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Alemania celebra 70 años del fin de bloqueo soviético contra Berlín

Alemania celebra este domingo el 70º aniversario del fin del bloqueo soviético de Berlín Occidental, que fracasó gracias a un puente aéreo de un año organizado por las fuerzas aliadas occidentales, un hecho que hizo temer una tercera guerra mundial. Miles de aviones, principalmente británicos y estadounidenses, aportaron víveres y combustible durante 11 meses a más de dos millones de berlineses que residían en la parte occidental de la ciudad, afectada por un bloqueo que duró desde el 24 de junio de 1948 al 12 de mayo de 1949.

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Bloqueo de posguerra –
En mayo de 1945, la Alemania nazi de Adolf Hitler capituló frente a las fuerzas aliadas estadounidenses, británicas, francesas y soviéticas. Los vencedores dividieron el país y la capital en cuatro zonas de ocupación.

Rápidamente, la competencia ideológica fue tal que occidentales y soviéticos entraron en una Guerra Fría que se prolongó oficialmente hasta 1991. Berlín occidental fue durante todo ese periodo una isla en medio de un océano soviético y un símbolo de la resistencia frente a la URSS.

El líder de la URSS Iosif Stalin aspiraba a tomar el control de todo Berlín. Pero estadounidenses, británicos y franceses decidieron unificar sus zonas de ocupación en un mismo espacio económico con una moneda, el Deutschmark, el 21 de junio de 1948. Fue la fundación de lo un año después se convertiría en la República Federal de Alemania.

BERLIN BLOQUEO AFP

En respuesta, las tropas soviéticas cerraron el 24 de junio los accesos terrestres y fluviales a Berlín Occidental y bloquearon el suministro de agua y electricidad. El bloqueo soviético empieza.

En esa época, la ciudad estaba en ruinas y la población sobrevivía en gran parte gracias al trueque, utilizando los cigarrillos como moneda de cambio.

– Ballet aéreo –

Para salvar la isla berlinesa pero evitando un conflicto frontal con la URSS, los anglosajones pusieron en marcha un excepcional puente aéreo para auxiliar a los 2,2 millones de habitantes de Berlín Occidental.

El 26 de junio por la mañana comenzó la «Operación Víveres»: los primeros aviones cargados con alimentos y carbón aterrizaron en el aeropuerto de Tempelhof.

Tras haber sido lanzado un poco improvisadamente, el puente aéreo fue mudando poco a poco en una operación logística perfectamente engranada. Unos 300 aviones abastecían de forma continua y diaria Berlín Occidental, con un vuelo cada 90 segundos.

«Durante la guerra, teníamos miedo de los aviones y de sus bombardeos, pero en ese momento estábamos ansiosos desde el momento en el que su ruido constante cesaba», explicó a la AFP Alexander Kulpok, que en aquella época tenía 9 años.

Los berlineses recuerdan todavía hoy con emoción los «Rosinenbomber» —los bombarderos de pasas—, el apodo que le dieron a los aviones militares aliados que dejaban caer pequeños paracaídas cargados de gominolas, pasas y chicle para los niños.

Al final, los soviéticos cedieron y pusieron fin al bloqueo el 12 de mayo de 1949. El ballet aéreo occidental continuó hasta septiembre.

En total, 277.000 vuelos aportaron unos dos millones de toneladas de productos de primera necesidad. Los pilotos recorrieron 175 millones de kilómetros y 78 personas perdieron la vida, la mayor parte, aviadores estadounidenses y británicos.

– De aeropuerto nazi a parque de moda –

Construida en 1923, la terminal de Tempelhof fue remodelada por los nazis, que hicieron de ella un símbolo de su arquitectura monumental.

En 2008, el aeródromo, demasiado pequeño, cerró definitivamente y el terreno y sus pistas fueron reconvertidos en un inmenso parque al que acuden los berlineses a practicar deporte o cultivar tomates en huertos compartidos.

Los habitantes de la ciudad consiguieron bloquear en 2014, por referéndum de iniciativa popular, un gran proyecto inmobiliario en el lugar del antiguo aeropuerto.

Además, algunos hangares fueron reconvertidos en 2015 en centros de acogida para los solicitantes de asilo. Ese año, unos 900.000 migrantes llegaron a Alemania.

Berlín homenajea a su héroe

«Los héroes del puente aéreo de Berlín no fueron la gente que llevó comida sino la gente sobre el terreno, que se defendía», cuenta, a sus 98 años, Gail Halvorsen.

Se espera que unas 50.000 personas asistan a las conmemoraciones en el antiguo aeropuerto de Tempelhof, hoy transformado en parque urbano, escenario de una operación aérea sin precedentes de 15 meses, efectuada por los aliados.

En esta ocasión se proyectarán filmes, incluyendo grabaciones originales de la época, en pantallas gigantes y se organizaron conciertos, como el de United States Air Forces in Europe Band o el de la cantante Susan Wheeler Martosko. 

Pero, sin duda, la estrella de este día sera el expiloto de la fuerza aérea estadounidense Gail Halvorsen, apodado «Tío que bate las alas» o «chocolate volante» por la población local.

Entre junio de 1948 y septiembre de 1949, participó en la famosa «Operación Víveres», el puente aéreo de Berlín para burlar el bloqueo contra dos millones de habitantes de Berlín occidental sometidos al bloqueo terrestre y marítimo puesto en marcha por los soviéticos  que pretendían hacerse con el control de esta parte de la ciudad, administrada por los aliados, y dominar así todo el este de Alemania.

– Paracaídas con caramelos –

Desde entonces, Halvorsen se convirtió en una figura emblemática del imaginario berlinés, pues fue uno de los primeros pilotos de los «Rosinenbomber», los bombarderos de uvas pasas.

Gail Halvorsen explicó a unos niños berlineses cerca del aeropuerto que inclinaría las alas de su avión al sobrevolar la ciudad, y que así los avisaría de que iba a lanzar víveres. Esto le valió el apodo de «Tío que bate las alas».

Al final creó escuela. Los paracaídas, al principio hechos con pañuelos o mangas de camisas, se acabaron perfeccionando y los lanzamientos fueron aumentando gracias al entusiasmo mediático que generó la operación en Estados Unidos.

El exaviador estadounidense de 98 años, vestido con su uniforme militar de la época, regresó el sábado a Tempelhof durante una primera ceremonia en su honor, visitando un campo de béisbol que lleva su nombre, situado en el antiguo aeropuerto.

Saludó a los berlineses de aquella época. «Fueron los pilares de la confrontación con la Unión Soviética», declaró, acompañado de sus hijas Denise Williams y Marilyn Sorensen.

– «Mejor embajador» –

El veterano, que fue ascendido al rango de coronel y que en los años 1970 regresó a Berlín como comandante del aeropuerto de Tempelhof, firmó varios autógrafos en fotos de época y repartió caramelos a los niños.

«Insto a los jóvenes a conservar un espíritu abierto para saber que algunos dirigentes conducirán a la gente libre en la mala dirección», advirtió Halvorsen.

«La libertad es importante y a veces hay que luchar por ella», agregó.

Continúa siendo una figura muy apreciada entre los berlineses que vivieron aquella época, como Mercedes Wild, de 78 años, que tenía siete cuando le escribió al piloto para quejarse porque todavía no había podido atrapar ningún paracaídas con dulces.

Para su sorpresa, recibió una carta del aviador, acompañada de chicles y de una piruleta, en lo que fue el inicio de una larga amistad entre ambas familias.

«Se convirtió en una figura paterna para mí […] Es el mejor embajador que podríamos tener para valorar la amistad entre alemanes y estadounidenses», explicó.

En total, 277.000 vuelos aportaron unos dos millones de toneladas de productos básicos. Los pilotos habrían recorrido 175 millones de kilómetros, y 78 personas perdieron la vida. Al final, el bloqueo se levantó, sin condiciones.

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