Venezuela

Irse a Colombia a pie: una travesía que intimida incluso a montañistas profesionales

En las últimas semanas, los medios de comunicación han retratado una nueva modalidad migratoria en Venezuela, lo cual evidencia el nivel de desesperación de los viajeros que carecen de dinero suficiente para adquirir un pasaje de autobús que los lleve lejos de la crisis económica que vapulea el país. Ya no es en avión, ni en auto, ni siquiera en balsa: la gente se va caminando.

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Migrantes venezolanos
FOTOGRAFÍA: LUIS ROBAYO | AFP

Los que se aventuran a caminar desde Cúcuta, en la frontera con Venezuela, a Bucaramanga, se enfrentan  un recorrido de 195 kilómetros que cruza parte del páramo de Berlín, una de las montañas más altas y frías en territorio colombiano. Su altura está entre los 2.800 y los 4.290 metros de altura, y puede llegar a temperaturas de cero grados, una travesía riesgosa que incluso los profesionales del excursionismo ven con respeto.

Johny Castro, miembro de la junta directiva de Centro Excursionista de la Universidad Central de Venezuela (CEU-UCV) hace montañismo profesional desde 2012 y, hoy, observa con asombro cómo sus paisanos, sin ningún tipo de entrenamiento ni indumentaria, se lanzan a una expedición extrema que puede ser mortal. Para él, que conoce de primera mano lo cruel que puede ser la montaña, sobrevivir a este trayecto en semejantes condiciones debe ser catalogado como «hazaña humana».

«Lo que yo veo es que las personas cuando van a migrar ni siquiera se imaginan que tienen que subir una montaña», comentó preocupado.

Infografía Semana Portal Colombiano
Infografía de la revista colombiana Semana

Un trayecto como el de Cúcuta-Bucaramanga requiere una preparación previa de 12 semanas

El caminante federado precisó que para rutas similares a la mencionada se requiere una preparación física y mental de por lo menos tres meses. «El páramo de Berlín, en su punto más alto, alcanza los 4.200 metros, lo cual requiere que el caminante tenga cierta condición cardiovascular».

Castro contó a El Estímulo que, a lo largo de su carrera, la travesía alpina más larga que ha realizado es de 75 kilómetros, un trayecto  menor a la de Cúcuta-Bucaramanga. Se trató de una excursión de una semana (120 km) en la Sierra Nevada para lo cual precisó un morral con 30 kilos con insumos.

En caso de una distancia de 195 km, se necesitan alrededor de 50-60 kilos entre suministros e indumentaria, explicó. «Yo no he hecho un recorrido de así, porque son muchos días y necesitas muchísima comida».

«Uno lo ve a la primera y piensa ‘se puede hacer’, pero alguien que nunca en su vida ha subido una montaña y lo pones a caminar con un bolso en la espalda… es algo infrahumano. La gente que lo hace, yo infiero, es porque se siente acorralado por la necesidad. Lo ven como la única vía para irse», aseguró.

Ropa «en tres capas» versus bolsas de plástico para vencer el frío

Migración Venezolana
Fotografía: Daniel Reina Romero / Revista Semana

Venezuela es un país tropical y los armarios de la mayoría de sus ciudadanos carece de vestimenta apropiada para enfrentar fríos extremos. Las fotos recogidas en el reportaje La marcha de la infamia, publicado por la revista colombiana Semana, lo demuestran: la mayoría de los que se van marchan con delgadas chaquetas y suéteres, bufandas improvisadas alrededor del cuello o la cabeza, zapatos escasamente resistentes o, incluso, sandalias.

Durante el tramo, el riesgo de hipotermia es real. En el páramo de Berlín, por las noches, la temperatura baja a niveles gélidos, por lo cual, en opinión de Castro, es impensable atravesar la cordillera sin ropa «en tres capas», que le permita al peregrino sortear la lluvia o, incluso, la nieve.  

«La primera capa es la ropa tiene que estar ajustada al cuerpo, puede ser una licra y una manga larga; la segunda capa tiene que ser un pantalón y un suéter que es lo que va a mantener el calor corporal; la tercera capa ya será la capa impermeable. Es decir, una chaqueta, algo que te va proteger de los efectos climáticos», explicó.

Además, puntualizó que lo ideal es llevar dos pares de botas para afrontar el recorrido, puesto que existen altas probabilidades de que el calzado inicial ceda al paso. «Yo personalmente llevo unas botas en buen estado que tengan una trayectoria comprobada, pero aparte de eso llevo otro par de zapatos de emergencia, que me permitan salir de la montaña».

La regla de Nansmith y el desplazamiento diario

De acuerdo con la regla de Nansmith, pionero de la concepción del montañismo actual, una persona que camina en un lugar plano puede recorrer  5 km por hora, pero esto está sometido a cambios dependiendo de la altimetría. «Se calcula una hora más por cada 600 metros de ascenso (…) a eso le sumas el peso que llevas en tu mochila. Y sumas otros factores para calcular cuánto te vas a tardar. Si tienes que trepar, si los pasos son fáciles», aclaró Castro.

Esta información cobra importancia porque los caminantes venezolanos en su premura por llegar al destino tienden a sobre exigir su cuerpo. Para una persona sin entrenamiento, en un trayecto montañoso, exceder la cantidad de kilómetros por hora puede ser catastrófico.

«Nosotros en el centro de excursionismo tenemos un promedio de 2,2 km por hora, con un bolso (…) Es el promedio de lo que camina un excursionista profesional en una montaña»

¿Cuáles son los elementos mínimos para realizar el viaje sin riesgos?

De acuerdo con el experto, lo medianamente necesario para realizar un tramo como el páramo de Berlin es:

1. Un bolso de 70 lts

2. Un sleeping que soporte temperaturas inferiores a cero grados.

3. Una carpa en cuatro estaciones (de alta calidad y bajo peso, diseñadas para condiciones frías, como la alta montaña).

4. Ropa en tres capas (solo un atuendo de recambio para evitar llevar tanto peso).

5. Dos pares de zapatos.

6. Una chaqueta impermeable.

7. Comida deshidratada y una cocina mediana.

8. Una cantimplora de agua

El representante del Centro de Excursionista Universitario aclaró que estos «elementos mínimos» son sumamente costosos y adquirirlos supera con creces el costo de un ticket de bus; por consiguiente, no hay forma segura de realizar este recorrido.

«De repente hacer unas recomendaciones son varias, pero alguien que no tiene nada se puede molestar y decirte ‘si yo no tengo para el boleto, menos tengo para comprarme una carpa ni un par de zapatos’, y es lógico», apuntó empático.

 Aconsejó a quiénes se planteen realizar este viaje a pie preguntarse: «¿A qué precio voy a cruzar yo eso? Sabiendo que te agarra una granizada en el punto más alto del páramo y te puedes morir».

 

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