medio «bien fría» se negocia por Bs 250 y un refresco son cinco billetes de 100. Una escapadita al mar para los no preparados puede costar, entonces, sobre los 10 mil bolívares.
Preparados estaban Yván y Milaidy, que expandieron su toalla apartados de la orilla en Camurí Chico. Llevaron todo, hasta el perro. A pocos metros más allá, una familia de colombianos residenciados en Caracas mostró orgulloso su «loncha» de ensalada rayada y huevos duros. La escena se repitió en las cuatro playas visitadas por el equipo de El Estímulo.
Uno de los mesoneros de Playa Caribe, en el extremo oeste del boulevard homónimo, también se lamenta por correr la misma suerte que Javier. «Aquí todo el mundo viene preparado, con unos sandwiches y se están trayendo los vacíos de cerveza. Uno que otro compra pescado, por el precio», apunta. También los vendedores de cocteles -rompecolchón, vuelve-a-la-vida y siete potencias- muestran su queja por los muchos clientes y las pocas ventas. Una ración de estos afrodisíacos aperitivos ronda entre los 600 y los 1.500 bolívares.
Yoselin Márquez bajó con su familia hasta Playa Los Cocos, bordeando los restos del Macuto Sheraton y el Meliá Caribe. Si bien previó llevar algunos tentempiés, no pudo ocultar su frustración al no conseguir ningún tipo de protector solar en las farmacias aledañas a su residencia. La solución la encontró en un kiosco a dos metros de la orilla, donde tres lugareños venden, entre otras cosas, «protectores y bronceadores caseros». Algunos son la clásica receta de aceite de bebé y zanahoria rayada para adquirir una tonalidad canela sin proteger de los rayos UV; otros tienen cera de abeja y manteca de coco con zinc, que los comerciantes aseguran que funcionan «igual que los Coppertone».
La gente está bajando
Aún así, los funcionarios que patrullan las playas del Litoral Central aseguraron a El Estímulo que el flujo de temporadistas se incrementó notablemente entre Lunes y Martes Santo. Efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana, la PNB y los Bomberos del estado Vargas se encuentran presentes para atender a los bañistas, al igual que el cuerpo de salvavidas que, en los balnearios visitados, no ha reportado incidentes mayores.
«Preferimos bajar hoy antes del ‘desnalgue’ de jueves y viernes. Así aprovechamos el tiempo», enfatizó una joven que no quizo identificarse a El Estímulo. Sin embargo, los comerciantes locales esperan que el flujo de visitantes sea igual al del año pasado para los feriados tradicionales de Jueves y Viernes Santo.