El gobierno de Nicolás Maduro tachó este jueves de «inadmisible» una petición de la Unión Europea de aplazar las elecciones legislativas del próximo 6 de diciembre en Venezuela, en las que de cualquier forma no pueden participar los principales partidos políticos de oposición porque han sido proscritos o intervenidos por el chavismo.
Maduro envió una invitación a la Unión Europea para «incorporarse al proceso de observación», pero esa posibilidad fue rechazada por el bloque al considerar que no hay tiempo para cumplir con los protocolos de este tipo internacionalmente aceptados.
«Es lamentable que la Unión Europea responda con un pliego de condicionamientos (…), en un acto inadmisible que no se corresponde con el espíritu de la invitación realizada, ni con el buen ambiente que en los últimos meses se ha logrado desarrollar en la relación con el gobierno de Venezuela«, señala un comunicado que ratifica la fecha de las votaciones para renovar la Asamblea Nacional (Congreso, Poder Legislativo).
«El Estado venezolano no admitirá injerencias» o «tutelajes externos», agrega el documento divulgado por el canciller Jorge Arreaza, que pide a la Unión Europea que se «limite a cumplir un positivo y respetuoso rol de facilitación».
El miércoles, después de cinco días de visita a Caracas de enviados del jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, el bloque reiteró su petición de retrasar seis meses los comicios legislativos.
«Sin un aplazamiento y una mejoría de las condiciones democráticas y electorales, la UE no puede contemplar el envío de una misión de observación electoral», indicó una nota.
Los delegados europeos se reunieron con representantes de Maduro y dirigentes opositores, entre ellos Juan Guaidó, el presidente del poder legislativo que es reconocido como presidente encargado de Venezuela por medio centenar de países, de Europa y América.
El parlamento de franca mayoría opositora declaró hace casi dos años a Maduro como «usurpador», pues su actual mandato es producto de unas elecciones presidenciales anticipadas, en mayo de 2018, en las que estaban proscritos los principales partidos de oposición y sus líderes históricos. Además los comicios fueron convocados por una Asamblea Constituyente creada por el propio Maduro para gobernar con poderes supremos y usurpar las funciones del poder legislativo, que fue literalmente anulado en cámara lenta.
Hace alguna semanas unos 30 partidos opositores, entre ellos el proscrito Voluntad Popular, de Juan Guiadó y Leopoldo López, denunciaron que esas elecciones son una «farsa» y u fraude anticipado.
El dos veces excandidato presidencial Henrique Capriles rompió con la pública unidad opositora el 2 de septiembre, cuando había llamado a participar y ejercer el voto como expresión de descontento.
Pero el miércoles pasado Capriles pidió posponer el proceso por falta de «condiciones».
A finales de junio, entre tensiones por sanciones de la Unión Europea, Maduro ordenó la expulsión de la embajadora del bloque en Venezuela, Isabel Brilhante Pedrosa, pero terminó reconsiderando su decisión con la promesa de mantener un «diálogo».
