"El planeta de los simios: nuevo reino", ¿por qué hacen esto?
En su momento, Charlton Heston hizo el intento para ponerle punto final definitivo a "El planeta de los simios", pero la industria del cine se niega a aprender
En su momento, Charlton Heston hizo el intento para ponerle punto final definitivo a "El planeta de los simios", pero la industria del cine se niega a aprender
Franklin Schaffner adaptó en 1968 la novela de Pierre Boulle “El planeta de los simios” en un experimento que buscaba mezclar la distopía, la filosofía y una potente lección que cerró la cinta con una de las escenas emblemáticas del cine. La trama sigue al coronel George Taylor (Charlton Heston), un astronauta en misión espacial que termina en un planeta en el que los seres humanos están reducidos a la condición de animales salvajes.
El argumento da vueltas sobre la idea, solo para desembocar en un final épico. Luego de que Taylor se enfrenta a las huestes de furiosos monos dispuestos a someterle, finalmente escapa de ellos para descubrir que el terrorífico planeta de simios evolucionados es la Tierra, arrasada siglos atrás por algún conflicto que no se muestra, pero que es evidente, destruyó todo rasgo del hombre.
Con una premisa semejante era inevitable que se creara un universo alrededor. Y tras diez películas y dos series de televisión, no solo se trata de una prolífica mitología que explora en sus orígenes y en sus personajes más emblemáticos. A la vez, es un recorrido en la forma en que se analiza en el cine, el tiempo, el legado histórico e incluso, la crueldad contra los animales, convertido esto último en un alegato bioético.
Lo cierto es que la saga da para mucho. Y mucho se ha hecho. Especialmente, una vez que el reboot de la década del 2000 logró lo que parecía imposible y en lo que Tim Burton falló estrepitosamente: llevar la historia a una nueva generación.
Y se logró, a golpe de buena dirección y de efectos especiales de punta. “El planeta de los simios: (R)Evolución” (2011), dirigida por Rupert Wyatt, presentó a César al mundo cinematográfico. El prodigio de CGI y con la actuación al trasfondo de Andy Serkis, se convirtió en una combinación elegante de una historia sólida con un apartado visual cuidado. El resultado fue un éxito que impulso a la saga “El planeta de los simios” a toda una nueva dimensión.
Demostró que la franquicia podía remontar su problema de origen, — ninguno de sus personajes centrales es un actor real — para contar una historia adulta, brillante y pulcra. Algo que Matt Reeves llevó a un nuevo nivel y cumplió con creces en el cierre de la trilogía “El planeta de los simios: La guerra”, estrenada en 2017. Una conclusión, además, perfecta, que no invitaba a reinvenciones o continuaciones.
Pero en Hollywood todo es posible. Mucho más, luego de que Disney se hiciera con las propiedades intelectuales de FOX, por lo que la franquicia continúa en “El planeta de los simios: nuevo reino” de Wes Ball. Solo que, a diferencia de sus predecesoras, la cinta tiene un peso en el ala de origen: ser completamente innecesaria y enfrentarse a las inevitables comparaciones con el resto de la saga.
Ambientada 300 años después de los sucesos narrados en la anterior cinta, la trama comienza de forma abrupta. No hay transición dramática, ni mucho menos un vínculo con varios de los tópicos que le dieron fama a sus sucesoras. Al contrario, la obra de Ball peca de genérica y se sumerge en un universo distópico que solo conserva la espectacularidad visual.
Este reino de simios antropomórficos, violentos y planos, no puede competir con los asombrosos matices que Serkis imprimió a su César, convertido en una de las maravillas de la animación digital. Pero no solo por lo creíble de su aspecto — punto que esta película conserva — sino por la moralidad ambigua, pesimista y angustiada, de este mesías que jamás quiso serlo.
Al contrario, el regreso al planeta de los simios no puede ser más aburrido, blando, sin mayor exploración en los dilemas que poblaron su universo. Atrás quedaron las preguntas acerca de la convivencia entre especies, la cuestión del determinismo y la búsqueda exhaustiva del propósito de toda raza de imponerse a otra.
En lugar de eso, este es un mundo en medio de una nada histórica, con facciones de poder que luchan entre sí debido a la memoria de César. O mejor dicho, que se sostienen, en su mayoría, en cómo interpretan la herencia intelectual, espiritual y moral del ahora mítico líder.
El giro podría ser interesante de explotarse como es debido, pero “El planeta de los simios: nuevo reino” está más interesada en explorar en puntos que se alejan entre sí progresivamente. Por un lado, está la necesidad de plantear cómo la época que César y sus luchas llegó a su paso. Por el otro, lo que ha ocurrido con la especie humana durante tres siglos de degradación.
Pero ninguno de esos temas se revuelve jamás. De hecho, uno de los puntos más incómodos de la película es la sensación de que todo pasa muy pronto, sin ninguna dirección ni tampoco, otra cosa que plantear los elementos para futuras historias.
El apartado visual es espectacular — y deja atrás a cualquier otro universo de ciencia ficción actual — pero no es suficiente la gestualidad de personajes digitales o su apariencia de vida, si su personalidad decae. Se echa de menos el mismo esfuerzo que se dedicó a desentrañar el universo que rodea a sus protagonistas en sus planteamientos, luchas y dolores.
Todo en “El planeta de los simios: nuevo reino” ocurre de forma atropellada y poco clara. Mientras las batallas internas entre primates evolucionados se subliman en secuencias de acción, lo que sostiene al argumento cae en explicaciones desordenadas y que no aportan nada a la cinta.
Se hace evidente que la película, más que un nuevo capítulo, está destinada a ser el prólogo de una nueva era en la saga.
En 1970, “Bajo el planeta de los simios”, dirigida por Ted Post, continuó la historia de la película de 1968, convertida ya en clásico. Charlton Heston aceptó volver, pero con dos condiciones. Por un lado, su personaje solo aparecería al principio y al final de la trama. Al otro, que la película culminaría con una explosión total que arrasaría con todo y cerraría la posibilidad de nuevas secuelas.
Al parecer, la intención del actor era conservar la integridad de lo que consideraba una obra suprema de la ciencia ficción.
Por supuesto, los productores aceptaron, pero solo cumplieron su primera exigencia. A pesar de que la cinta sí termina en un estallido nuclear, la historia volvió a la gran pantalla. A la distancia de los años y con lo poco que tiene que aportar “El planeta de los simios: nuevo reino”, queda claro que Heston tenía una visión clara sobre el complejo argumento que protagonizó. A veces, los mundos cinematográficos deben morir de manera digna. Algo que Disney se niega a entender.
El planeta de los simios: nuevo reinoestá dirigida por Wes Ball (trilogíaMaze Runner) y protagonizada por Owen Teague (It), Freya Allan (The Witcher), Kevin Durand (Locke & Key), Peter Macon (Shameless) y William H. Macy (Fargo). El guion es de Josh Friedman (La guerra de los mundos), basado en personajes creados por Rick Jaffa y Amanda Silver (Avatar: El camino del agua), y los productores son Wes Ball, Joe Hartwick, Jr., p.g.a. (Maze Runner), Rick Jaffa, p.g.a., Amanda Silver, p.g.a., Jason Reed, p.g.a. (Mulán), con Peter Chernin (trilogíaEl planeta de los simios) y Jenno Topping (Contra lo imposible) como productores ejecutivos.