Cultura

Carmen Julia Álvarez forjó su temple artístico a la medida de la naciente TV

Al cumplirse 70 años de la instauración de la televisión en Venezuela, la actriz, una de las pioneras de la pequeña pantalla que aún están vivas, cuenta su historia en el medio que la vio nacer artísticamente

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Carmen Julia Álvarez emprendió en los albores de la televisión y a los tres años de edad una indetenible carrera, poniendo así de manifiesto una vocación que le viene de casta. Al estarse cumpliendo, este 2023, siete décadas de la instauración de la TV en Venezuela, son muy pocos los pioneros del medio que aún están vivos y pueden contar su historia profesional en los años iniciales del medio.

Uno de ellos es Carmen Julia Álvarez, quien siendo muy niña incursionó en la pequeña pantalla de la mano de su madre, la también actriz Adelaida Torrente, española nacida en La Coruña en 1912.

En noviembre Carmen Julia cumplirá 71 años, 67 de ellos labrando una fructífera trayectoria desde sus comienzos como actriz infantil de televisión, el medio en donde más ha trabajado. Su vocación es heredada. Adelaida Torrente, la autora de sus días, llegó a Caracas en una compañía española de zarzuelas en 1947.

—Había pasado la guerra civil, se había muerto mi abuela y aquí conoció a mi papá, Juan Álvarez, canario de La Laguna, Tenerife -relata al rememorar su estirpe-. Él no tenía nada que ver con lo artístico, era un empresario aficionado al teatro, a la ópera, a la zarzuela. Fue precisamente viendo la compañía donde trabajaba mi mamá cuando la conoció y ella decidió permanecer aquí.

Jugando en la cocina

Al quedarse en Venezuela, Adelaida, la madre, se gana la vida en la radio y el teatro. Luego, al comenzar la televisión en 1952, con la inauguración del Canal 5 de la Televisora Nacional, propiedad del Estado venezolano, que inició sus transmisiones formales el 1 de enero de 1953, se incorpora al nuevo medio que meses después diversifica su espectro con otras dos señales: Televisa y Radio Caracas Televisión, ambas surgidas de la iniciativa privada.

—Mi madre me llevaba a la televisión cuando trabajaba, siempre iba al estudio con ella. Tenía yo tres años cuando necesitaron a una niña para el programa Anecdotario, donde debuté como actriz y desde entonces no paré. Salía del colegio de monjas cercano a RCTV y me iba al canal a trabajar. En esa época el Canal 5 no era competencia, por ser cultural, y los que trabajaban en Televisa y Radio Caracas TV también podían hacerlo en la Televisora Nacional. La programación infantil era larga y yo empecé a hacer cosas allí con otras niñas que también se iniciaban entonces, como Caridad Canelón, Raquelita Castaños y Herminia Martínez.

La niña Carmen Julia hizo “Jugando en la cocina” durante tres años por el Canal 5.

Pero además de actuar, se le presentó la ocasión de debutar en otra faceta en Jugando en la cocina, programa que en versión infantil se inspiraba en La tía María en Televisa y La Perfecta Ama de Casa (Ana Teresa Cifuentes) de Radio Caracas Televisión.

“Mi mamá me enseñaba a preparar los platos, con recetas fáciles de entender y de elaborar en cámara. Como era muy corto, llevaba el plato terminado para, luego de explicar cómo se hacía, mostrar cómo quedaba. En eso estuve tres años», cuenta la actriz.

Del fugaz Canal 11 a “La Tirana”

Paralelamente, Carmen Julia continuaba haciendo telenovelas en RCTV. Tenía 14 años cuando abrió el Canal 11, una nueva empresa televisiva situada en la caraqueña urbanización Santa Eduvigis, propiedad de los hermanos Amable y Ricardo Espina, quienes habían dejado el canal de Bárcenas como ejecutivos para emprender su propio camino como empresarios televisivos.

—Me contrataron para una telenovela que se llamaba Amargo silencio. El elenco era impresionante. Alterné con Daniel Farías, María Luisa Lamata, Paul Antillano, Zoe Ducós, Jorge Palacios y Bárbara Teyde, estos dos últimos debutando en Venezuela, recién llegados de España, así como el puertorriqueño Ulises Brenes, quien además era el director. Ya estaba en rango de damita joven.

“Salía del colegio de monjas, cercano a RCTV y me iba al canal a trabajar”

El Canal 11 no tuvo larga duración, por la feroz competencia que le plantaban Radio Caracas Televisión y Venevisión.

Menos de dos años después, muchos de los que estaban con los hermanos Espina regresaron al Canal 2 a trabajar en una telenovela que marcó época: La Tirana, de Manuel Muñoz Rico, que estelarizaron Eva Moreno y Edmundo Arias, dos de los protagonistas de dramáticos más populares en aquel momento.

—Hacía de hija de Eva Moreno, quien interpretaba a una guerrillera enfrentada a un dictador de una isla tropical, encarnado por el primer actor Edmundo Valdemar. Vale decir que por mi papel en La Tiraname gané mi primer premio importante, el Guaicaipuro de Oro, como revelación del año. Yo tenía ya 15 años. Allí conocí a Eduardo Serrano y nos hicimos novios.

Primera boda televisada

Hacía poco que Serrano había debutado en la pequeña pantalla en La criada malcriada, una comedia semanal que protagonizaba con Gloria Mirós y Conchita Obach, quien tenía el papel de su esposa. Al poco tiempo, Obach renuncia por problemas personales, pero como el programa tenía mucha sintonía, le inventaron al actor un hermano gemelo en la ficción.

“Y en esa trama entro yo, decisión que se tomó porque la pareja que hacíamos en La Tirana estaba muy pegada”, expresa Álvarez.

Protagonizó con Eduardo Serrano la primera boda televisada entre famosos.

Lo que no imaginaban ninguno de los dos, es que en esa encarnizada lucha por el rating, que entonces alcanzaba casi el rango de batalla, un ejecutivo de RCTV les propondría casarse para aprovechar su popularidad. De esta manera, Carmen Julia Álvarez y Eduardo Serrano se convirtieron en la primera pareja de famosos en casarse “en vivo y directo” vía TV.

La boda eclesiástica de ambos tuvo notable y desmesurada promoción previa, por lo que se erigió en todo un suceso de sintonía y en apetitosa fuente de crónicas y chismes de la prensa farandulera.

Censurada por Caldera

Sería en el Canal 8 de Cadena Venezolana de Televisión -que así se llamaba cuando era una televisora comercial, fundada en 1964 por el grupo Vollmer, antes de pasar a manos del Estado doce años después-, donde Carmen Julia Álvarez terminaría de afianzarse y despegar histriónicamente.

Ocurrió cuando le dieron la protagonización de la que sería una de las telenovelas más populares de todos los tiempos, Simplemente María, donde compartió roles estelares con Eduardo Serrano y José Luis Rodríguez. Duró desde enero de 1970 hasta julio de 1971.

Con Eduardo Serrano en “Simplemente María”, un suceso del melodrama
televisivo.

—Tuvo tanta penetración, que hasta hubo un intento de censurarla, pues mi personaje era el de una madre soltera. Estábamos en el primer gobierno de Rafael Caldera y en una ocasión la sacaron del aire, sin explicación alguna. Ese día casi queman el canal. Fue un pretexto para cambiarla de horario y transmitirla un poco más tarde. Ceder a esa presión lo que provocó fue que el rating creciera aún más.

Daniela Alvarado, una digna heredera

Esta historia, así como la de los triunfos que vinieron después, con añadidos de su vida personal, en muchos aspectos semejantes a una ficción televisiva en clave dramática o de comedia, la narró la actriz hace ya varios años en su exitoso monólogo Simplemente Carmen Julia, que presentó en Caracas y varias ciudades del interior del país.

—Allí conté cosas que nadie se esperaba de mi vida artística, que nunca había contado, así como de mis exparejas y mis rivales.

Y lo hizo con gracia, desparpajo o desgarro, según fuera el episodio recreado, para sorpresa de una audiencia cautivada por la sinceridad de esta artista todo terreno, dirigida en aquel montaje por su hija, la también actriz Daniela Alvarado, fruto de su matrimonio con el actor Daniel Alvarado.

—Deseaba exponer mi lado menos conocido, pero homenajear también a esa gente que me vio en la televisión o el teatro, narrándoles mis experiencias en algunos de mis trabajos. Algunas veces Daniela y yo lloramos juntas al leer esas notas, especialmente las referidas a las cosas que yo contaba de mi madre; mis matrimonios y separaciones, que luego tradujimos a comedia. El final está abierto, pues aún no termina mi vida artística.

Adoración por Daniela

Así como Carmen Julia heredó el talento de su madre, su hija Daniela le siguió los pasos. Por ella profesa una especial devoción.

—Ella es un caso que no es habitual entre las actrices. Está hecha de una madera especial. Cuando empezó como actriz decía los parlamentos a su manera, como los imaginaba, más que como usualmente pudieran planteárselos. Tiene ideas propias y eso es lo que le aportaba precisamente a sus personajes. Su fuerte personalidad fue lo que más la ayudó en esa tarea tan difícil de la televisión, donde el régimen de trabajo es realmente agotador. Sin eso, aún siendo buena actriz, no habría podido enfrentar los desafíos que se le presentaron a lo largo de su carrera ante las cámaras.

Daniela Alvarado, digna heredera de una estirpe. Foto Wil Acosta.

—Daniela se desmarcó de la niña linda -expresa hoy orgullosa-. En Mariúinterpretó a una mujer joven, pero madura, y llamó la atención que en una escena en la cárcel saliera sin una gota de maquillaje, pues consideró que lo que estaba encarnando no era el prototipo establecido de la protagonista. Admiro su honestidad. Daniela es incapaz de traicionar la esencia de un personaje.

Adiós TV, bienvenidos teatro y docencia

La carrera de Carmen Julia en la pequeña pantalla concluyó con la crisis que mantiene a nuestra televisión en el peor trance de toda su historia, producto de un régimen que la mantiene mediatizada y virtualmente paralizada en su creatividad y libertad de expresión a través de la coercitiva Ley Resorte.

A esto se suma la situación económica y social del país, que es realmente grave. Esto la ha llevado a trabajar en el teatro y a ejercer como docente de arte histriónico.

Carmen Julia está dedicada al teatro y a la docencia para aspirantes a actores y actrices.

—Antes uno hacía teatro cuando podía -declaró en 2017 para el portal teatro.com-; no como mucha gente cree, que uno no quería. Terminábamos las grabaciones a altas horas de la noche, los horarios de grabaciones eran de lunes a sábado. Las producciones no te permitían hacer teatro. Tenías que salir corriendo de una grabación o pedir permiso. Era muy complicado (…) Actualmente el teatro es lo que nos hace sobrevivir. Hacer teatro es duro, pero es lo que le permite al actor mantenerse activo, en contacto con ese público que siempre lo ha apoyado a uno y mantenerse vigente (…). Dar mis talleres y estar activa, eso me tiene muy entusiasmada.

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