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¿Qué hacer cuando los niños no quieren salir de casa por el coronavirus?

Si bien muchos niños prefieren quedarse en casa durante el desconfinamiento, existen ejercicios para invitarlos a salir cuando se pueda. Y hay que aprender a entender por qué se niegan. Acá van consejos útiles de especialistas

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Niños

Ahora que la mayoría de países están flexibilizando sus normas, en medio de la pandemia por el nuevo coronavirus, muchos padres se encuentran con una paradoja: los niños no quieren aprovechar las pocas horas que los gobiernos dan a los menores edad para salir. ¿Se debe insistir o bajar los brazos?

«Permitir que los niños salgan aporta algo de normalidad a una cotidianidad bastante anormal para ellos, y generalmente los ayuda a disminuir la ansiedad», explica Ruth Hernández Boscán, psicóloga y psicoanalista venezolana, consultada por El Estímulo.

«Lo primero que suelen manifestar los niños ante la invitación al desconfinamiento es miedo, miedo al coronavirus, al que muchos visualizan como una especie de pequeño monstruo redondo lleno de pinchos que te mata. No todos, porque cada niño es distinto, pero de forma general tenemos meses advirtiéndoles del peligro. Ellos saben que algo malo pasa», continúa Hernández, que se especializa en trabajar con niños.

En el mes de abril, cuando España empezó a flexibilizar las salidas, muchos padres se preocuparon porque los niños preferían quedarse en casa.

En ese momento, se advirtió que la reacción no era extraordinaria. “Lo más normal es que los niños tengan ganas de salir, pero también pueden sentirse inseguros e incluso ofrecer resistencia”, dijo el psicólogo José Antonio Luengo, del Colegio de Psicólogos de Madrid a The Huffington Post.

“Es algo habitual en una situación de esta naturaleza. El miedo se transfiere en la interacción social. Si yo lo veo en la cara de mi padre, aunque no me lo esté diciendo, yo también tengo miedo”, agregó el especialista.

Hernández Boscán refrenda la idea: «Los adultos hablan de ese tema todo el tiempo, está en las conversaciones telefónicas, en las noticias, y esto puede generarles incertidumbre y angustia. Algunos niños preguntan mucho, otros escuchan en silencio, unos tienen más posibilidades de hablar de la angustia que les puede generar la situación, y cuando hablo de situación me refiero a todos los cambios que se produjeron en su vida de la noche a la mañana».

Debido a este contexto, la profesional, considera clave considerar los siguientes aspectos antes de salir:

  • 1- Evaluar qué se les va a decir, cuáles van a ser los argumentos para cambiar de repente todo lo que se les ha dicho previamente

«Así como les hablamos de los peligros, ahora hay que hablarles de los avances médicos, hablarles con serenidad y seguridad. Igualmente, para poderles dar información tenemos que estar bien informados», explica Hernández Boscán.

«He visto que ayuda decirles el día antes, que mañana harán una corta salida, irlos preparando y dando el espacio para hablar sobre eso. Hablar incluso de la duración, de lo que se puede hacer y lo que no, de hasta dónde pueden llegar. Que entiendan que van a salir sólo un rato y que progresivamente van a ir saliendo por más tiempo y podrán acercarse a sus amigos y seres queridos», agrega.

  • 2: Darles su tiempo. Salir está ahora permitido, pero no es obligatorio. Debe ser una situación agradable para los padres y para el niño.

«Algunos padres, ante la negativa de los niños a salir, han organizado ratos en los balcones o terrazas, o circuitos de ejercicios en casa. El objetivo de las salidas, no debemos olvidarlo, es que los niños puedan tomar aire y hacer algo de ejercicio. Pero por mucho que esto contribuya al bienestar físico y emocional de los menores, a veces se puede y a veces no», dice la psicóloga.

Hernández Boscán, explica las razones por las que un niño a veces no ve las salidas interesantes: «No pueden llevar sus juguetes, no pueden estar en parques ni acercarse mucho a otros niños, no está fácil motivarlos a salir. Es un reto para los padres convertir esa pequeña salida en una “aventura'».

La terapeuta pone este ejercicio como ejemplo de creatividad: «Un padre me contó un juego que hace con su hijo. Le dice: imagina que todo lo que toques al salir a la calle te va a dar un corrientazo. No puedes tocar nada, en este juego sólo se puede caminar. Al llegar gana el que haya tocado menos cosas. Al principio le recuerda una o dos veces que perdió un punto y que se debe echar gel antibacterial para aliviar el corrientazo, pero después el niño evitaba tocar las cosas para ganar el juego».

Hernández Boscán propone que la actividad no termine con la salida: «Se le puede pedir, al llegar a casa, que cuente algo significativo sobre el paseo, que hable sobre eso, o que haga un dibujo y hable sobre la salida. Es posible que aquí manifieste sus temores, si existen. Preguntarles cómo se sintieron, qué les pareció el paseo, si lo quieren repetir mañana».

Finalmente, la licenciada advierte que los efectos negativos por el confinamiento no se resuelven simplemente con salir de casa: «Si su salida es con un acompañante que está angustiado, ansioso o irritable, sale a la calle y se lleva al problema tomado de la mano».

Puedes seguir y consultar a Ruth Raquel Boscán en Instagram: @ruthraquel1

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