Bolívar soberano, contar con los dedos en medio de la confusión

—¿Usted no vio lo que dijo el loco? Ahora son cinco ceros menos.
—Coño, ¿cinco ceros? ¿No eran tres?
—Ya sabe cómo es todo.
—¿Un millón son 100 bolívares?
—No… son 10.

Son las 9 de la mañana y el Metro de Caracas lleva más de 15 minutos parado en la estación Plaza Sucre. El tren está abarrotado de gente, el calor pone a sudar a los pasajeros y el retraso habitual del transporte subterráneo hace que a muchos se les haga tarde para llegar al trabajo. En la sección de los asientos preferenciales, las personas de la tercera edad hablan sin discreción del tema: ya no son tres ceros menos al bolívar, son cinco.

A la conversación de dos poco a poco se unen más interesados y las voces resuenan en todo el vagón. El resto escucha, quieran o no, porque tampoco tienen mucho más qué hacer mientras esperan a que el tren avance a Gato Negro. Entre ellos buscan entender cómo sería el costo de las cosas de ahora en adelante, quitando o agregando ceros a las cifras sin comprender muy bien si lo hacen de forma correcta o no. “¿Entonces el sueldo mínimo queda en cuánto?”, suelta una muchacha preocupada a ninguno y a todos a la vez. Después de unas cuantas suposiciones y correcciones, dan con la respuesta exacta: 51 bolívares soberanos con 96 céntimos. Se queda sin palabras.

Algunos se muestran sorprendidos, como si se hubieran despertado ajenos al hecho de que el presidente del país pospusiera la reconversión monetaria del 4 de agosto al 20 del mismo mes, pero en vez de tres, habría que quitar cinco ceros. “Ahora nos vamos a volver un culo sacando cuentas”, dice una señora y varios se echan a reír… para no llorar.

Hasta los más duchos calculando no saben con qué se come la modificación de la reconversión monetaria. Alba Medina tiene un puestico de verduras en el mercado de Catia, en el oeste de Caracas. Tiene tanto tiempo ahí que no logra precisar los años. “Toda la vida”, se encoge de hombros. Su vecina le contó del anuncio económico al llegar en la mañana y ella no hizo más que estresarse. “Cada vez que ese hombre sale diciendo algo, es un dolor de cabeza para nosotros los comerciantes. Uno ya se había hecho a la idea de tres ceros, pero ¿cinco?”. A Medina le angustia que sus dos hijos, quienes a veces atienden el negocio familiar mientras ella hace diligencias, no sepan cómo cobrarle a los compradores. “No voy a poder dejarlos solos por un buen tiempo. ¿Y si se equivocan? Todo será un desorden”.

La preocupación de Juan Camacho es otra. “Lo que creo que va a pasar es que no vamos a saber sacar la cuenta bien al principio, estaremos confundidos y vamos a perder plata en el proceso”, asegura el comerciante, dueño de una lunchería en el mismo mercado. “Los clientes tendrán que tener paciencia hasta que nos acostumbremos”, expresa con resignación. Unos locales más allá, en un negocio de víveres, a Inés López lo que le mortifica es cómo hará con los céntimos. “¿Cómo se va a hacer con los montos que no son exactos? Será que vamos a tener que redondear todo para no enrollarnos”. La sexagenaria sacó un papel y un bolígrafo, comenzó a escribir cifras y a tachar los ceros de la derecha para saber en cuánto queda cada uno de los productos que ofrece. Sacar la cuenta con la mente ya no se le hace tan fácil. Al menos, dice, ya le quitó los precios a todo, hasta que pueda conseguir tiempo para volver a marcar montos con cinco ceros menos. “Qué ganas de amargarnos la vida”, desliza.

Afuera del mercado, en la popular “calle de los bachaqueros”, un joven cuenta cientos de billetes de varias denominaciones, aquellos que escasean en comercios, bancos y en los bolsillos del resto de los venezolanos. Aunque Maduro prometió que el dinero se les quemaría en las manos, a él le tiene sin cuidado. “Dos o tres días antes voy y deposito la plata. Si no, compro comida con efectivo que me sale más barato. Yo no me voy a quedar con eso frío”.

Pa’lante y pa’ atrás

—Qué complicado será sacar la cuenta ahora con cinco ceros menos.
—Eso no me preocupa. Nos van a regalar la gasolina o la subirán haciéndonos creer que sigue barata.
—Todo se va más a la mierda. Venezuela no tiene fondo.
—Uno cree que sí, pero no.

En lo que va del año 2018, Nicolás Maduro ha anunciado dos reconversiones monetarias. La primera vez fue en marzo y tenía previsto entrar en vigencia el 4 de junio. Serían eliminados tres ceros, el “bolívar soberano” sustituiría al “bolívar fuerte” y una nueva familia de billetes entraría en circulación, a 10 años de la reconversión realizada por el difunto Hugo Chávez. Se dijo que las familias de billetes coexistirían en la calle. Pero los nuevos nunca llegaron. Nada de lo prometido sucedió. A pocos días de que entrara en vigencia el plan, fue retrasado. La Asociacion Bancaria Nacional afirmó que no estaba lista para el cambio y pidieron 90 días más. El presidente dio 60. El 4 de agosto era la fecha. Ese día sí.

Tampoco ocurrió. El mandatario salió 10 días antes de lo previsto, el 25 de julio, para comunicar que la reconversión se cambiaba de manera definitiva para el 20 de agosto. Pero ahora vendría con modificaciones: en vez de restarle tres dígitos a la moneda, serían eliminados cinco.

La noticia no tardó en ser vista con malos ojos. “El bolívar soberano ya nace con problemas de origen”, expresó María Carolina Uzcategui, presidenta de Consecomercio, en entrevista por Fedecámaras Radio. Antes de que los nuevos billetes estuvieran oficialmente en circulación, dijo, ya fueron devaluados quitándoles dos ceros a su valor inicial. Explicó que los venezolanos estaban acostumbrados a restarle tres dígitos a los precios. “Uno iba a comprar algo de cinco millones y decía ‘cuesta cinco mil’. Llevarlo a dos ceros más hace que todo sea más engorroso”. Uzcategui aseguró que “matemáticamente quitar de tres en tres es más fácil. Pasar de 5 millones a 50 bolívares es algo que a la mente le cuesta procesar”.

La confusión. Eso es lo que precisamente le inquieta a Bárbara Ramírez cuando piensa en el momento en que deba adquirir un producto con la nueva reconversión monetaria. “Para mí es un problema y me cuesta demasiado entenderlo. Como la gente no sabe, siento que nos van a tracalear. ¡Tendré que contar los benditos ceros!”. La joven de 23 años confía en el “ADN venezolano” de la adaptación. “A lo mejor todo fluye después”. Carmen Urdaneta no comprende de qué va el asunto con los ceros, pero no piensa complicarse la vida. “Le pedí a mi hijo que me explicara y tampoco entendí. Yo creo que nadie sabe cómo quedan las cosas sin los cinco ceros”.

Edwin Robaina es perrocalentero en Chacaíto y desde que Maduro salió en televisión a dar la noticia, no ha dejado de pensar en el tema. “Llevo todo el día dándole a la cabeza. Sacando cuentas y tratando de entender eso de los cinco ceros. ¿En cuánto va a quedar la gasolina? ¿Cuánto va a costar un ticket de Metro? Todo va a aumentar porque no habrá billetes para pagar eso. Todo va a subir para que nadie pierda. La inflación va a ser una vaina loca”.

Para el diputado y economista José Guerra, la eliminación de los cinco ceros impulsará el encarecimiento de los productos y servicios por no poder contar con instrumentos para pagarlos. “El transporte público digamos cuesta 20 mil. Con el nuevo cono monetario de cinco ceros son 0,2, 20 céntimos y la moneda menor es de 50 céntimos. ¿Cómo pago el transporte si no hay monedas de 0,2? Pueden elevar el transporte a 50 mil”. De igual forma, señaló que es “muy probable” que aumenten otros bienes que no habrá forma de cobrarlos. “La gasolina cuesta 10 bolívares que son 0,00001. ¿La electricidad? Imposible pagar. ¿La telefonía fija? Imposible pagar. ¿El agua? Imposible pagar. ¿El aseo urbano? Imposible pagar. Las cosas están mal hechas”, declaró en video junto a Henrique Capriles Radonski.

La presidenta de Consecomercio también pronosticó aumentos. “Las cifras de cinco ceros no van a mejorar ninguna situación de las que tenemos actualmente. La inflación sigue su rumbo”. Según una proyección del Fondo Monetario Internacional (FMI), la inflación en Venezuela podría llegar a 1.000.000% a finales de 2018.

¿Otra prórroga?

—¿Y que Maduro le quitó cinco ceros a la moneda?
—Al parecer, pero yo creo que eso tampoco se va a dar.

Nelson tiene un pequeño local en Santa Eduvigis, municipio Sucre, que funciona como papelería, quincalla, cyber y abasto. Todos sus precios ya estaban marcados en bolívares soberanos, pero el de los tres ceros menos. Ahora tendrá que echar todo atrás y empezar desde el principio. “Voy a necesitar un día o dos para tener que cambiar todo. Este jugo que cuesta 2 millones ya estaba marcado en 2 mil. Eso hay que quitarlo”, comenta mientras marca con sus dedos los ceros que todavía le falta por eliminar.

Sus máquinas funcionan con el sistema de software Saint, en el que él mismo debe hacer todas las pruebas, ayudándose con una guía especial que le envían, y esperar a la madrugada del 20 de agosto a que “arranque solo”. “Eso lo activan con los seriales”, sostiene. Trata de no pensar en el dinero que le van a cobrar por el cambio en el sistema. “La última vez fueron como 60 millones. Ahora no tengo ni idea”. Para evitarse dolores de cabeza, está considerando perder un día de trabajo y no abrir ese día. “Todo va a ser muy complicado”.

Está convencido que esta reconversión sí se hará “porque el sistema no pasa más de 20 millones. Si me compran varias cajas de cigarros, debo pasar unas cuantas facturas para llegar a ese monto. Están tardando, ya esos billetes van a salir devaluados”.

Los expertos no están tan seguros del éxito de la medida económica. “Para el 20 de agosto se habrán dado cuenta de que cinco ceros es insuficiente, por el ritmo de crecimiento de la inflación”, insistió María Carolina Uzcategui. “El gobierno no entiende que el problema es la emisión de dinero sin respaldo”. Ante el tema de la reconversión, afirma que todavía quedan preguntas por hacer. “Mucha improvisación”.

La economista Anabella Abadi da por hecho que la eliminación de cinco ceros no resolverá el problema de la hiperinflación en el país y también piensa que es “poco factible” que entre en vigencia el próximo 20 de agosto. Además, califica el proceso de poco planificado, ya que implica tres factores: recursos logísticos para imprimir suficientes billetes, un mayor período de tiempo y capital humano para implementar los cambios bancarios.

Alejandro Grisanti, director de la firma Econoanalítica, también considera que es probable es que la fecha de la reconversión fuese cambiada nuevamente. “No hay medidas fiscales, no se imprimen las monedas y billetes, no se plantea tener una mejora en los medios de pagos, hay cinco ceros menos en la moneda. Dudo mucho que el gobierno pueda explicar todo esto hasta el 20 de agosto”.