Hasta hace tan solo un año Guaidó era un completo desconocido. Un político de segunda línea, incluso dentro de su mismo partido. Hoy es reconocido por más de 60 países como presidente legítimo de la Asamblea Nacional venezolana, y también como presidente encargado de la República; y sigue sumando. Leopoldo, Lilian y Freddy siempre eran el primer plano de las fotografías, Juan Gerardo quedaba al fondo, esperando su momento, y este llegó en enero de 2019.
El 5 fue elegido al frente del parlamento y 18 días después asumió las competencias de la Presidencia de la República, invocando los artículos 233, 333 y 350 de la Constitución de 1999, ante una multitud expectante en la avenida Francisco de Miranda, en Caracas.
Después de la cuestionada jornada electoral de mayo 2018, que anunció la perpetuación del chavismo en el poder, muchos tiraron la toalla. Pero la oposición supo ejecutar un plan para resurgir de las cenizas. Una operación que la historiadora Margarita López Maya, en una entrevista realizada en febrero de 2019, consideró que fue autoría de líderes como Leopoldo López y Julio Borges: “Hay una coordinación importante y uno de sus artífices fue Julio Borges y Carlos Vecchio. Borges me dijo que él hablaba todos los días con Leopoldo López, es una estrategia venezolana que compraron los Estados Unidos”.
El debut de Guaidó en la escena política sorprendió a todos. Una oposición hasta entonces sin liderazgo –y bajo la sombra de una Asamblea Nacional que parecía inactiva, liderada por Omar Barboza de Un Nuevo Tiempo– se vio de pronto sacudida por una oleada de popularidad que los principales medidores de encuestas y opinión pública empezaron a registrar. Se hablaba ya del “fenómeno Guaidó” o el “efecto Guaidó”, que trastocó todos los aspectos de la esfera política nacional, entonces resignada y sin mayor aspiración de cambio. No se sabía ni cómo ni cuándo, pero el fin del régimen madurista lucía seguro.
«Las semanas que vienen serán muy movidas y de ellas va a depender los números definitivos de Guaidó»
Su presencia, imagen fresca y actitud frente a las cámaras lo posicionaron en el epicentro de la política, desplazando a otros líderes como Henry Ramos Allup y María Corina Machado. Era el candidato ideal, renovado y alejado de las turbulencias y mañas de los zorros viejos. Un líder urgente que apareció en el momento exacto y reavivaba la pugna política. Las primeras acciones tomadas por el régimen, en lugar de perjudicarlo, lo terminaron impulsando y se volvió en el intocable de la oposición, Un breve recorrido por Latinoamérica y el retumbe de su nombre en todo el planeta lo llevó a estar dentro de las 100 personas más influyentes del mundo, lista anual publicada por la revista Time.
Guaidó, el descenso
Carmen Beatriz Fernández, especialista en marketing político y ciberpolítica, explica que lo ocurrido en enero de 2019 es inédito en la Venezuela contemporánea. “Lo que pasó hace un año no había pasado en la política venezolana, y es que un personaje poco conocido se da a conocer de sopetón y es tremendamente bien aceptado al asumir la presidencia encargada. Él capitaliza una enorme esperanza y llega al 65% de popularidad, una cosa muy alta que no habíamos vivido en mucho tiempo”. Pero ese consenso nacional reflejado en las encuestas mermó a 40% aproximadamente, tras lo sucedido con la ayuda humanitaria en febrero y el conato de levantamiento militar de la madrugada del 30 de abril.
«Hubo un descenso permanente hasta llegar a 38% en diciembre, una pérdida de 21 puntos desde su primera medición en febrero»
La gente se perdió en la incertidumbre. La falta de inmediatez del mantra “cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres” ya jugaba en su contra y descendía notablemente en las encuestas de mitad de año, pese a los esfuerzos que hacía su equipo de comunicaciones. Luis Vicente León, presidente de Datanalisis, explica que a pesar de la estabilidad que caracterizó al líder varguense en el primer trimestre del año, su popularidad se redujo a mediados de año. “Hubo un descenso permanente hasta llegar a 38% en diciembre, una pérdida de 21 puntos desde su primera medición en febrero”. Un saldo que no es solo suyo, sino también de otros diputados que tuvo que llevar a cuestas.
“¿Cómo estamos? Activos, movilizados, con las capacidades de una sociedad que se niega a acostumbrarse a vivir en una dictadura, y por el contrario vamos a abonar el paso hacia la transición”, respondió Guaidó el 5 de noviembre de 2019, cuando se cumplían 10 meses de su ascenso al poder. Pero no bastaba. El 16 de noviembre, en una movilización en el este capitalino, hubo hasta protestas en su contra, como la de Carlos Rotjes Caballero, quien llevó a la plaza Altamira un cartelón en el que rezaba: “Guaidó estafador”. El reportaje de Roberto Deniz, publicado en Armando.info al comenzar diciembre, fue la gota que derramó el vaso, junto a las declaraciones de su embajador en Colombia, Humberto Calderón Berti.
Un futuro por definir
Según datos ofrecidos por el director de Delphos, el estadístico Félix Seijas, Guaidó cuenta con una popularidad de 45%, y si bien se trata de un número alto en contraste a otros políticos, no es un apoyo que está seguro del cambio ni dispuesto a salir a la calle, aspectos con los que sí contaba cuando alcanzó el 65% en el primer trimestre de 2019. “Es una cifra que sigue apostando, que lo sigue viendo como el líder de la oposición, pero con expectativas muy bajas, porque siente que salir a la calle no va a añadir nada a la pretensión del cambio”. Así cerró el año, con una fotografía que rondaba el 45%.
«Lo que pasó hace un año no había pasado en la política venezolana, y es que un personaje poco conocido se da a conocer de sopetón y es tremendamente bien aceptado»
El 5 de enero de 2020 hubo un nuevo disparo que, si bien no se asemeja al de sus inicios, sí refleja un crecimiento paulatino que ondea el 50%, regista Delphos, y que depende de los resultados de su gira y de la forma en la que regrese a Venezuela, de la ruta que plantee en su regreso. Esto de acuerdo a la información suministrada por Seijas. “Las semanas que vienen serán muy movidas y de ellas va a depender los números definitivos de Guaidó. Yo no diría que va a subir, sino que se va a mantener allí, si sube será muy poco, pero esos niveles siguen siendo importantes”. Pero no todo depende de sus números, sino del impacto de sus acciones, por lo que sus próximos pasos serán determinantes para su futuro político.