Venezuela

El Esequibo es de ellos

Aunque no lo parezca, gobernar un estado comporta una serie de responsabilidades. No solo es cuatroarpaymaraca y un patria, patria, patria querida. Aumentar la superficie de la República, obligará a incrementar las inversiones públicas.

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Foto: Masverdedigital.com

La prudencia aconseja dejar el conflicto -y el territorio- de este tamaño. En días pasados, el propio Presidente lo advertía con estas palabras: «Tenemos que ir paso a paso hasta donde nos alcance la cobija». Si la manta en cuestión ya no alcanza para arropar los 916.445 kilómetros cuadrados de la geografía patria, cómo se le daría calor a otros 159.142 kilómetros cuadrados sobrevenidos. Una cosa es la Gran Sabana provista por la madre naturaleza y otra muy distinta esta sábana chiquita dejada por la revolución.

Aunque no lo parezca, gobernar un estado comporta una serie de responsabilidades. No solo es cuatroarpaymaraca y un patria, patria, patria querida. Aumentar la superficie de la República, obligará a incrementar las inversiones públicas. Si se extiende la frontera por el Este, ¿en qué siglo se concluirá la Autopista a Oriente? Sin haber llegado a Cumaná, habría que comenzar las obras para extenderla mínimo hasta Demerara-Mahaica. En los planos no se incluirá a Tucupita, porque eso sí queda muy lejos.

Los recursos son escasos y las necesidades son muchas. La distribución del gasto oficial podría generar roces entre los viejos y los nuevos venezolanos. Para satisfacer las demandas de los flamantes compatriotas, el Ejecutivo tendrá que levantar el Hospital General Coronela Eugenia Sader en la población de Eteringbang, con la finalidad de prestar un servicio de salud de calidad a ese rincón patrio. Esta urgencia postergaría ahora quizás de forma definitiva la culminación de los centros de Gastroenterología de El Vigía; Toxicológico de Barinas; Urológico de Valle de La Pascua de Guárico; Materno infantil de San Fernando de Apure; Cardiológico de Adultos de Montalbán y el Centro Nacional de Cáncer de Guarenas, que acumulan años de atraso y dinero perdido.

La Gran Misión Vivienda tendría que ajustar sus objetivos. En enero, el Presidente se comprometió a entregar 400 mil unidades habitacionales. La Cámara Inmobiliaria de Venezuela (sin Esequibo) informó en marzo que solo se había avanzado en 6,5% de esa meta. Según esa misma fuente, en 2014 el incumplimiento llegó hasta 70%. Con este nivel de eficiencia, será difícil completar en el corto plazo los urbanismos proyectados en Potaro-Sipurani y Barima-Waini.

El Comandante en Jefe de la Fuerza Armada ha dicho que ganaremos con la “paz” porque somos una nación de “paz”. El tema sería cómo evitar que el Esequibo se convierta en un “territorio de paz”. Sin duda, es más fácil echar a Guyana que pelearse con “El Picure”. En estos momentos, además, los cuerpos militares y policiales están desarrollando lo que han denominado una operación de “liberación” de territorios; es decir, que el Gobierno admite que existen áreas en Venezuela que están fuera de su control. Si es así, mejor asegurar primero lo que se tiene antes de expandirse.

Escuelas, carreteras, servicios públicos (¡se imaginan a los coterráneos de Pomeroon-Supenaam y Upper Takutu uniéndose al hashtag #sinluz!). Si Guyana no acepta el Acuerdo de Ginebra, habría que ofrecerle un pacto con miche para que se quede quieto. El Esequibo es de ellos, aquí no hace falta. Total, con el sinnúmero de protestas que se registran a diario, toda Venezuela se ha convertido en una zona de reclamación.

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