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¿Cómo se hizo el fraude en las elecciones de Bolivia?

El ex mandatario de Bolivia, Evo Morales, afirmó que en las elecciones no hubo irregularidades y que su salida ocurrió por la presión de fuerzas imperiales que se oponían a su gobierno. El informe de la OEA demuestra el fraude en el proceso del 20 de octubre.

Evo Morales tras recibir el asilo en México
EFE
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Un apagón general en la transmisión de datos durante las elecciones presidenciales de Bolivia, el 20 de octubre de 2019, fue el detonante de la protesta que causaría la salida de Evo Morales del poder.

La tendencia que favorecía ligeramente al mandatario, previo al apagón, pasó a ser una avalancha que sentenciaba las elecciones en primera vuelta.

Ya las encuestas previas daban a Morales como ganador, pero lo más probable era que debía ir a segunda vuelta donde no tendría el triunfo garantizado.

Una vez se supo el supuesto resultado final la indignación de los ciudadanos se hizo patente lo que provocó protestas y que se catalogase el proceso como fraudulento.

Al vencer en los comicios Morales repetiría por cuarta vez en el poder, pese a que en el proceso plebiscitario de 2016 los bolivianos rechazaron la reelección indefinida del mandatario.

Luego de contundentes protestas y en medio de un clima de alta tensión, la Organización de Estados Americanos acordó con el gobierno boliviano hacer una auditoría al proceso electoral.

El informe publicado el 10 de noviembre corroboró que durante el proceso hubo irregularidades tan graves que hacían cuestionar la integridad de los resultados.

Morales negó que haya habido un fraude pero el mismo día en el que se conocieron los resultados abandonó el poder, según él por fuerzas imperiales que se oponían a su gobierno.

El sistema no dio certeza de los resultados

Durante la auditoría realizada por la OEA se verificaron las actas, los aspectos estadísticos, el proceso y la cadena de custodia.

El equipo de expertos fue de 36 especialistas y auditores: abogados electorales, estadísticos, peritos informáticos, especialistas en documentos, en caligrafía, en cadena de custodia y en organización electoral.

Entre los resultados la OEA sostuvo que la elección fue considerada fraudulenta, se recibieron más de 250 denuncias sobre el proceso electoral.

La organización determinó que los sistemas de transmisión de resultados electorales preliminares y cómputo definitivo estaban viciados.

Se utilizó un servidor que no estaba previsto y que no tenía un fin notificado, fue el mismo que interrumpió su transmisión de datos a las 7:40 pm del domingo.

La auditoría detectó que la información se redireccionó a un servidor que no pertenecía a los previstos para el sistema Transmisión de Resultados Electorales Preliminares.

Ni la empresa auditora, ni los funcionarios del Servicio de Registro Cívico tenían control de este servidor fantasma que no figura en los informes entregados por el tribunal.

Ningún actor reconoció la existencia de este problema hasta que lo detectó el cuerpo de auditores de la OEA. El responsable técnico de la Dirección Nacional de Tecnologías de la Información y Comunicación dijo, tras el descubrimiento, que conocía dicho servidor.

Red foránea

De acuerdo con lo publicado por la OEA, el flujo de datos pertenecía a una red foránea que no estuvo prevista ni documentada. No hay explicación técnica válida de porque no se utilizaron los servidores perimetrales controlados por la empresa auditora.

Se denunció que la dirección IP de 350 máquinas no estuvo dirigida a la red del sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares y sus servidores oficiales. Las actas llegaron al servidor principal por dos vías diferentes, ninguna de ellas bajo el control de la empresa auditora.

Después de la interrupción del flujo de la información redirigieron el tráfico hacia el servidor fantasma. La información ingresó directamente a una IP pública, fuera del control de la empresa auditora.

No hubo una explicación que justificara el uso de un servidor externo y la modificación del IP de 350 equipos, si existían planes de contingencia.

La auditoría de la OEA explicó que el servidor de contingencia no tiene la misma cantidad de registros que el principal. No hay registro de la interrupción de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares con detalles, que describa lo que sucedió y su causa.

Las bases de datos estaban desactualizadas.

En resumen, los auditores de la OEA observaron que el flujo de datos no estuvo 100% monitoreado ni bajo control del responsable técnico del Servicio de Registro Cívico. Tampoco se realizaron pruebas al software ni análisis de integridad electoral al Estado Plurinacional de Bolivia.

No se garantizó la integridad de los datos

La OEA sostuvo que la autenticación era débil y permitía que cualquier usuario tomara control como administrador del sistema.

Dijo que el hecho de que no existieran factores de autenticación múltiples facilitaba el acceso a los sistemas. Explicaron que con un mismo código podían iniciarse varias sesiones. Era tanto el poder que tenían estos usuarios de la aplicación, que podían validar actas sin tener que autenticarse.

La integridad del software fue irrespetada. El acceso a la base de datos podía realizarse sin pasar por la aplicación, algo inaceptable en un proceso electoral y que pone en riesgo la integridad de los datos.

La Base de Datos fue modificada sin usar la aplicación en pleno proceso. Esto es un acto “inaceptable” en un proceso electoral.

Una misma persona, el responsable de la proveedora del software, cumplía los siguientes roles: diseño, desarrollo, prueba e implementación del software. Esa misma persona también recopiló el software, y accedió a las Bases de Datos con privilegios de modificar datos.

Este individuo rompió la cadena de custodia desde el incidente y violó la integridad de los datos. La empresa a cargo de la auditoría no controlaba la integridad de los datos.

En resumen, el proceso no cumplió con buenas prácticas y no se respetaron los estándares de seguridad.

La empresa auditora, reconoció públicamente las vulnerabilidades e irregularidades. Sin embargo, no describió la redirección al servidor situado en la nube.

Falsificación de firmas y alteración de actas

Los técnicos de la OEA analizaron la caligrafía de 333 actas. Todas arrojaban que MAS obtuvo 99% de los votos. Del análisis efectuado, se concluyó que 78 actas (23% de la muestra) presentaban irregularidades desde el punto de vista pericial.

En algunos casos, se verificó que todas las actas de un mismo centro habían sido completadas por la misma persona. En ocasiones, se constató que esa persona era el representante del MAS acreditado como delegado en el centro.

Se encontraron varias actas en las que el partido oficialista obtenía 100% de los votos.

Algunas de estas actas no completaban con un cero el campo de los partidos opositores, en otras señalaban 100% de participación, algo prácticamente imposible.

La OEA solicitó las actas y materiales originales utilizados en las mesas de votación. Detectaron que las firmas del acta original no correspondían con las firmas de las copias.

El estudio demostró que incluso las firmas de los jurados que figuraban en algunas actas habían sido falsificadas.

La OEA señaló que las irregularidades observadas surgieron en un corto tiempo, pero que de contar con más tiempo para procesar mayor documentación se hallarían más irregularidades.

Cadena de custodia deficiente

La OEA no pudo desplegar especialistas a los departamentos de Chuquisaca, Oruro, Potosí y Santa Cruz por bloqueo de vías y por falta de condiciones de seguridad. En los departamentos de Chuquisaca, Beni, Pando, Potosí y Santa Cruz se reportó la quema de material.

Hubo irregularidades en el voto a los bolivianos residentes en el exterior. En Argentina 38,07% de las actas tuvieron irregularidades e inconsistencias.

Por otra parte, las actas de los ciudadanos en el exterior reflejaron un mayor número de votos en las listas índice.

Las Fuerzas de Seguridad del Estado no cumplieron con sus obligaciones de proteger el material electoral tanto en la jornada como en la etapa postelectoral.

No existieron los controles necesarios de cadena de custodia del material electoral sensible. La quema de material evidencia la falta de resguardo y previsión de parte de las fuerzas de seguridad boliviana, según la OEA.

Tendencia altamente improbable

Uno de los hallazgos más notables es el procesamiento de actas alcanzó 81% cuando se dejó de reportar el conteo. A partir de ese momento empezó una carga anormal de actas. Había una tendencia que cambió en favor del entonces partido de gobierno.

De hecho en el último 5% de votación -290.402 sufragios- Morales incrementó su promedio de votación en 15% (175.670 votos o 60,5% en relación a 69.199 votos o 23,8% de Mesa) respecto a 95% anterior, un comportamiento muy inusual en tendencia electoral.

Según las tendencias en el Sistema de Cómputo Oficial y tomando en cuenta las proyecciones estadísticas, es posible que Morales haya quedado en primer lugar y Mesa en segundo.

Sin embargo, resulta improbable estadísticamente que Morales obtuviera 10% de diferencia para evitar una segunda vuelta.

“Este comportamiento es muy inusual”, señala la OEA.

Conclusiones indican un fraude

En los cuatro elementos revisados (tecnología, cadena de custodia, integridad de las actas y proyecciones estadísticas) se encontraron irregularidades, algunas tan graves que llevaron al equipo técnico a cuestionar la integridad de los resultados.

Se descubrieron fallas graves de seguridad en los sistemas informáticos y el cómputo final. Según los expertos el margen de victoria en primera vuelta es menor a 40.000 votos por lo que el equipo auditor no pudo validar una victoria en primera vuelta.

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