Una actriz debe tener —además de pasión—la preparación necesaria y la sensibilidad suficiente para poder encarnar y meterse en la piel de otro personaje; para poder identificar las emociones, trabajarlas, canalizarlas y luego exteriorizarlas. Requiere extraviarse y hallarse al mismo tiempo para luego entonces tratar de conocer y entender al ser humano que, al final, será siempre la materia prima en la creación de cualquier pieza teatral o personaje. En esta misma dinámica ha estado por más de 52 años la actriz venezolana Francis Rueda, quien por décadas fue uno de los rostros que exhibió la hoy extinta cadena de televisión RCTV en su cartel de novelas como La señora de Cárdenas (1977); Pura sangre (1999); Mi prima ciela(2007), por nombrar algunas, y que a lo largo del tiempo ha permanecido fiel al cine y al teatro.
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