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Portugal se encomienda a Renato Sanches

La selección lusa avanzó a las semifinales de la Eurocopa con mas dudas que certezas. Luego de derrotar en penales a Polonia y sufrir (nuevamente) más de la cuenta, hay dos ítems que vale la pena rescatar: este equipo no pierde y ya eso es suficiente para seguir avanzando, y la consolidación del novel jugador ahora ficha del Bayern Múnich.

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(EFE)

El joven, muy joven futbolista respondió a las expectativas que generaba su más que posible titularidad, todo en favor de una Portugal que aún no juega como grande pero ya está entre los cuatro mejores del torneo. A Fernando Santos, conductor de este equipo, le costó darle el chance desde el inicio, puede que influenciado por uno de los tantos prejuicios que abundan en el fútbol, en este caso, aquel que hace referencia a la edad del volante lusitano y la supuesta imposibilidad de asumir responsabilidades que otros, con mayor recorrido, no pueden o no saben resolver.

Debe señalarse que muchos de quienes defienden la titularidad del mediocampista de 18 años lo hacen impulsados por el precio que acaba de pagar el club germano, pero en todos los casos, incluyendo el de la conducción técnica lusitana, se equivocan: un futbolista debe ser evaluado por lo que aporta al colectivo, es decir, cómo modifica al equipo su presencia y cuanto potencia a esos compañeros. Los valores de mercado y el documento de identidad de nada sirven en este juego, salvo para alimentar tertulias banales.

La explicación de Marcelo Bielsa sobre la suplencia de un futbolista se hace vieja, pero no por antigua deja de ser cierta:

Está claro que no comprende nada del trabajo que yo hago si piensa que los futbolistas juegan teniendo en cuenta el precio que se ha pagado por ellos. Es imposible tomar decisiones según ese criterio (…) Lo único que importa para decidir una titularización es el criterio del entrenador y saber si es mejor o no que otras posibilidades

Pero una sola roca no hace montaña. Esta versión de Portugal es quizá la que menores respuestas ofrece ante la incertidumbre que plantea cada partido. Salvo el rendimiento de Sanches y la gran actualidad de Pepe, es poco lo que va dejando este equipo. Hasta el mismo Cristiano Ronaldo luce perdido, y vaya si algún mérito (?) hay en conseguir que semejante crack parezca un futbolista ordinario. Tras cinco partidos no hay idea, no hay plan y tampoco hay a quien pedirle ayuda en el banco de suplentes. El “salvador” Quaresma no pasa de ser un revulsivo con minutos contados.

Basta con revisar el andar de CR7 en todos los partidos: ha jugado en la banda; como delantero centro; de volante llegador y hasta de organizador. En ningún caso ha podido brillar justamente porque nadie, en este deporte, puede valerse por sí mismo.

Es por ello que la aparición de Sanches se antoja como el gran paso portugués de cara al próximo encuentro. Su sociedad con Moutinho en la segunda etapa hace soñar con que entre ambos puedan construir una idea de juego mucho más elaborada, más en favor de las virtudes de sus compañeros y menos influenciada por las urgencias del partido. Acercarse a Pepe para estar también más cerca de los delanteros es la misión que comandará la nueva joya de fútbol portugués. Un imberbe a cargo de un pelotón de veteranos…

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¿Le basta a Portugal con esto para aspirar al título? Puede que sí y puede que no; en el fútbol no hay respuestas contundentes, y como sistema complejo que es, la aparición de un nuevo elemento puede generar un tsunami de variantes (teoría del caos). Pero aún así, los de Fernando Santos están entre los cuatro mejores del torneo, un lugar en el que quisieran estar españoles, ingleses y los mismos holandeses que ni siquiera clasificaron a esta cita.

¿Cómo llegaron Cristiano y sus compañeros hasta aquí? No hay verdades absolutas ni causas únicas: esto es fútbol y es territorio de lo posible.

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