La cadena de tiendas de ropa infantil pasa por un momento crítico por inexistencia de inventarios, producto de los controles que mantiene el gobierno sobre la economía y a lo que se suma el contrabando de sus piezas hacia Colombia.
Los locales EPK muestran espacios y estantes vacíos y personal sin nada que ofrecer. La famosa tienda, con clientes de todos los estratos sociales de la población, llega al mejor mes de ventas del año sin mercancía.
Los controles de precios y de cambio y las constantes fiscalizaciones de la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos que obligan a bajar sus precios han provocado que la empresa, con 16 años de operaciones en el país, se encuentre sin inventario en las fechas decembrinas, tradicionalmente de estrenos.
Ante los rumores de cierre de la compañía, que ha bajado la santamaría de algunos de sus establecimientos, EPK informó a través de cuenta en Instagram que confía en Venezuela y que se encuentra en reestructuración y a la espera de despachos.
El 25 de octubre, EPK Colombia alertó a través de su cuenta de Facebook de la situación de contrabando en la frontera con Venezuela.
En el video colgado en la red social, EPK invita a la clientela a comprar de manera legal su mercancía ya que en esa nación se detectó la comercialización de prendas destinadas al mercado venezolano, marcadas en bolívares.
Aunque el texto aún no aparece en Gaceta Oficial, la contadora y socia de servicios tributarios de PwC Venezuela Ana Azevedo, mostró en sus redes sociales el proyecto de Ley donde se específica el porcentaje que podrían pagar de forma mensual las empresas privadas para el aporte de las pensiones en el país
¿130 bolívares o 130 dólares? Tras el anuncio del aumento del Ingreso Mínimo Mensual este 1 de mayo, el salario mínimo desaparece nuevamente del escenario de los trabajadores, quienes deben conformarse con bonos que no agregan beneficios en el mediano y largo plazo
El país es otro y el trabajo en Venezuela también lo es. La época dorada en la que los venezolanos apostaban por un empleo en una gran empresa del sector público o privado ya pasó. Ahora los salarios son más bajos, se trabajan más horas y la vulnerabilidad laboral se disparó