El vuelo despegó rumbo al aeropuerto internacional JFK, de Nueva York, y apenas 16 minutos después sufrió un desperfecto que lo obligó a estrellarse contra un hotel en Gonesse, un poblado cercano a la capital francesa. Fallecieron 109 personas a bordo y 4 huéspedes del alojamiento impactado.
Las causas del accidente se descubrieron 4 años después, cuando las autoridades francesas determinaron que la presencia de una lámina metálica en la pista del aeropuerto, aunada a un defecto en la aeronave, ocasionó el incidente. La lámina, según el informe oficial, se había desprendido de un avión de Continental Airlines.
Aunque este accidente fue el único registrado en equipos Concorde, marcó el inicio de un declive en el uso de los aviones supersónicos en rutas comerciales. Los vuelos con estas aeronaves se suspendieron por algunos meses después del suceso y, posteriormente, empezó a comprometerse su rentabilidad.
Los aviones Concorde, llamados así por su creación en colaboración francesa y británica, operaron durante 27 años hasta 2003, cuando tanto Air France como British Airways dejaron de utilizarlos para rutas comerciales.