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¿Por qué la Vinotinto clasificó a cuartos de la Copa América? 5 claves que lo explican

Con un solitario gol de Salomón Rondón desde los doce pasos, Venezuela superó 1 a 0 a México y logró asegurar su presencia en la próxima fase del torneo de selecciones más antiguo del planeta. Aquí repasamos las 5 razones que explican el buen momento de la Vinotinto

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En otra batalla contra la adversidad histórica que implica el peso de las estadísticas y el balance negativo contra prácticamente cualquier rival al que se enfrente, Venezuela se plantaba frente a México (y también ante más de 60 mil mexicanos que asistieron al SoFi Stadium) buscando una victoria que le otorgara su clasificación matemática a los cuartos de final de la Copa América.

Y la Vinotinto lo logró: el penal de Salomón Rondón le compró una valiosa tranquilidad al equipo de Fernando Batista de cara al último partido de la fase de grupos, en este caso ante Jamaica. Es indudable que, al menos desde los resultados, la selección Nacional atraviesa un momento muy dulce, y aquí tratamos de sintetizar las 5 claves principales que explican el éxito reciente del equipo criollo.

  • La lectura de los partidos por parte del “Bocha”

Fernando Batista lo volvió a hacer: el técnico argentino reaccionó al dominio de México durante todo el primer tiempo y no le tembló el pulso para hacer los ajustes tácticos necesarios que le dieron a la Vinotinto la manivela del encuentro nada más arrancar el complemento.

Si bien es cierto que se halaga la capacidad del técnico argentino para interpretar el partido en tiempo real y hacer los cambios necesarios, eso obligatoriamente viene acompañado del hecho de reconocer que el planteamiento inicial de Venezuela no ha sido el más acertado en estos dos primeros partidos de la Copa América. Todo ajuste, por bueno y efectivo que sea, es consecuencia inevitable de un error que lo precede.

De todas formas, en este punto podríamos agregar otro elemento derivado a destacar, y es la maleabilidad táctica de la selección. Desde el 4-3-3 como idea principal y más utilizada, pasando por el 5-4-1 en el amistoso contra Italia, el 4-2-3-1 ante México o el 4-4-2 que significó la remontada contra Ecuador, durante la “era Batista” Venezuela ha utilizado distintos registros y esquemas que le dan al equipo una muy valiosa capacidad de adaptación para las cambiantes situaciones y escenarios de juego que se pudiesen presentar.

  • Un Rafael Romo imperial

Ningún equipo serio, que pretenda ser realmente competitivo al más alto nivel, puede construirse sin un guardameta que ofrezca solvencia y seguridad en momentos clave. Y más aún si estamos hablando de Venezuela, una selección en pleno proceso de crecimiento futbolístico y que, al menos en partidos ante equipos de mayor peso histórico, irremediablemente será atacada y puesta a prueba.

Rafael Romo no sólo ha cumplido, sino que su rendimiento ha sido sobresaliente. A sus 34 años de edad, el que fuese el arquero de aquella histórica selección sub 20 que clasificó al Mundial de Egipto 2009, finalmente está asentado en la Vinotinto y capitalizando, gracias a su gran momento de forma, una oportunidad que fácilmente pudiese servir como postal del mérito a la constancia. Romo ha sido fundamental para Venezuela en los 6 partidos de las Eliminatorias CONMEBOL, y contra Ecuador y México fue absolutamente determinante para proteger la ventaja en el marcador.

  • El insustituible José Salomón Rondón

Aquí lo obvio, lo superficialmente evidente, sería argumentarles que es el goleador histórico de Venezuela (con el de ayer ya son 42 tantos), que viene de una excelsa campaña con el Pachuca en la Liga MX y en la Liga de Campeones de la CONCACAF, o que fue elegido como MVP de estos dos partidos de Copa América; pero no, la influencia de Rondón en el juego va mucho más allá de lo meramente estadístico.

Estamos hablando, para empezar, del trabajo que Salomón hace para siempre ser opción de pase. Y no sólo con la posibilidad de pivotear el balón de forma efectiva para sus compañeros que vienen en progresión y de frente a la jugada (como el gol de Cádiz ante Ecuador), sino también a veces retener el esférico, cuando la situación lo amerite, y así darle un desahogo a su equipo para adelantar el bloque defensivo y alejarlo de su propia área.

En momentos de asfixia, cuando el rival de turno te fuerza a defender en bloque bajo y a sufrir, Rondón sirve eficientemente de apoyo en largo cuando los defensores venezolanos se ven obligados a utilizar el recurso del despeje orientado. En faceta ofensiva, Salomón suele fijar valiosamente a los centrales rivales para así generarle más espacio a los volantes de Venezuela. Y ni hablar de su fortaleza física, su poderío en el juego aéreo o la influencia y jerarquía que le emana a sus compañeros. Por esto y más, a sus 34 años, Salomón Rondón sigue estando absoluta y plenamente vigente en la selección Nacional.

  • Altos niveles de concentración

“La venezolanada” es un término que, con una connotación peyorativa y de menosprecio al propio gentilicio, durante años le sirvió a parte de la opinión pública de nuestro país para intentar darle explicación a la desconcertante incapacidad de los equipos venezolanos (clubes o selecciones) para cerrar los partidos sin cometer errores que desembocaran en un gol en contra. Cualquiera de ustedes podría recordar fácilmente algún ejemplo de este tipo.

Cuando se profundiza en las razones de esta situación con distintas voces autorizadas, las conclusiones suele apuntar siempre al mismo lugar: falla en los niveles de concentración, necesidad de robustecer la mentalidad y manejo de las emociones por parte del futbolista en los momentos más apremiantes de los partidos. Todo eso son cosas que Fernando Batista ha mencionado activamente cuando se le pregunta acerca de los objetivos intangibles, más allá de lo táctico y lo netamente futbolístico, a los que apunta su proceso.

Hoy en día, y espero no apresurarme al decir esto, aunque confío en que la muestra sea lo suficientemente amplia y sólida como para darle legitimidad al comentario, es notorio que Venezuela ha mejorado en este apartado. Y creo que no hay mejor ejemplo, ni más reciente, que el del partido contra México: la previa “calentada” por algunos sectores de la prensa mexicana, mayoría abrumadora de fanáticos aztecas en el estadio, un penal en contra cerca del minuto 87 de partido, un asedio progresivamente abrumador al arco venezolano por parte de los mexicanos luego del 1 a 0… a todo eso sobrevivió la Vinotinto. Y aunque, como les digo, el tramo final del partido no estuvo exento de sufrimiento para la zaga de Venezuela, tampoco se cometieron errores de gravedad que convocaran de nuevo el desagradable fantasma de “La venezolanada”.

  • El dulce sabor de la fortuna

Aunque es lógico destacar los puntos altos de un equipo que ha ganado dos partidos y ya está clasificado a la ronda de cuartos de final, es necesario que seamos sinceros y mesurados: Venezuela tiene muchas cosas por mejorar en su juego si quiere seguir trascendiendo en esta Copa América.

La Vinotinto, en el balance general, da la sensación de que fue superada por sus dos rivales durante grandes pasajes de sus respectivos partidos, pero aquí entran en juego condicionantes y circunstancias que durante tantos años le habían dado la espalda al combinado venezolano, haciéndole sentir al fanático criollo que el destino se negaba rotundamente a permitir el éxito o el avance (por pequeño que fuese) del fútbol venezolano. Es decir, nos referimos a errores de concentración del rival o falta de precisión de sus delanteros; y, si mencionamos un punto bueno -pero tal vez atípico- en la acera venezolana, la contundencia tan necesaria para terminar de desnivelar partidos (y grupos, en este caso) tan parejos.

En el encuentro contra Ecuador, la selección meridional fue ampliamente superior durante los primeros minutos, hasta que llegó la acción temeraria de Enner Valencia y su posterior expulsión. Incluso en inferioridad numérica, Ecuador fue capaz de anotar un gol y luego optó por intentar defender el resultado a toda costa, pero 70 minutos en esa condición, y sumado al acierto de Batista con los cambios, fueron demasiado tiempo como para evitar la remontada venezolana.

Luego, contra México, y apartando las muy buenas intervenciones de Romo, hay que admitir como un factor a tomar en consideración la falta de contundencia y precisión de los delanteros aztecas. México fue muy superior a Venezuela, con la pelota y sin ella, durante todo el primer tiempo. Dicen que penal fallado es penal mal cobrado, aunque yo me inclino a pensar que en este caso la responsabilidad es compartida: la extraordinaria horizontalidad de Romo y las dudas del mexicano Orbelín Pineda al momento del golpeo.

Si lo quieren ver desde una perspectiva algo mística, intangible, incomprobable, pareciera que a Venezuela se le están alineando los astros para que los resultados, sufrimiento mediante, se le den. Ahora bien, la cautela inherente al pragmatismo nos dice que nada está decidido, que el camino recién se comienza a andar, y que todavía falta mucha tela que cortar para que la Vinotinto, al menos, iguale su actuación de la Copa América Argentina 2011. Calma y cordura, como rezaba el lema del expresidente Eleazar López Contreras.

En este nuevo episodio del podcast Día de Juego, junto a Hernán Rodríguez, profundizamos en el análisis de la victoria de Venezuela contra México y hacemos un balance de lo que ha sido hasta ahora la actuación de la Vinotinto en la Copa América Estados Unidos 2024. Como siempre, están plenamente invitados a unirse a la conversación.

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