Cultura

El Museo Whitney refleja en su bienal la esperanza del artista estadounidense

La Bienal del Museo Whitney en Nueva York, considerado un fiel reflejo del panorama creativo de Estados Unidos al reunir piezas de los artistas emergentes más destacados del país, presentó este lunes un conjunto de obras que muestran una visión de futuro esperanzadora pese a la convulsa realidad del país.

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Fotografía: Whitney Museum of American Art

«Aunque estamos en un momento sociopolítico complicado, el trabajo que se está haciendo no se está centrando en el odio ni la polémica, sino que tiene una visión de futuro y es productivo», dijo Jane Panetta, una de las comisarias de la muestra, que podrá verse desde este viernes hasta el 22 de septiembre.

La experta, junto con su compañera Rujeko Hockley, recorrió Estados Unidos y visitó a más de 300 artistas en un proceso de selección que ha durado más de un año y medio en el que han comprobado que el sector quiere encontrar un camino hacia delante como reacción a un periodo de división social.

«Mucho del trabajo que forma parte de la bienal no es el arte de protesta tradicional que solemos ver, sino que hay mucho proceso de pensamiento profundo sobre el mundo en el que vivimos y el mundo en el que queremos vivir», dijo por su parte Hockley.

«Los artistas se han estado planteando qué cosas han funcionado en el pasado y qué no, qué hay que coger del pasado para traerlo al presente y al futuro», agregó.

Por su parte, el director del Whitney, Adam Weinberg, señaló durante el evento de presentación de la muestra que los artistas ayudan a entender y digerir la importancia de los momentos en los que vivimos, y subrayó que la bienal de este museo es uno de los pilares de su historia.

«El mundo en el que vivimos hoy cada vez es más complejo, caótico, incierto y frágil. ¿Qué mejor momento para agarrarnos a los artistas?», preguntó el líder de la institución de arte contemporáneo estadounidense.

Entre los trabajos presentando en la 79 bienal del Whitney destacó la afroamericana Simone Leigh, natural de Chicago y residente de Brooklyn, Nueva York, cuyas piezas han ido ganando relevancia en los últimos años, y que también se han expuesto en el popular High Line neoyorquino.

Leigh participa en la muestra con tres esculturas en cerámica, bronce y rafia, en las que destaca la figura de la mujer afroamericana que se resiste a ser concebida como una mera suma de sus partes.

El gran mural «The Farm» (La Granja) de Pat Phillips, nacido en el Reino Unido pero que pasó buena parte de su vida en Estados Unidos, está compuesto por una yuxtaposición de imágenes relativas a la vida en la región sur del país que plantean cuestiones sobre raza, clase social, y una cultura militarizada.

La Bienal del Whitney también tiene influencia latinoamericana con una obra de Agustina Woodgate, nacida en Buenos Aires, con su obra «National Times», compuesta por decenas de relojes de pared analógicos que funcionan a las órdenes de un sólo reloj digital.

Varias de las obras del puertorriqueño Daniel Lind-Ramos ocupaban algunos de los espacios más destacados de las galerías del Whitney, ubicado en la zona oeste de Manhattan, con obras en las que recordaba la destrucción que dejó tras de sí el ciclón María en 2017 con piezas hechas con materiales locales combinados con lonas de las agencias de ayuda humanitaria.

En esta edición, Panetta y Hockley también han querido darle especial importancia a las artes audiovisuales y escénicas con varios espectáculos y la proyección de una lista de cintas con obras del mejicano «Colectivo Los Ingrávidos» los próximos 21 y 22 de septiembre.

La bienal del Whitney es una de las muestras más importantes del panorama artístico estadounidense desde su creación en 1932, y a través de los años ha catapultado a figuras de la talla de Georgia O’Keefe, Jeff Koons o Jason Pollock.

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