Teatro

Le Prénom: teatro para aprender y reír

Sobre las tablas caraqueñas se exhibe hasta este fin de semana una obra de teatro que se pasea entre la comedia, la historia y las relaciones interpersonales. De origen francés y con toques criollos, Le Prénom, dirigida por Julie Restifo y protagonizada por importantes actores de la escena venezolana, nos recuerda que la risa es un idioma universal, del cual también se pueden conocer muchas cosas más

Luis David Rivero
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¿Cuál es el nombre? Sobre esa aparente pregunta gira el argumento de Le Prénom (El nombre), una pieza de la cual se puede reír y aprender, pues conjuga pequeños datos de la historia universal, cuestiones cómicas cotidianas venezolanas y aspectos sobre situaciones que a cualquier persona le pueden ocurrir, tanto en Venezuela como en Francia, de donde es originaria la pieza.

Pero no todo es lo que parece: hay algo más. Esta propuesta que se expone sobre las tablas de Trasnocho Cultural, en Caracas, destaca también la importancia de valorar a la familia y los amigos, el respeto, la sinceridad y hasta la diversidad, sobre todas las cosas.

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Bajo la dirección de Julie Restifo, en escena actúan Rolando Padilla, Maga Díaz, Mario Sudano, Diana Díaz y Aitor Aguirre como Vicente, Meche, Pedro, Ana y Carlos, respectivamente.

El texto es una adaptación hecha por el español Jordi Galcerán, de la obra original de Alexandre De La Pallière y Mathieu Delaporte, estrenada en formato teatral en 2010 y publicada como película en Francia unos años después (2012). Fernando Azpúrua se encargó de la dramaturgia.

La obra de teatro fue un éxito durante su año de estreno en París, con 243 funciones. La película también fue reconocida en importantes premiaciones, recibiendo finalmente dos galardones en los Premios César. Esta comedia francesa que coquetea con el drama, se ha presentado como obra de teatro en países como Colombia, México, España y Argentina. A Venezuela llegó este año, gracias al apoyo de la Embajada de Francia en Venezuela y a la iniciativa de 4X4 Producciones.

“Vi la película hace muchísimo tiempo –en una primera cita- y me encantó. Cuando empecé a investigar, me encontré con que nació de una obra de teatro a la que le fue muy bien. Se ha montado en distintos países como una franquicia teatral. Nos gusta muchísimo presentarla acá pues toca las diferencias políticas, religiosas, o cosas descabelladas, y todo el mundo se puede sentir identificado con eso”, comenta Maga Díaz, quien además de producir, también protagoniza la historia como Meche. “Nos llena muchísimo porque montar y producir obras en este instante no es un trabajo sencillo”, agrega.

Los protagonistas de la historia conversan en exclusiva para Clímax minutos antes de salir a escena y comentan cuáles han sido sus impresiones trabajando en este montaje que se ha robado unas cuantas carcajadas en las funciones que presentan los viernes, sábados y domingos por la tarde. Unos tragos de café, maquillaje que va y viene de una cara a la otra, y vestuarios ya puestos, dan inicio en camerinos a lo que posteriormente será una nueva función, que según comentan ellos, disfrutan una y otra vez como si cada una fuera la primera.

“El proceso durante el montaje y después del estreno ha sido grato. Hemos logrado una gran convivencia. Cada quien conoce su rol y la responsabilidad que tiene de socorrer a los compañeros en caso de emergencia con las cosas que normalmente ocurren en escena. Hay un mensaje excelente que contiene la obra, y es que a pesar de las diferencias la tolerancia siempre es fundamental, para finalizar en reconciliación. El tema es pertinente para el momento que vive el país”, comenta Rolando Padilla – poco después de repasar  su texto para que no se le escape ningún detalle.

“La gente sale encantada. Tenemos públicos distintos que salen con una dinámica distinta, se convierten en otro integrante más del elenco. Es una obra íntima”, comenta Diana, mientras se maquilla.

“Ha sido un aporte a la escena venezolana, porque reúne, como toda buena comedia francesa, los elementos del pensamiento. No se trata de hacer un chiste y ya”, dice Mario Sudano.

“Ha sido una experiencia armónica”, finaliza Aitor Aguirre. “Somos una familia”, expresan al unísono.

Es hora de ir a escena, el camerino queda atrás. El público expectante inicia la experiencia en la que Meche y Pedro se ven en aprietos ante la llegada de Vicente, Ana y Carlos a su hogar. La cena está servida, y el conflicto entrante también. Es hora. Nadie imaginaría que la discusión por un nombre terminaría así: en pelea y con verdades ocultas que salen a la luz.

Otra pieza bajo el sello de Julie Restifo

Se le vio en su momento en las pantallas de Radio Caracas Televisión (Rctv) en La mujer de Judas (2003), años más tarde en Venevisión en La mujer perfecta (2010), y en teatro en el 2019 como La señora Ímber. La actriz y directora venezolana que desde los años 80 salió a la esfera pública como importante referente cultural de la venezolanidad, Julie Restifo, tuvo la importante tarea de dirigir Le Prénom.

Relata, minutos antes de iniciar la función, que fue una experiencia acogedora y familiar, que le dio sentido y nutrió de valor a la obra. Brinda, además, una oportunidad única para aprender y reír.

Las 4×4, que son Maga y Diana Díaz, tenían esta idea desde hace bastante tiempo atrás. Me la ofrecieron y, al principio, me puse un poco tímida cuando la leí, porque era una obra de cuatro o cinco actores y era una comedia – que siempre tienen que ser muy ágiles para atrapar al público-. Así fue, ellas me invitaron a esta producción y disfruté enormemente el proceso”, comenta Restifo.

¿En qué se diferencia Le Prénom a las obras que usted ha dirigido antes?

En principio, las comedias que yo dirigí fueron unipersonales, y otras, no tan apegadas a la comedia, como Si esto es un hombre, que narra la historia de un sobreviviente de Auschwitz, pero era un monólogo. La eterna irreverente con Marianella Salazar, es otro monólogo que dirigí. Hice algunas pequeñas cosas en microteatro y también me inicié con una obra de Javier, llamada Compadres, la historia de Gómez y Castro. Nunca había hecho una comedia con muchos actores. La diferencia está en que el trabajo es mucho más elaborado. Mientras en un monólogo uno sabe qué tienes que manejar algunos elementos escénicos, aquí –en Le Prénom– había entradas y salidas, psicologías distintas en los personajes, y contrastes en la historia. Hay que entender que esta es una comedia, pero no es una comedia ligera. Es una comedia reflexiva y a veces ruda.

¿En qué se asemeja o diferencia esta pieza francesa a las obras de comedia venezolana?

Esta es una obra en donde vamos a ver el abordaje con toques cómicos de las relaciones interpersonales, entre parejas, y entre amigos, que es universal. Puedes ponerla en cualquier país del mundo y la gente va a tener mucho que ver con ella. Se maneja en un dilema que ronda en si las relaciones pueden romperse por intolerancia o por no estar de acuerdo con el otro. Además, todo empieza con una cena inofensiva y termina muy mal. Las mujeres, que son las parejas, de los hombres, empezarán a decir cosas que nunca les dijeron en privado, lo dicen frente a los amigos. Hay una explosión de pasión y emociones. Podría ser escrita por un venezolano perfectamente.

¿Cómo fue la dinámica y el trato con los actores?

Nunca tuve problemas o inconvenientes, estoy trabajando con gente maravillosa. Cada uno de ellos tiene una experiencia sobre las tablas y realmente fue muy armonioso. Yo soy muy maternal cuando dirijo. Los consiento mucho. Ha sido un proceso amoroso. Todos ellos aman el texto y sus personajes. Cuando sucede eso, ese es el verdadero éxito de una obra: cuando el proceso te deja tantas satisfacciones. Después tú la entregas y eso es del público, le pertenece. Lo verdaderamente exitoso del asunto es tener un proceso tan bonito como el que tuve yo con Le Prénom.

¿Cuáles son los elementos venezolanos que le dan el toque distinto al francés y cómo ha sido la recepción del público?

La adaptación es de Fernando Azpúrua. De 4×4 Producciones lo contactaron a él. La pieza tiene algunas referencias que te dicen que eso que está pasando en escena es en Venezuela. La gente lo va a captar. Cuando sale el público es increíble la receptividad. Igual cuando está sucediendo la obra. Así, vez que el público está súper conectado y se divierte muchísimo.

¿Está trabajando en un nuevo proyecto actualmente?

Sí, ahora estoy dirigiendo y ensayando otra comedia, con Joseph Vidal, mi hija, Augusto Nitti y Oriana Colmenarez, producida por Augusto Nitti y Jessica Arvelo para el Centro Cultural BOD. Trata también sobre las relaciones de parejas, pero en este caso competitivas. Uno de ellos en el texto dice “me gustaría que te pusieras en mi lugar”, porque cada persona se queja que una trabaja más que la otra. El público también se puede identificar con eso. Hay una cosa mágica, que hemos visto mucho en películas, que es la transmigración de un cuerpo a otro: él, un día se levanta y es ella. Ella dentro del cuerpo de él. Y él dentro del cuerpo de ella. Así sucede esa comedia, con un final feliz.

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Cierra el telón, y con él otra función de una pieza que permite escapar por poco más de una hora del caos caraqueño. Aplausos acompañados de sonrisas dan fin a Le Prénom, que estará en la cartelera teatral caraqueña hasta el 01 de marzo. ¿Entonces cuál es el nombre? Adolf o Stalin, ¿es otro el asunto? Puedes descubrirlo en escena.

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