Venezuela

El saqueo de la tumba de Gallegos o el laissez faire del gobierno

Rómulo Gallegos ha sido profanado, expropiado, expoliado. No hay respeto a los muertos.

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Han saqueado, profanado la tumba de Rómulo Gallegos. ¿Es maldad o es ignorancia? En realidad es maldad e ignorancia, porque estamos ante la «libertad» de la revolución, una libertad de un aparente dejar hacer al «pueblo», de una aparente no interferencia en los asuntos del «pueblo», que en realidad propaga ignorancia y que nace de una maldad premeditada, que a su vez, en el fondo, es muy ignorante.

La libertad de la revolución es una forma de esclavismo, porque está asentada sobre la dependencia, sobre el dominio que se oculta tras un falso dejar hacer.

Es decir, también podríamos decir —sí, lo hago con la intención de sacar la piedra— que es una libertad muy liberal, muy salvajemente liberal.

Con quienes le conviene, el catastrófico gobierno funciona como el más liberal de los estados, como el más salvaje de los neo-liberales. En este gobierno, según los intereses, el laissez faire es absoluto.

Que todos los acólitos hagan lo que les dé la gana, mientras, claro está, a la oscura revolución le convenga. Cuando el gobierno ve los saqueos, se soba la panza y ríe. Los saqueos son contra la propiedad privada, los saqueos ayudan a ensalzar el falso y distorsionado discurso de la lucha de clases: «Ahí está el pueblo reclamando alimentos frente a la guerra económica capitalista neo-liberal». Algo así pensara nuestro presidente obrero, y a lo mejor en algún momento lo dice, si no lo dijo ya y no me he enterado.

Pero ese «pueblo» que saquea no es libertario.

Ese «pueblo» que saquea le está haciendo el juego al gobierno.

Usted me dirá que me equivoco con mi afirmación sobre el asunto liberal. Me dirá que uno de los principios del liberalismo es la protección de la propiedad privada, y que los saqueos son contrarios a este principio.

Sí, pero es que este gobierno, una vez más, es liberal a conveniencia, con los compinches. Volteé hacia los enchufados, hacia los pranes, hacia las bandas de malandros y hacia los propios miembros del gobierno: la propiedad privada de ellos es la que se protege. Estos señores devoran propiedad privada, expropian propiedad privada para hacerla suya, expolian propiedad privada… y la hacen suya.

Hasta que el azar le toque a algún enchufado (cosa que ya ha ocurrido), y entonces diga que en Venezuela no se puede vivir más y se vaya corriendo a Miami.

Entonces, es ignorancia y es maldad, es dejar hacer lo que le venga a gana a los que les conviene en su peligrosísima idea de libertad revolucionaria. Se hacen los desentendidos y dejan hacer.

Hace unos días escribía yo de la fealdad y de cómo la fealdad quiere borrar nuestro pasado y sumirnos en la oscuridad absoluta. Y miren lo que ha acontecido. Me gustaría escuchar ahora a los seguidores del chavismo que se ofendieron cuando dije que esta revolución es muy fea espiritualmente. ¡Pero a lo mejor no les importa Gallegos! Quizás, para ellos, más importante es Tarek Wiliam Saab, el gran poeta que escribe en su cuenta Twitter «a travez» y no «a través». Fíjese usted: el 13 de junio pasado, la cuenta de Twitter y Facebook llamada Don Andrés Bello, le corrigió este error al ínclito poeta, ¿y qué hizo el ínclito poeta? Pues bloqueó la cuenta Don Andrés Bello. Cuánta soberbia, ¿no? O no: él es un tipo importante y nadie corrige a los tipos importantes; eso es, ¿no?

Pero sí, quizás no les importa Rómulo Gallegos. Ese adeco que escribió, imagino que lo dirán, literatura adeca. En Aporrea veo la nota sobre la profanación: ha sido leída 1284 veces al momento que la reviso. Pero ni un comentario, ni un lamento, ni un preguntarse qué es lo que está pasando en el país.

Y no me venga usted con que el hambre y la necesidad llevaron a la profanación de esa tumba. No me venga usted a justificar lo injustificable.

Rómulo Gallegos ha sido profanado, expropiado, expoliado. No hay respeto a los muertos. Y es que el mal ejemplo viene desde arriba. El primer saqueador de muertos fue el Supremo Comandante cuando abrió la tumba de Bolívar (y yo sí creo que fue para alguna cosa de brujería, y eso es un terrible irrespeto y sacrilegio). Chávez se creía dueño de Bolívar.

Lo que una figura pública hace, los demás lo imitan: ese hurgar en los muertos, ese no respetar a los muertos viene del mismísimo Comandante Galáctico, el primer profanador de tumbas.

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