Microsoft explicó en un comunicado que esta reestructuración tendrá un coste de unos $950 millones en sus cuentas, de los que cerca de 200 millones se dedicarán a pagar indemnizaciones a los trabajadores despedidos.
La compañía de Redmond, que compró a la finlandesa Nokia en 2014, tiene intención de suprimir 1.350 puestos de trabajo en Finlandia, donde cerrará un centro de investigación y desarrollo, y el resto en otros países.
«Estamos centrando nuestros esfuerzos en los teléfonos donde tenemos una diferenciación, con aquellas empresas que valoran la seguridad, facilidad de uso y nuestra capacidad, y con los consumidores que valoran lo mismo», dijo en el comunicado el consejero delegado de Microsoft, Satya Nadella.
A partir de ahora, el gigante estadounidense quiere centrar su estrategia en el desarrollo de los «smartphones» de gama alta y en la plataforma móvil basada en Windows 10, un sistema operativo compatible con todos sus dispositivos.