Íconos

La niña gato cumple 40 años

El secreto explotó y dejó con la boca abierta a tutilimundi. Durante 40 años el planeta entero vivió en la completa ceguera. Resuelta que Hello Kitty no es un gato, sino un humano

Fotografía: Frederic J. Brown / AFP
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Hace apenas tres meses fue noticia por la revelación de un misterio que desquijaró al mundo entero. Entonces, los representantes de Sanrio, la famosa empresa japonesa que funge de mánager de comics, dueña de un ecuménico merchandising que se traduce en dinero constante, revelaban una verdad que, ni Tim Burton, habría siquiera sospechado—aunque nunca lo habían ocultado. Hello Kitty no es una linda gatita. Sí, Hello Kitty, la que mientan Kitty; la que corona su cabeza con un par de orejas; la que con hieratismo e impavidez jamás demuda la expresión de su cara, porque boca no tiene; la que exhibe un pelaje suave y blanco, la que incluso eriza sus bigotes, no es una gata. Es una niña. Y hoy vuelve a ser Trending Topic porque, aunque cumple sus 40 años, ella jamás envejece. Dorian Grey, a su lado, se apolilla y desvencija en el recuerdo de algunos trasnochados y románticos. Hello Kitty, en cambio, no se mustia. Refulge por doquier su estampa gatuna pero humanoide. Camina y no en cuatro patas —una de las razones que adujera Yuko Yamaguchi, la actual diseñadora, a la revista Time en 2008 para justificar su humanidad. Tampoco maúlla. Y sus aventuras de ícono pop, de celebridad de masas, de modelo y éxito comercial son escoltadas por su pequeña mascota. Obvio: un minino blanco, que sí es gato. Que se mimetiza en su dueña, que se confunde en su maestra. Que sí ronronea y responde al nombre de: Charmmy.

Su nombre de pila es Kitty White. Hija de George y Marie. ¡Oh tamaña sorpresa! Como para quebrar más el mito, los iconoclastas del sincretismo animado desmienten su origen nipón. Que no, que ella nació en Londres. Para colmo, es inglesa. “Es un personaje 100% caracterizado. El diseño toma como inspiración a un gato, pero no hay ninguna otra característica de ese animal en ella”, explicó un portavoz de Sanrio a la agencia France Presse. La pregunta de la mil lochas es: ¿por qué nadie sabía su condición humana? ¿Por qué la casa matriz del personaje de marras hubo de esperar 40 años para soltar la bomba atómica que devastaría el imaginario colectivo? Como si no fueran suficientes los 7millones de dólares anuales que registra este figurín, la empresa del “Imperio del Sol Naciente” forja la mejor de las estratagemas comerciales. Yuko Shimizu, creadora y demiurgo de este milagro en 1974, seguro recibirá gruesas regalías. El 2014 es un año de fiesta. Mientras se reproduce en vallas, bultos escolares, lonchera, peluches y un millón de chucherías más que los niños claman, el ídolo felino que de día va al tercer grado de colegio es quizá de noche Gatúbela. Sexy con su colita en Ciudad Gótica.

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