En la isla de Margarita la crisis eléctrica paraliza cualquier actividad. Sus habitantes tienen varios días denunciando lo que ocurre: pueden pasar hasta 10 horas sin luz debido a una explosión en una planta de Pdvsa Gas Monagas, que abastece de este combustible las plantas termoeléctricas de Nueva Esparta.
Los racionamientos y «administraciones de carga» son cada ocho horas y se intercalan entre 11 municipios. La situación es similar a la que ocurrió hace dos años. Entonces, Fedecámaras Nueva Esparta hizo llegar al gobierno un grupo de propuestas para abordar soluciones a los continuos cortes en el servicio.
La contingencia de 2022 se generó por un aguacero que cayó sobre el sector Maturíncito, en el estado Sucre, y provocó un deslave que rompió la tubería del Sistema Nororiental de Gas (Sinorgas) y quedó inactivo el gasoducto “José Francisco Bermúdez”, que desde tierra firme suministra el combustible a las dos plantas termoeléctricas de la isla de Margarita.
Todo eso ha llevado a que los gremios empresariales de Margarita recuerden viejas estrategias para incrementar la productividad económica en la entidad insular.
Jesús Irausquín, presidente de Fedecámaras de Nueva Esparta, confirmó que frente a la situación ya han dirigido una comunicación al ministro de Energía Eléctrica, Jorge Eliézer Márquez, con copia a la vicepresidente Delcy Rodríguez, en la que incluyen las propuestas que hace dos años plantearon directamente al exministro Néstor Reverol.
En aquel momento, el problema era la crisis coyuntural y las “fallas de mantenimiento acumuladas y desinversiones” en el servicio de electricidad en Margarita.
Juan Carlos Melean, segundo vicepresidente de Fedecámaras Nueva Esparta y miembro de la Comisión de Energía Eléctrica local, reiteró: “La recuperación del parque termoeléctrico instalado en la isla de Margarita es una de las propuestas que ha mantenido el sector empresarial a las autoridades nacionales para reducir la dependencia del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) y mitigar el impacto de las emergencias con prolongada suspensión del servicio».
No llega suficiente carga
Melean remarcó que aún persiste y está vigente la recomendación técnica planteada por el sector empresarial neoespartano de advertir, de nuevo, que extraoficialmente el fluido eléctrico que llega desde Guri por el cable submarino, con capacidad nominal original de 300 MW, se limita a 150 MW por fallas en los centros receptores del estado Sucre.
También indicó: «El gas que llega desde las instalaciones de Pdvsa en Monagas, afectadas por accidentes en noviembre de 2022 y 2024, abastecen las termoeléctricas “Luisa Cáceres de Arismendi (LCA) y Juan Bautista Arismendi (JBA), que fueron diseñadas para generar 617 MW aunque solo venían aportando 188 MW».
Estos datos fueron levantados por la Comisión de Energía Eléctrica de Nueva Esparta (CEENE) y están registrados en informes.
Los cálculos de Melean fueron entregados a Reverol en 2022. Sin embargo, eso no tomaba en cuenta la llamada población flotante en temporadas vacacionales y regulares, como la programada en este momento del 29 de noviembre al 9 de diciembre: “Margarita no tiene precio” o «#blackweek2024».
Según Melean, los números de capacidad de generación, la transmisión disponible desde las plantas LCA y JBA y las condiciones en las que se encuentra el cable submarino, explicarían las razones por la que son frecuentes los cortes eléctricos en Margarita.
«Se consume lo que se genera y ante cualquier fluctuación adversa, independientemente de que sea natural, ambiental climática o de mantenimiento operativo, no se podrá cubrir la demanda», expresa.
¿Cuál es la propuesta?
Tanto ahora como en anteriores contingencias, lo ideal sería mejorar el parque termoeléctrico, el cual tiene también un sistema dual. Si falla el gas, puede funcionar con diésel: “La teoría es que este combustible acorta su vida útil y por eso se dejó inoperativo”. Sin embargo, en tiempos cortos de utilización es más el beneficio que proporciona que el problema que causa.
En las declaraciones dio Melean hace dos años a El Estímulo, detalló que uno de los argumentos que se dieron al Ejecutivo es que «es obvia la fragilidad del sistema porque no se hicieron las inversiones necesarias para aumentar la capacidad instalada, cubrir la demanda y disponer de un superávit de maniobra operativa, ordinaria o de emergencia. Tampoco se buscó recuperar las unidades de generación en la isla ni incrementar la capacidad de transmisión del cable submarino».
Las preguntas de antes y ahora también se observan como obvias: ¿era previsible el colapso? ¿Se requería un riguroso plan B? ¿Había fragilidad en el sistema?
Otras fuentes empresariales, consultadas en medio de la actual contingencia, ponen sobre la mesa una visión de privatización o participación privada en la prestación del servicio, lo que obligaría a una revisión de la ley que regulan la actividad.
Al respecto se plantea: «Se ha pensado en el concepto de la APP, Asociación Pública Privada, a condición de que el ente gubernamental tenga tal disposición y que el sector privado pueda ser factor de enlace entre el sector público y potenciales inversionistas extranjeros en el área de equipamiento para el sistema eléctrico, que se garantice retorno de inversión y seguridad jurídica».