Revolución bolivariana: armada hasta los dientes "por la paz"
Una economía en picada, crisis hospitalaria y anaqueles vacíos no hacen ni cosquillas al Gobierno nacional, que se mantiene activo en la compra de armamento bélico, siguiendo el legado del fallecido Hugo Chávez. La supuesta necesidad de protección ante enemigos extranjeros ha desangrado las cuentas del país a niveles multimillonarios. Mientras, las balas perdidas abundan como arroz, paradójicamente desaparecido
Aunque hoy en día se haya prácticamente naturalizado la compra y venta de armas en el país por medio de procesos nublados, el expresidente Hugo Chávez no aprobaba tal actividad en los inicios de su mandato presidencial. “Vamos a mantener lo que tenemos. Vamos a conservar nuestros fusiles, nuestros soldados, pero no podemos incrementar el gasto militar. Vamos a incrementar el gasto social”, declaró en 1999 a los medios.
Mucha agua corrió bajo el puente desde entonces. Con el sueño de convertir a Venezuela en potencia militar, el discurso de Chávez se tiñó de términos bélicos, en concordancia con sus importaciones armamentistas. Para la primera década del mandato de Chávez, el país era reconocido internacionalmente por sus transacciones para compra de armas a países amigos del gobierno venezolano, como Rusia y China.
La variedad de armamento bélico caracterizó y sigue caracterizando las importaciones criollas. La Venezuela del siglo XXI no se detiene en balas y fusiles. De acuerdo con el informe Adquisiciones de sistemas de armas y material militar 2005-2012 de la Asociación Civil Control Ciudadano, Venezuela ha comprado desde camiones antimotín y helicópteros multipropósito Mi-17V5 hasta fusiles de asalto AK-103 y AK-104 y fusiles de precisión para francotiradores Dragunov SDVS. La lista pica y se extiende, mientras los petrodólares se fugan.
A pesar de las declaraciones públicas dadas desde el Ejecutivo, los recursos económicos empleados para armar hasta los dientes a las Fuerzas Armadas Nacionales se desconocen en su totalidad. Durante el pasado período asambleísta, se pactó un acuerdo de confidencialidad en la compra y venta de armas entre Venezuela, Rusia y Bielorrusia. Sin embargo, existen organizaciones extranjeras como el Instituto de Investigaciones de Paz de Estocolmo (SIPRI) que llevan la cuenta. Según el SIPRI, Venezuela invirtió 162 millones de dólares en compra de armas en 2015, que se acumulan a los 5.620 millones de dólares invertidos en los últimos 16 años de gobierno. El gasto le ha atribuido el puesto 18 dentro del ranking de mayores compradores de armas en el mundo.
La compra más ostentosa, con la crisis hospitalaria y alimentaria como escenarios, se dio en septiembre de 2015. Como siguiendo los pasos del fallecido “líder intergaláctico”, el actual presidente Nicolás Maduro anunció que tenía pensado adquirir 12 nuevos aviones cazabombarderos Sukhoi-30 a Rusia. Los nuevos juguetes reforzarían los otros 23 comprados por Chávez en 2006. La decisión fue ratificada por el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López en octubre del mismo año, para lo que se desembolsaron 480 millones de dólares.
Divagaciones y silencios incómodos rodean los orígenes del presidente Nicolás Maduro. Él dice que no habla de su madre precisamente por lo mucho que la amó. Su discreción o más bien soslayo atiza el misterio. Sin embargo, hay quienes se han dedicado a desbrozar el árbol genealógico del jefe de Estado y saben muy bien quién fue Teresa de Jesús Moros, la mujer que parió al ahora primer mandatario hace 55 años
La asonada que dirigió Hugo Chávez se planificó para diciembre de 1991 pero la logística impidió concretarla. Se fijó para los primeros días de febrero, cuando los gatillos fueron apretados. El plan tuvo problemas -delaciones, batallones tardíos- y no pudo tumbar a un gobierno que sospechaba desde 1989 de los cabecillas, aunque el Presidente nunca actuó contra ellos | Texto: María José Montilla y Víctor Amaya
Distintas voces apuntan a que la "esperanza blanca" del chavismo, en el caso de que la comunidad internacional logre que en Venezuela se realicen unas elecciones democráticas, la encarna Héctor Rodríguez. Su perfil no es tan ruinoso como el de su jefe político, aunque sí arrastraría su legado económico y social. El actual gobernador de Miranda fue consentido de Hugo Chávez y ahora es aliado de Nicolás Maduro. No le gusta que hablen de él, ni bien ni mal, es "hermético", pero esa delicada piel contrasta con la fortaleza y habilidad para convertirse en figura de la renovación roja. Su carrera en la política ha sido meteórica y acelerada. En una década pasó de ser “líder estudiantil” a mandar en uno de los estados más importantes del país