Fotografia

Guardianes de almas: un recorrido fotógrafico por los cementerios de Caracas

A través de su lente, el fotógrafo Daniel Hernández captura en imágenes el aura que rodea a los cenmenterios caraqueños

Daniel Hernández |El Estímulo
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En el camposanto están los guardianes, esos lazarillos que guían y cuidan el alma. Son la compañía que cuando se va quien te llora, allí te deja, allí te quedas a merced de los gusanos que sin compasión ni distinción se hacen cargo de tu carne y así como ella va desapareciendo con el tiempo, van desvaneciéndose las visitas y las flores. 

Cristo en la cruz. Los pies tocan la tierra. Los tres maderos son de igual altura. Cristo no está en el medio. Es el tercero. La negra barba pende sobre el pecho. El rostro no es el rostro de las láminas. Es áspero y judío. No lo veo y seguiré buscándolo hasta el día último de mis pasos por la tierra. El hombre quebrantado sufre y calla. La corona de espinas lo lastima. No lo alcanza la befa de la plebe que ha visto su agonía tantas veces. La suya o la de otro. Da lo mismo. Cristo en la cruz. ( poema de Jorge Luis Borges)
Partir en cuerpo y alma partir. Partir deshacerse de las miradas piedras opresoras que duermen en la garganta. He de partir no más inercia bajo el sol no más sangre anonadada no más fila para morir. He de partir Pero arremete ¡viajera! (Alejandra Pizarnik)
Morir, dormir, soñar acaso… Desgraciados de los seres que, como Hamlet, llevan la trágica duda en el espíritu. Morir durmiendo… Dormir muerta… Soñar, sin darse cuenta de que la vida se ha ido. (Teresa Wilms Montt)

La única compañía visible, es esa figura que pareciera no tener alma y que se convierte en la cuidadora de la tuya.  Estas esculturas épicas que miran sin mirar, esas piedras hechas ángel, santo, virgen, cristo ¡Ellos son guardianes de tu alma, de todas la  almas! 

Libre de la memoria y de la esperanza, ilimitado, abstracto, casi futuro, el muerto no es un muerto: es la muerte. Como el Dios de los místicos, de Quien deben negarse todos los predicados, el muerto ubicuamente ajeno no es sino la perdición y ausencia del mundo. Todo se lo robamos, no le dejamos ni un color ni una sílaba: aquí está el patio que ya no comparten sus ojos, allí la acera donde acechó su esperanza. Hasta lo que pensamos podría estarlo pensando él también; nos hemos repartido como ladrones el caudal de las noche y de los días. (anónimo)
Viniste a mi como un sueño Y te desvanesiste igual que al Despertar. Observo el firmamento Y te veo brillar entre las estrellas Ahora eres una mas brillando Junto al Dios celestial. Y yo aquí me quedo observándote En silencio con dolor en el pecho Y vacío en mi corazón. ¡Fue mejor! Dicen los murmullos Que saben ellos de dolor Si yo fui tu madre Si tu germinaste en mi Como una semilla de amor Que saben ellos de dolor Si fui yo quien te sintió crecer Dentro de mi ser (anónimo)

Allí está el viejo cementerio, ese que donde sea que se encuentre, es custodiado por almas de piedra que no perturban, que generan respeto. Y que aunque siempre llega algún temerario a profanar el último hogar de las osamentas de lo que una vez fuimos, esas almas petrificadas observan quién te daña, quien termina de hacerte pedazos.

Es la Muerte que consuela, ¡ah! y que hace vivir; Es el objeto de la vida, y es la sola esperanza Que, como un elixir, nos sostiene y nos embriaga, y nos da ánimos para avanzar hasta el final;
A través de la borrasca, y la nieve y la escarcha, Es la claridad vibrante en nuestro horizonte negro, Es el albergue famoso inscripto sobre el libro, Donde se podrá comer, y dormir, y sentarse;
Es un Ángel que sostiene entre sus dedos magnéticos El sueño y el don de los ensueños extáticos, Y que rehace el lecho de las gentes pobres y desnudas; Es la gloria de los Dioses, es el granero místico, Es la bolsa del pobre y su patria vieja, ¡Es el pórtico abierto sobre los Cielos desconocidos! (Charles Baudelaire)
¡Cómo de entre mis manos te resbalas! ¡Oh, cómo te deslizas, edad mía! ¡Qué mudos pasos traes, oh, muerte fría, pues con callado pie todo lo igualas!
Feroz, de tierra el débil muro escalas, en quien lozana juventud se fía; mas ya mi corazón del postrer día atiende el vuelo, sin mirar las alas.
¡Oh, condición mortal! ¡Oh, dura suerte! ¡Que no puedo querer vivir mañana sin la pensión de procurar mi muerte! (anonimo)
Quisiera una compañía y me tenga así en su brazo por sentirla parte mía si a la muerte voy descalzo… Estoy vivo y aunque no creas viviré yo entre el suspiro cuando busques y no veas que en tus aires yo respiro… Tu dolor que me estremece hacen que brive mi piel sabes que voy dónde esta Él que me espera y me enternece… Te he forjado tanta alma, mis hermanos, mis locuras, no será la tierra a oscuras ¡que yo vuelvo a dar la calma. (anonimo)

Ojalá en otras dimensiones esos guardianes puedan estar haciendo justicia a todo lo que ven aquí. Por ahora ellas siguen ahí inertes, solas, erguidas,  simulando ser espectros que todo lo ven y a la vez están llenas de romance, nostalgia  y tristeza. Ellas tan abandonadas como los muertos del cementerio, ellas tan carentes de cuidado como las mismas tumbas, allí quedan todos en el limbo del tiempo para ver cómo algún día se juegan a los muertos.

Oh muerte, yo te amo, pero te adoro, vida… cuando vaya en mi caja para siempre dormida, haz que por vez postrera penetre mis pupilas el sol de primavera. Déjame algún momento bajo el calor del cielo, deja que el sol fecundo se estremezca en mi hielo… era tan bueno el astro que en la aurora salía a decirme: buen día. No me asusta el descanso, hace bien el reposo, pero antes que me bese el viajero piadoso que todas las mañanas, alegre como un niño, llegaba a mis ventanas. (Alfonsina Storni)

E

Cementerios visitados:

  • General del Sur, Caracas
  • Cementerio de Guatire
  • Cementerio de las Clavellinas, Guarenas

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